Ernesto Valverde le dio la oportunidad de debutar con el primer equipo ante el Austria de Viena en Copa de la UEFA con solo 20 años. Un día que nunca olvidará. Poco después se estrenaría en Primera y ese curso llegó a jugar durante la segunda parte en Bremen, en el partido en el que el Espanyol se clasificó para la final de Glasgow. A sus 35 años, Ángel Martínez (Girona, 31/01/1986) sigue siendo un jugador que se lo deja todo en el campo por los colores que defiende. Un guerrero que cayó en la batalla del Camp Nou al tener que salir en camilla en el que fue su último partido con la blanquiazul, como a él le gusta decir, y que ha sabido superar muchos contratiempos para volver a disfrutar del fútbol profesional. Como capitán del Sabadell se estrenará en el RCDE Stadium y cumplirá el sueño de jugar en el nuevo estadio del Espanyol. Será el premio a tanto sacrificio y esfuerzo. Sin duda, será un partido especial para él y por eso en La Grada hemos querido hablar sobre su pasado, presente y futuro como futbolista.
Este sábado jugarás por primera vez en el RCDE Stadium, en el que será un partido especial para ti. ¿Estás pudiendo dormir estos días?
(Risas) Sí, duermo y muy bien. Desde que me fui del Espanyol ha sido un partido soñado. No llegué a jugar en Cornellà y siempre tuve en mente poder volver al club. No ha sido posible, así que regresar a la casa de los pericos y estar sobre el césped será algo muy importante para mí. Tras todos los contratiempos que he tenido en mi carrera, sobre todo con las dos lesiones, jugar en este estadio será un regalo.
Viste todo el proceso de las obras, pero te quedaste a las puertas de poder jugar en él…
Durante mis años en el club se fue construyendo el estadio y justo en el verano de la inauguración, después del Delapeñazo, partido en el que me lesioné y estuve varios meses sin jugar, salí cedido. He estado en el campo por diversos motivos, pero no para jugar. Será una sensación muy bonita, aunque es una lástima que no pueda volver con la afición en las gradas. Me hubiera gustado y lo hubiera disfrutado mucho más. Solo el hecho de estar en el campo hará que sea un día mágico para mí.
¿En alguna ocasión pensaste que te enfrentarías a tu equipo?
La verdad es que lo veía lejos, ya que nunca me imaginaba que el Espanyol bajaría a Segunda. Los pericos siempre teníamos fe, incluso cuando la temporada se torció mucho creíamos que aparecería el espíritu de Coro, y que pasaría algo y nos salvaríamos. Desgraciadamente no fue así y esto, combinado con el ascenso del Sabadell, hizo que nos encontremos en la misma categoría. Además, con la lesión que tuve en Inglaterra lo pasé mal, incluso veía complicado seguir jugando. Por suerte vuelvo a disfrutar del fútbol profesional y de poder enfrentarme a grandes equipos y, sobre todo, a mi equipo, que es el Espanyol. Quiero hacer un buen partido en un sitio que es muy especial.
Nunca has escondido que eres perico. ¿Qué es el Espanyol para Ángel Martínez?
Es familia, sentimiento, unión, saber superar las adversidades… El perico tiene más decepciones que alegrías, pero todos sabemos que el simple hecho de ser pericos ya es algo muy especial para nosotros. Cuando voy por la carretera y veo algún coche con el perico o el escudo, o a un aficionado con la camiseta por la calle… siento que es de los míos y siempre me produce simpatía. Nos gusta ser como somos y estamos orgullosos de ello. Siempre estaremos allí pase lo que pase.
¿Cómo se lleva el ser capitán de un equipo cuando tu corazón es de otro?
Somos profesionales. Cuando juego con el Sabadell, evidentemente, defiendo estos colores, contra quien sea. Pero después, en cualquier equipo que he estado, he tenido un ojo puesto en el Espanyol, en cómo le va y deseándole que todo les salga bien. Este sábado pondré un paréntesis durante el partido; saldré a competir y hacerlo lo mejor posible para ganar. Una vez acabe el partido, se cerrará y volveré a ser un perico más.
¿Qué queda de aquel joven canterano que debutó en Primera con el Espanyol?
Creo que todo. Soy el mismo, aunque con más experiencia, cuidándome más que en esa época… En mis inicios desconocía el tema de la nutrición, descanso y, quizás, no me cuidé como debía. Era joven, quería salir y haces cosas que no te benefician. Con 35 años lo que más me queda es la ilusión, ya que no me planteo dejar el fútbol aún. Vuelvo a disfrutar. Y también me queda ese espíritu de lucha que siempre he tenido para superar obstáculos, ya que no lo he tenido fácil. La ilusión y el sacrificio siempre los llevaré conmigo.
