Nadie puede decir que no esperaba lo que sucedió en el Espanyol-Rayo Vallecano de la segunda jornada. Llegaba al RCDE Stadium un equipo que había derrotado al cuadro blanquiazul en sus últimos cuatro partidos oficiales y lo hacía con la bestia negra perica al mando: Isi Palazón. Blanco y en botella: gol del extremo y derrota espanyolista. La rueda de prensa previa al duelo del míster nos hizo creer, pero la dolorosa derrota nos devolvió a la cruda realidad.
Y eso que la puesta en escena del Espanyol fue muy buena. Mandando sobre el césped, acercándose a la portería rival y, para que el duelo se pusiera todavía mejor, expulsión de Florian Lejeune por doble amonestación, tarjetas provocadas por un buen Nico Melamed y el peleón Joselu. Incluso Sergi Gómez pudo ser héroe, pero su testarazo estirando el cuello como si fuese el hombre de goma dio en el lateral de la red. El de Arenys acabó siendo villano.
Porque la roja que le mostró Figueroa Vázquez a Sergi Gómez hundió al Espanyol, pese a que el Rayo Vallecano estaba con diez desde hacía minutos. Una carrera con Sergio Camello, en la que el central sacó la mano a pasear sin balón de por medio, fue suficiente para que Munuera Montero avisara al trencilla desde el VAR; el colegiado, tras revisar la acción, no dudó. Roja directa. Una expulsión rigurosa, pero de pardillo: Sergi Gómez mira al jugador antes de quitárselo de encima. La intencionalidad, clave. Como la pasada campaña en Mallorca, Sergi Gómez se fue a la calle en la segunda jornada liguera y Diego Martínez racaneó dando entrada a Calero por Nico Melamed. Lo contrario que Iraola, que apostó por la continuidad tras quedarse con uno menos y retrasar al eje de la zaga a un Ciss que acabó siendo MVP.
Diez contra diez y principio del fin para el Espanyol. Un libre directo trabajado en el laboratorio de Andoni Iraola permitió a Isi Palazón, con permiso de un Cabrera que no salió a tapar, sacarse un latigazo con una gran rosca ante el que un Lecomte que se tiró a peso no pudo hacer nada. Difícil de parar, pero no imposible. Muchos se acordaron del portero que está en la enfermería del Rayo y que es de la misma comunidad autónoma que entrenador y director deportivo del Espanyol.
Desconectado estaba el Espanyol y desconectada empezó, con el paso de los minutos, a estar la grada. Cierto sector pidió a Raúl de Tomás y fue silbado por parte de la afición, pero no corramos que eso sucedió cuando el encuentro ya moría. Antes, Diego Martínez apostó por un Puado al que no se vio a tope, pero que demostró ser el posiblemente mejor rematador que tiene el míster a su disposión ahora mismo: dos cabezazos al poste. Edu Expósito, no tan brillante como en Vigo, volvió a demostrar su mira telescopica con un tremendo disparo que hizo lucirse a Dimitrevski.
Keidi Bare debutó en esta liga con más empuje que otra cosa, y Luka Koleosho dio atisbos de que será un gran jugador, pero aun le queda: dos jugadas eléctricas y poco más. Tras el duelo y una vez consumada una derrota en la que poco jugadores se salvaron de la quema, Diego Martínez reformuló el objetivo en rueda de prensa. “Toca sufrir”, dijo. Como si no lo supiéramos, Diego. A falta de 11 días para el cierre del mercado, Domingo Catoira tiene que construir casi la mitad de la plantilla. Sin dinero. Sin recursos. Papelón, sí, pero eso pasa por calcular mal los famosos ‘timmings’. Dense prisa, que este equipo recordó, por momentos, al de los 25 puntos. Y eso sí que no nos lo podemos volver a permitir.