Este domingo vuelve LaLiga al RCDE Stadium y lo hace con un cartel potente: Espanyol – Atlético de Madrid. No es un partido para medir euforias, sino para ver en qué punto está el equipo de Manolo González después de un verano de trabajo silencioso y sin derrotas. La temporada pasada ya quedó claro que en Primera no hay margen para relajarse; este curso empieza con un examen exigente que servirá para saber cuánto se ha avanzado… y cuánto queda por ajustar.
El Espanyol: invicto en verano, pero sin alardes
El verano ha dejado un Espanyol más sólido atrás y, sobre todo, más difícil de batir. Desde que se arrancó la pretemporada, a mediados de julio, los de Manolo González han encadenado seis partidos sin perder. Ganaron al Peralada, Southampton, Wolfsburgo y Unión Berlín, siempre con resultados cortos y dejando la portería a cero en tres de ellos. El broche fue el 2-2 en St. James’ Park ante el Newcastle, un amistoso que parecía perdido y que se empató con gol de Kike García tras asistencia de Pere Milla. Una acción que dejó buen sabor de boca por la capacidad de reacción, pero que no debe tapar lo evidente: al equipo le falta todavía el pivote defensivo que Garagarza busca desde junio, y que es clave para completar el puzle.
La sensación que deja este Espanyol es la de un bloque que se conoce, que ha ganado en oficio y que sabe sufrir. La portería está bien cubierta, la defensa ha funcionado como un bloque compacto y las bandas ofrecen alternativas. En ataque, la circulación aún necesita más velocidad, y ahí es donde el entrenador ha insistido más en las últimas semanas. Este domingo, ante un Atlético de Madrid que no concede mucho, la prioridad será no regalar espacios y esperar el momento para golpear.
Manolo González lo tiene claro: este domingo empieza “lo de verdad”. El técnico blanquiazul compareció ayer en la previa del duelo ante el Atlético con un discurso que mezcló ilusión, realismo y hasta un punto de ironía.
Consciente de la exigencia del estreno, Manolo aseguró que el equipo “competirá al máximo nivel” y que ha preparado al grupo “para 90 minutos con un Plan A y B”. Reconoció que la pretemporada deja “buenas sensaciones” y que, aunque “ganar no importa en pretemporada, pero sí”, el Espanyol llega mejor que hace un año a Valladolid, donde arrancó la pasada campaña.
El técnico no escondió las carencias que todavía tiene la plantilla: “Nos faltan jugadores que harán que el equipo dé un paso importante. No podemos pagar 40 kilos por un jugador, era consciente de que no llegarían todos los fichajes a tiempo”. Aun así, valoró la continuidad de la base del curso pasado y las incorporaciones de futbolistas como Terrats o Kike García, del que destacó su “versatilidad y soluciones en el juego”.
Sobre el Atlético, fue tajante: “Es un rival que va a pelear la Liga, pero podemos competirle de tú a tú. Somos capaces de tumbar a cualquier rival y lo que hemos de hacer es ir a por los tres puntos”. Eso sí, lanzó un aviso a los suyos: evitar errores que den vida a los colchoneros.
Hubo también espacio para asuntos colaterales. Del calor en Cornellà dijo que le preocupa más el estado del césped que la temperatura, y del Villarreal-Barça en Miami zanjó el tema con un dardo: “Lo único que me importa de Miami es que vive allí Julio Iglesias”. En cambio, se cerró en banda al hablar de Joan García: “No hablo de jugadores que no están en el Espanyol”.
Manolo llega al estreno sin haber perdido nunca contra Simeone en los dos duelos anteriores y con una petición clara a su equipo: que la afición vea a un grupo que “se deja la piel y compite como animales”.
El Atlético: músculo, fichajes y un bloque reconocible
El conjunto de Simeone llega a Cornellà tras un verano intenso. Tras una decepcionante participación en el mundial de clubes, empezó con derrota en Oporto, pero cerró la pretemporada con un 0-2 al Newcastle en la Sela Cup, con goles de Julián Álvarez y Griezmann. Han invertido más de 150 millones en refuerzos como Almada, Baena, Hancko o Johnny Cardoso, este último llamado a dar equilibrio en el centro del campo. La idea no cambia: defensa férrea, presión alta y mucha intensidad en las disputas.
Aun así, no han sido pocas las voces que han señalado que el Atlético todavía concede más de lo habitual en acciones a balón parado y en centros laterales. También que, cuando el rival cierra líneas y no deja espacios, necesitan que aparezca la inspiración de Griezmann. Simeone sabe que un buen arranque evita dudas y salidas de tono en agosto, así que el plan pasará por imponer ritmo desde el primer minuto.
Diego Pablo Simeone afronta el estreno liguero en Cornellà con su sello de siempre: calma aparente, tensión de fondo y un discurso sin fisuras. El Cholo, en la previa de este Espanyol – Atlético, insistió en que los cambios en la plantilla no alteran su hoja de ruta: “Se fueron ocho, ahora llegan nuevos con ilusión. Habrá que ayudarlos y buscar lo mejor”.
El preparador argentino, que encara su 14ª temporada al frente de los rojiblancos, defendió la necesidad de “seguir evolucionando” y recordó que el club exige estar siempre al máximo nivel. Ni siquiera ante el debate sobre un posible cambio de estilo se salió del guion: “No sé si la palabra es cambiar, yo diría mejorar”.
Simeone también dejó pistas futbolísticas, como la posible titularidad de Álex Baena en una posición más centrada y la apuesta por Johnny Cardoso junto a Gallagher en el medio, relegando a Koke. Griezmann y Sorloth, en cambio, arrancarían desde el banquillo.
Con su habitual mezcla de pragmatismo e intensidad, Simeone dejó claro que el estreno en LaLiga es solo un paso más en un camino en el que, como repite, “los hechos se demuestran en el campo”.
Un estreno que no decide nada, pero que vale mucho
Para el Espanyol, este primer partido es sobre todo una prueba de solidez. Puntuar ante un rival Champions siempre suma, más allá de lo que diga la clasificación en la jornada 1. El equipo blanquiazul necesita confirmar que las buenas sensaciones del verano no eran casualidad y que, incluso sin tener la plantilla cerrada, es capaz de competir de tú a tú. No será fácil, pero la Primera se juega así: cada balón, cada metro y cada detalle cuentan.
