Si la maqueta del artículo lo hubiera permitido, habría titulado: ¿Quién me pone la pierna encima? como decía aquel tontorrón de Gran Hermano, pero reconozco que es muy largo y recurrente. Pero ese es el sentir del seguidor perico. Apretamos los dientes, cerramos los puños y nos disponemos, una y otra vez, a luchar contra los molinos, pero nunca es fácil. Nada es fácil. Cuando un partido se nos pone ‘a huevo’, y parece que podemos respirar hondo, una tontería, un despiste o un rayo, que pasaba por allí, y nos parte y manda al pozo otra vez.
Ahora no queda otra que recoger los trocitos, tirar de Supreglue y seguir adelante. Más que adelante, seguir hacía arriba, porque la cosa se nos pone muy cuesta arriba.
En ‘La Grada’, con un punto de ingenuidad, titulabamos ayer: “Solo vale ganar”, porque esa era la obligación del equipo tras el resbalón de Mallorca. Pero nadie contaba con que fallaran todos los sistemas de seguridad y a Albín se le olvidara recoger los brazos al caer en paracaidas. Un desastre. Otro más. Y para redondear la faena, gol a los pocos minutos del final. Para mi que los equipos se chivan estas cosas. “Apretarle a los pericos cuando falten cuatro o cinco minutos que les fallan las piernas”, se deben pasar en esa cosa tan de moda del Twuitter.
Nos ha faltado autoridad en nuestro campo. Aunque el equipo ha luchado y hemos descubierto a todo un profesional en un jugador como Víctor Sánchez, solo con pundonor no se gana en esta liga. Hacen falta jugadores desequilibrantes. Como el mismo Wakaso, que volvió a ser el pulmón del equipo. Cuando salió del campo, como en Mallorca, perdimos fuelle y peligro.
No se si debo reproducir los comentarios de los aficionados al salilr del campo, pero ya se los pueden imaginar. El más optimista nos veía ya en Segunda. Es el momento del Tai Chi, de la tila y, sobre todo, de los refuerzos. Y qué mejor que comerse un hueso tan duro como el Levante el próximo domingo para demostrar que tenemos dientes…