El futbolista del Espanyol Adrián Embarba volvió después de siete jornadas al once inicial. Fue en el partido contra el Mallorca. Echó ganas, lo probó en ataque, buscó el gol con insistencia y se desgastó en labores defensivas, una actuación que mostró una evidente mejoría en relación a anteriores participaciones y que representó la reconciliación, tras varios desencuentros, entre el jugador y la parroquia perica, que agradeció su esfuerzo con una ovación cuando fue cambiado en el 71’ por Nico Melamed.
“Siempre he sido el mismo, entreno lo mejor que puedo, trabajo lo máximo en mí y para ayudar al equipo. Si no jugaba o no era tan titular como en el último partido, era porque el técnico creía que era la mejor opción, que había otros jugadores en mejor momento que yo. He esperado mi momento como un profesional para volver a lograr la titularidad y ojalá pueda seguir ayudando al equipo en lo que queda de temporada”, explicaba Adrián Embarba en rueda de prensa.
Apunta a cerrarse un ciclo negativo que había empezado justamente frente el conjunto mallorquinista en Son Moix. No le gustó al atacante salir del campo en el minuto 55. Vicente Moreno se acercó a él y le tendió la mano, pero el extremo se giró y le rechazó el gesto. El técnico le quiso quitar hierro a la acción tras el encuentro. “De rifirrafe ninguno. Cuando vas ganando lo aceptas mejor y cuando pierdes, peor. Estaba enfadado, pero sin más. Seguro que le he dicho yo más a él que él a mí. No hay que darle más importancia”, explicó tras el encuentro el míster.
“Me equivoqué en la reacción y no tengo problema en reconocerlo y dar la cara. Ya lo he hecho con el míster y con los compañeros, así que solo me queda reconocer mi error ante vosotros, la afición, que sois importantísimos para nosotros y parte fundamental del Espanyol”, reconoció Embarba a modo de disculpa, pese a que su rendimiento no estaba a la altura de anteriores campañas y la otrora famosa conexión con RDT brillaba por su ausencia.
Contra el Celta se pasó todo el partido en el banquillo y a partir de entonces sus apariciones resultaron más esporádicas. Hubo un amago de irse al Rayo en el mercado de invierno y el momento más tenso se tradujo en la bronca con los seguidores en Villarreal, donde él y Dídac Vilà se encararon con la afición en los minutos finales del partido, cuando los seguidores espanyolistas entonaron con retranca aquello de “Dídac selección” y “Embarba selección”, tras el rotundo 5-1.
“Su cabeza no está donde tiene que estar. Miro a Embarba y está desconocido”, quien hablaba así era el entonces entrenador del Rayo, Paco Jémez, quien confirmaba que “no creo que la calidad la haya perdido o jugar al fútbol se le haya olvidado” a causa de la crisis de juego que atravesaba. También la afición de Vallecas estuvo de uñas con él. En enero de 2017 con el equipo en Segunda, tras marcar el gol que suponía el empate frente al Sevilla Atlético, se llevó la mano derecha a la oreja en un gesto claramente dirigido a la grada. El extremo se excusó al día siguiente y dijo: “Me refería simplemente a unos cuantos que me estuvieron insultando a mí y a mi familia durante todo el partido”. La disculpa, sin embargo, sirvió de poco y muchos aficionados franjirrojos le pusieron en la lista negra. Esa situación no descentró al jugador, que cuajó una buena campaña con 7 goles y 4 asistencias. “Las cosas pueden salir mejor o peor, pero me caracterizo por darlo siempre todo y ayudar hasta el final”, apuntaba.
La pájara volvió este curso. Caer para volver a levantarse. “Es verdad que está siendo una temporada irregular. Empecé bien, pero luego no me acompañaron los números. Entiendo a la afición porque soy el primero que me exijo a mí mismo. Si la gente me reclama un mejor rendimiento, es porque saben que puedo dar mucho más”, reconocía.
Técnico y compañeros nunca dudaron de su profesionalidad. Moreno, al referirse al complicado momento de forma de Embarba, afirmó: “Estamos hablando de jugadores muy importantes, de mucho nivel y que tenemos que hacer que recuperen su mejor versión porque los necesitamos”. Y Javi Puado expresó: “Está bien y contento en Barcelona. Siempre le pone ganas, trabaja y nos ayuda. A veces no salen las cosas, pero hay que estar con él”.
La ausencia por sanción, precisamente, de Puado ante el Mallorca fue aprovechada por el ‘23’. “Salí bastante contento en cuanto a sensaciones individuales y grupales, porque necesitábamos una victoria, era un partido importante. Participé bastante, me sentí a gusto y estoy en una buena forma física y mental. He trabajado para lograr esto. Me vi recompensado en el momento del cambio por la afición. Está claro que todo jugador quiere sentirse querido y así me siento aquí”, decía para concluir con una reivindicación: “Me gusta que me exijan cuando no estoy bien y que me lo agradezcan cuando sí lo estoy”. Un gato genio y figura de siete vidas.