Poco puede rescatarse de la pasada temporada del Espanyol. Fernando Calero, que llegó en el mercado de verano como el defensa más caro de la historia del club (8 millones de euros), fue una de las decepciones. Venía para cubrir el gran vacío que dejaba Mario Hermoso en el centro de la zaga y la sombra se le hizo demasiado alargada. En el Valladolid había destacado tanto en su debut en Primera que hasta fue uno de los defensas revelación de la temporada. El fichaje, por características y edad, era el idóneo. Sin embargo, no dio resultado.
Empezó de titular indiscutible con David Gallego pero una serie de errores defensivos, como contra la Real Sociedad o su exequipo -acabó expulsado-, le hicieron perder la confianza y, con el tiempo, la titularidad. Con la llegada al banquillo de Pablo Machín su presencia empezó a ser residual. David López, recuperado de la lesión, y Bernardo Espinosa pasaron a ser los ejes de la defensa perica. Calero acabó turnándose con Naldo e, incluso, con Dídac Vilà. A partir de la jornada 18, y ya con Abelardo como entrenador, desapareció por completo. Solo tuvo alguna aparición puntual en Europa League. Su último partido fue en la jornada 35, en el Camp Nou, donde se consumó el descenso.
En este inicio de temporada Calero está irreconocible. Al menos en comparación al de la temporada pasada. Parece haber recuperado toda la autoestima perdida. Lo avisó a principios de mes: “Tengo muchas ganas de reivindicarme”. Reconoció que el año pasado “fue un año duro”, tanto a nivel personal como deportivo. En pretemporada formó junto a Lluís López y ahora, en estos dos primeros partidos de liga, lo ha hecho junto a Leandro Cabrera. En todas las ocasiones ha mostrado las cualidades por las que se le fichó.
Calero ha dado un paso adelante con Vicente Moreno. El central está devolviendo al entrenador la confianza depositada en él y este hecho debe ser clave para el devenir del equipo. Entre otras cosas porque a día de hoy es el central con mejor salida de balón y Moreno apuesta por empezar las jugadas desde la portería. Los rivales, sabedores de su técnica, le presionan y el central no da muestras de pánico. Al contrario, juega con la serenidad propia de un veterano. Hay equilibrio entre él y Cabrera.
A expensas de lo que pueda pasar con el uruguayo, Calero está demostrando que puede ser el central líder que fue en el Valladolid. Ya curtido y criticado, está desplegando sus virtudes: fuerte en los duelos aéreos, limpio en los cortes, seguro en las salidas de zona, serio en el marcaje, decidido en la salida del balón y confiado a la hora de dar instrucciones a sus compañeros.
Si controla los nervios será positivo para él y para el equipo.
El año pasado la mala dinámica individual y colectiva le pudo. Ahora está en un contexto más propicio para demostrar su verdadero nivel, con confianza y en un buen equipo.
Ánimo, tus aciertos te elevarán a los altares, tus errores te descenderán al barro.
Mucho mejor que Cabrera sacando el balón. Y VM quiere jugar desde atrás. Imprescindible.
Centralazo.
Un pedazo de central, de lo mejor que hemos tenido en mucho tiempo, salida de balón, rápido al corte y bien de cabeza y encima con su rapidez hace bueno al central que tenga al lado