La ilusión me imagino que se transformó en decepción al dejar el Espanyol. ¿Tienes la espina clavada de no haber podido seguir más años en el club?
A veces me he parado a pensar si esa decisión fue correcta o no. En ese momento el club empezó a apostar por muchos jóvenes de la casa y yo estaba el primero de la lista. Con las cesiones y otras circunstancias me fui alejando del club, pero siempre mantuve el sueño de volver. Incluso a día de hoy, sueño con poder echar una mano si el club me necesita para cualquier cosa.
En tu primer año como profesional tuviste minutos en el partido de vuelta de una semifinal europea, algo que pocos pueden decir, ¿no?
Cierto. En esos momentos toqué techo. Creo que ese Espanyol era uno de los mejores de la historia. Venía de ganar una Copa del Rey y se llegó a una final europea haciendo grandes partidos. Le podíamos plantar cara a cualquier rival, solo hay que recordar como ganamos al eterno rival en el Camp Nou o el Tamudazo con el que les hicimos perder una liga. Tuve la suerte de estar en una época en la que compartí vestuario con grandes jugadores. Lo disfruté mucho, aunque no duró demasiado. Fue una etapa mágica que siempre voy a recordar.
Con dorsal de filial estuviste en Glasgow como uno más de la plantilla…
Julián (López de Lerma) y yo estuvimos como uno más de la plantilla. Entrenar el día antes de la final en Hampden Park y todo lo que rodeó al partido fue algo brutal. No estuvimos en la convocatoria, pero desde la grada lo disfruté mucho. Fue una experiencia impresionante que nos ayudó a crecer. No todo el mundo puede decir que ha vivido un día como ese.
Cumpliste sueños, pero también viviste una pesadilla. ¿Esa entrada de Keyta en el Camp Nou fue un antes y un después en tu carrera deportiva?
Seguramente sí, ya que estaba en un gran momento y me había ganado la titularidad con Pochettino. No fue fácil digerirlo. Con los años me he ido dando cuenta de que no vale la pena echar la vista atrás. Antes de esa lesión pensaba que jugaría toda la vida en el Espanyol y fue un golpe de realidad y humildad. A partir de ese momento me tuve que ir a buscar las habichuelas fuera. En la vida todo son experiencias y creo que al final me vino bien. Fue un momento duro que me ayudó a afrontar otros obstáculos.
¿Fue duro y triste no tener una nueva oportunidad después de trabajar tanto para poder volver a jugar con el Espanyol?
Fue una pena. Fui un guerrero que cayó en batalla y no tuve la oportunidad de volver. Pero no me hago mala sangre, ya que también soy consciente de que en aquella época pude cometer errores. El destino lo propuso así y gracias a ese destino he disfrutado de algunas cosas que quizás no hubiera disfrutado. En mi último partido con el Espanyol salí del Camp Nou en camilla, pero ganamos el partido y cogimos una línea positiva que al final hizo posible que nos salváramos. Me quedo con que hasta el último partido me dejé la piel por el club. Logramos seguir en Primera, aunque yo pagué un precio bastante alto, pero si tuviera que repetirlo me sacrificaría por mis compañeros y el Espanyol. Siempre he sido un jugador de entrega, de dejárselo todo en el campo y los pericos lo valoraron, y lo siguen valorando. Desde que me fui nunca he dejado de sentirme querido y recibir mensajes. Soy uno de esos canteranos que cumplieron el sueño de jugar en Primera con el Espanyol, aunque yo caí luchando por esa camiseta. Siempre me he sentido querido y el club siempre estará en mi corazón.
Tras jugar cedido en el Rayo y Girona te vas al Blackpool Football Club y jugaste seis años en Inglaterra. ¿Qué significó esa etapa en tu carrera y vida?
La decisión no fue fácil, pero necesitaba un cambio de aires. No quise desaprovechar la oportunidad de ir. Me aventuré y los inicios no fueron fáciles por el idioma y la adaptación, pero después lo disfruté mucho. A mi familia y a mí nos adoptaron y nos trataron muy bien. Fue una experiencia de seis años inolvidable, aunque los dos últimos no fueron buenos por esa grave lesión. Estuve muy a gusto, pero con el paso del tiempo te has de ir recolocando en tu sitio y volver a casa no tiene precio.
¿Es cierto que estuviste cerca de dejar el fútbol en esa etapa en el Chesterfield?
