Anaitz Arbilla ha explicado a L’Esportiu sus sensaciones en los primeros días de las tres semanas de plazo que se han marcado para evitar pasar por el quirófano para solucionar sus problemas en el tendón de Aquiles que arrastra desde hace cinco meses.
El defensa navarro lo ha pasado mal y, de momento no quiere oír hablar de una posible operación. “Solo pensaré cuando tenga día y hora”, reconoce. La operación es el último recurso, pero tampoco es una solución asegurada, por lo que ha sido descartada hasta la fecha. El lunes, tras haber fallado muchos tratamientos, empezó un trabajo de fuerza que parece que empieza a dar sus frutos. En dos semanas se reunirán todas las partes y valorarán cuál es el proceso a seguir; solo habrá dos caminos, ser operado, lo que significaría estar unos tres meses de baja, o seguir un tratamiento conservador hasta junio.
De momento, las sensaciones deestos días están siendo positivas, se ha vuelto a ejercitar con el grupo. Quiere volver a divertirse, algo que no ha podido hacer en los últimos meses por sus continuas recaídas y decepciones. “La idea es ir sumando entrenamientos durante estas semanas y ver como evoluciona. El objetivo es estar con el grupo y encontrar las sensaciones que me permitan volver a entrenar más cómodo. He de recuperar las sensaciones que perdí hace cinco meses. Lo necesito, Quiero salir al campo y disfrutar”, explicó.