El 27 de mayo del 2000 es una fecha grabada a fuego para el Espanyol y su afición. Y es que ese día la entidad blanquiazul volvió a tocar el cielo logrando su tercera Copa del Rey. Un título que el cuadro perico levantaba 60 años después, coincidiendo con su centenario, y del que hoy se cumplen ya 21 años. Y lo hace con el equipo habiendo dejado atrás ya el infierno de Segunda, pero con la última tarea pendiente, campeonar.
Mestalla fue el escenario de una noche mágica para el espanyolismo, que vibró y enloqueció con goles de canteranos como Tamudo y Sergio ante el Atlético de Madrid. Esos momentos, a día de hoy, siguen grabados a fuego en la memoria de todos los pericos, como también sigue ahí el gol de Martín Posse en semifinales ante el Madrid, ya que valió su peso en oro. Ese gol le brindó al Espanyol una final y la posibilidad de terminar con una sequía de 60 años sin levantar ningún título.
Fueron unos 25.000 pericos los que quisieron llevar al equipo en volandas en una final a la que se llegó con mucho trabajo y tras algunas etapas convulsas, pues no hay que olvidar que ese curso lo empezó Miguel Ángel Brindisi en el banquillo y lo terminó Paco Flores, que cogió al equipo en la ida de los cuartos con un importante triunfo ante el Celta, a lo grande.
El triunfo de la cantera, un bálsamo necesario
Esa Copa del Rey del 2000 en Mestalla fue un premio para una plantilla en la que los canteranos empezaban a asomar la cabeza y consolidarse en el seno de una plantilla de lo más variopinta y equilibrada. Todos sumaron y tuvieron su cuota de protagonismo. Y Tamudo y Sergio se ‘reservaron’ para entrar en la historia con su gran actuación en la final. Y lo hicieron a lo grande, porque ¿quién no recuerda el gol de ‘murri’ del 23? ¿Y la locura desatada tras el definitivo tanto de Sergio?
Lo que se vivió ese día fue muy grande, y lo que hizo esa plantilla también, pues cabe recordar que el Espanyol solo conoció una derrota en los 11 partidos que disputó en la competición y fue ante el Compostela, en una partido que ya lo tenía todo hecho tras el claro (5-1) de la ida con un hat-trick de Galca, que fue el jugador que más minutos disputó y más goles anotó en esa Copa del 2000.