Sí. Sufrí una triada y, aunque en principio tenía que estar 12 meses de baja, se complicó y la recuperación se alargó hasta los 18 meses al tener que pasar por cuatro operaciones. Acabé la segunda temporada jugando como podía. No podía golpear bien el balón. Hice un sacrificio porque estábamos luchando por la permanencia. Al llegar verano, no estaba bien. Sufría mucho y me planteé dejarlo. Pero salió mi vena guerrera. Algo en mi interior me decía que lo intentara y agotara todas las vías posibles. Así que durante el verano, Jordi Verdaguer me ayudó. Cada día a las siete de la mañana nos íbamos a entrenar. No había ni fines de semana ni descansos. Hasta que apareció la oportunidad del Sabadell. Dos excompañeros, Felipe Sanchón y Migue, jugaban en el Sabadell y sabían de mi situación. Vi que era el único camino para seguir en el fútbol. Me aventuré. Perdí mucho, ya que el cambio de vida de jugar en la Championship inglesa a Segunda B fue muy grande. Pero al final hemos conseguido el objetivo precioso que es llevar al Sabadell a Segunda.
¿Volver a disfrutar del fútbol profesional es un premio a todos estos años duros?
Sí, pero un premio ganado, ya que los premios en el fútbol no te los regala nadie. Lo conseguí con mucho trabajo y sacrificio. Tanto yo como el Sabadell en los últimos años nos hemos tragado muchos partidos en campos de césped artificial… Hemos apostado fuerte por estar aquí, renunciando a muchas cosas juntos hemos vuelto al fútbol profesional. Club, plantilla y afición estamos muy ilusionados en conseguir la permanencia y seguir creciendo juntos. La afición se merece lo mejor, pero hay que ganárselo día a día.
De llegar casi a prueba a acabar siendo el capitán arlequinado…
Es un orgullo llevar este brazalete. Manteniendo las lógicas distancias, el Sabadell es un club similar al Espanyol y por eso pronto me sentí identificado. Las aficiones simpatizan, son dos clubs similares que han pasado por dificultades. Desde la llegada de Esteve Calzada, ya hace cuatro años, seguimos cinco jugadores y hemos visto como la entidad ha cambiado mucho. Las hemos visto de todos los colores y por fin estamos en esta categoría que todos queríamos. He encontrado un sitio maravilloso donde estar. Me enorgullece representar al Sabadell y espero seguir haciéndolo durante mucho tiempo.
¿Cómo llega el Sabadell al partido?
En un buen momento. Llevamos varios partidos sin perder, y de ellos hemos tenido algunos para ganar. Hemos aprendido la lección de la primera vuelta, cuando por ir a por el partido lo acabábamos perdiendo. Estamos más rodados y somos mejor equipo que al inicio del campeonato. Ante el Espanyol hemos de minimizar errores, ya que es un equipo que no perdona y con su calidad puede decantar la balanza.
¿Y Ángel?
Bien. Ahora teniendo menos protagonismo. En el partido de la primera vuelta llegué como pude, ya que venía de cumplir una sanción, salía de la COVID-19 y sin hacer pretemporada me planté en el partido. Estoy mejor físicamente, con menos minutos, pero con ganas de seguir aprovechando las oportunidades que me va dando y de que tengo ganas de ayudar al equipo.
No vamos a firmar un empate este sábado, pero ¿firmamos un Espanyol en Primera y un Sabadell en Segunda al acabar el campeonato?
¿Dónde hay que hacerlo? Sería un completo. Claro que lo firmó y ojalá que sea así. La competición se hace larga y arriba hay equipos apretando, pero el Espanyol por entidad, historia y afición y merece estar en Primera. Ya nos prepararemos nosotros para buscar el ascenso el próximo año.
Y ahora imaginense ustedes si en un derby, uno de los nuestros lesiona a un canterano de los otros y le hunde la carrera. Pues eso.
Una pena no poder recibirte en casa Ángel y que todo el estadio aplaudiese al salir tu dorsal.
Bienvenido a tu casa
Un aceptable jugador. Molt disciplinat.
UNO DI NOI
Grande ANGEL !!
Últimamente estoy leyendo entrevistas muy ” curradas”, aportando mucha información y muy bien hechas.
Felicidades!
Salutacions
Recuerdo un golazo suyo desde fuera del área en el campo del Sevilla. Fue el 0-1 y el partido terminó 2-3 con dos goles más de Luis García y Tamudo. Creo que desde ese año no ganamos en ese campo.
Me invitó un primo mío socio del Sevilla a ese partido. Anda que no di saltos con el gol de Tamudo sobre la bocina. 2-3
Eres lo mejor!