Este domingo el Espanyol afrontará su primer partido a domicilio en este curso en Segunda; será ante el Oviedo en el Carlos Tartiere, un histórico que después de mil contratiempos deportivos e institucionales que le tuvieron al borde de la desaparición parece estabilizado en la categoría de plata, y que ha iniciado el curso con sendos empates ante Cartagena y Mirandés, 2 puntos en el bolsillo sobre los 6 disputados, pero con buenas sensaciones en cuanto al juego.
El encuentro plantea varios retos para los de Vicente Moreno: de entrada, dar continuidad a una línea histórica positiva en sus primeros desplazamientos en la división de plata, ya que nunca perdió antes en la primera de sus salidas con dos triunfos, la 1962-63 ante el Basconia (0-2) y la 1989-90 en Altabix ante el Elche (0-1), y otros dos empates, la 1969-70 ante el CF Burgos (0-0) y la 1993-94 ante el Real Burgos (1-1). En cambio, el equipo no gana a domicilio en esta división desde el 17 de abril de 1994 cuando aplastó al Castellón en Castalia por 0-5, goles de Korneiev 25′ y 68’ de penalty, Roberto (38′ y 48′) y Jordi Lardín (54’) -fue el partido antes del ascenso matemático certificado con aquel recordado 4-0 en Sarrià ante el Cádiz). Con la Primera ya en el saco se cayó 2-1 en el campo del Leganés, y por idéntico resultado en el Villamarín ante el Betis. Aquel día en Heliópolis abrió el marcador Goyo Fonseca, al transformar en el minuto 15 una pena máxima -batió a Diezma-.
Luis García recordaba el pasado lunes en La Grada tv un amistoso disputado ya en el Nuevo Tartiere
Por lo que respecta a la última visita en Liga al Tartiere que data de la temporada 2000-01, aquel fue un encuentro lleno de contratiempos, generados en parte por el experimento poco exitoso de Paco Flores de plantar una línea de tres centrales: como es marca de la casa a lo largo de la historia se fallaron ocasiones palmarias para sentenciar el encuentro, como una de Serrano en el 4’ que probablemente hubiese acabado con un Oviedo muy nervioso o un penalty fallado por Galca al borde del descanso. Por el contrario, el Oviedo acabó poniéndose por delante en el marcador al aprovechar su primera oportunidad. Tras el paso por vestuarios y de dos intervenciones milagrosas de Mora, el actual técnico del Valladolid Sergio González, de los mejores del partido, conseguía nivelar el marcador. Hubo también un gol fantasma, al sacar en el 56’ Oli una pelota que había traspasado la línea de gol. Acto seguido Tomic batía a Mora, aunque afortunadamente Tamudo hacía justicia cruzando un balón ante el meta carbayón Esteban. Otra de las anécdotas la protagonizaba el colegiado Megía Dávila, que obligaba a Aki Nizishawa a quitarse su inseparable pendiente de la oreja; no aceptó que el nipón lo enmascarase con un esparadrapo, y al encallarse el cierre hubo que extraerlo con unos alicates que dejaron inservible la joya. El resultado nos deja un dato importante: desde 1995 el Espanyol no gana en Liga en el Tartiere; fue el 17 diciembre en que los goles de Florin Răducioiu (28 de penalty) y Goran Bogdanović (en el 84) hicieron inútil el de Carlos en el 44’.