Un punto en el Nuevo Mirandilla. Uno que bien podían ser tres, o ninguno. Porque últimamente viajar a Cádiz es una ruleta rusa, y si no recuerden lo que ocurrió el pasado curso. Un juego al que no dudó en meterse Diego Martínez, apostando por un Benjamin Lecomte que demostró una vez más ser un flan. Y de rebote, ‘matando’ a Álvaro Fernández y a un Joan García que ve como su carrera no va ni para atrás ni para adelante.
El meta galo volvió a ‘cantar’ en una primera mitad en la que si llega a ser ante otro equipo, el Espanyol se marcha al descanso con una goleada de escándalo. En contra claro, ya que durante los primeros 45 minutos los blanquiazules se dedicaron a ver pasar el balón. El único que le puso algo de ganas fue un Aleix Vidal que hace mes y medio estaba desahuciado y que hizo la pretemporada apartado. La historia del de Puigpelat habla de lo que es el Espanyol ahora mismo.
Un equipo a medio hacer, que no sabe a lo que juega y que, cuando se pone las pilas, es capaz de cualquier cosa. Porque tras el paso por vestuarios cambio la cara y empezó a funcionar, con un buen Darder en la sala de máquinas (que sus molestias físicas se queden solo en un susto), un Vini que abarcó todo el campo que no había abarcado en la primera parte y un Joselu con el gol entre ceja y ceja.
Caso aparte es el de un Brian Oliván que volvió a estar más que correcto; resulta cuanto menos curioso que los dos jugadores que mejor están funcionando en este inicio liguero sean los dos fichajes que dejó realizados Rufete antes de finalizar la pasada campaña. El lateral zurdo puso un caramelo en la cabeza a Joselu en el segundo gol.
Parecía que los tres puntos al fin se sumarían, pero una vez más al Espanyol se le vieron las costuras. El equipo dio un paso atrás, el Cádiz CF se lo creyó y, por una banda en la que volvió a actuar un Calero que no es lateral, llegó el empate. Y suerte del poste, que podía haber sido un nuevo drama final.
La plantilla que le dieron a Diego Martínez no es la que le prometieron. Falta calidad, pero a buen seguro que le puede sacar más rendimiento a los jugadores que tiene, más allá de poner a jugadores fuera de sitio y tratar de asegurar un punto en el feudo de uno de los peores equipos de LaLiga Santander 2022-23. Si a ello le sumamos los errores individuales y los jugadores alejados de su mejor forma (Cabrera o Puado, por ejemplo), tenemos al Espanyol de siempre. Al Espanyol que hemos visto en este arranque liguero y que no ofrece ningún tipo de seguridad. El mes de octubre que tanto nos esperanzaba no está resultando como pensábamos. De momento, dos puntos de seis posibles.