Diego López sigue haciendo historia en el Espanyol. A sus 40 años, está hecho un chaval y para como nadie en la liga. Literal. El portero perico es el actual Zamora de LaLiga, al ser el que menos encaja en relación partidos-goles. Ya obtuvo este reconocimiento la pasada campaña en la categoría de plata y su rendimiento mantiene un nivel altísimo en el presente curso. “Entrena como nunca y se exige muchísimo en cada sesión”, asegura Tommy N’Kono, entrenador de porteros del Espanyol y toda una leyenda bajo los palos.
El camerunés N’Kono llegó al Espanyol tras el Mundial de España ‘82 y rápidamente se metió en el bolsillo a la afición. Jugaba con pantalón largo y se permitía el lujo de parar los balones aéreos con un mano. “Fui un adelantado a mi época”, confesaba en una entrevista a La Vanguardia. Es cierto, ya que su carisma y estilo marcaron un antes y un después en la manera de ver a los porteros.
Su trayectoria la desarrolló principalmente en las filas pericas, ocho temporadas, y este espíritu blanquiazul no ha parado al estar ligado al cuerpo técnico. Con su selección fue campeón de la Copa África y ha estado en tres mundiales, el mencionado de España, Italia ‘90 -donde Camerún derrotó a la Argentina de Maradona– y en EEUU ‘94 como suplente.
Su propia definición como portero no tiene desperdicio: “Era intuitivo, creativo, al mismo tiempo ágil y rápido. Hacía cosas que los demás no se atrevían. Por ejemplo, jugaba de líbero, muy adelantado. Otros porteros no lo hacían en aquella época”.
N’Kono dejó el Espanyol con 33 años, los mismos que otro cancerbero perico con mayúsculas, Josep Trías. Su etapa se remonta a los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Se le apodaba ‘Rosario’ porque le encontraron cierto parecido físico a la mujer de Popeye, personaje de tiras cómicas y dibujos animados con una tremenda fuerza gracias a las espinacas y cuya compañera era alta y flacucha.
Trías era un perico de ‘soca-rel’, de pura cepa, que había ingresado en el club a los once años y en su primera campaña con 18 años conquistó la Copa de 1940 en una destacada actuación en la final contra el Real Madrid (3-2). Estuvo 13 temporadas en el conjunto espanyolista y formó parte del conocido equipo del oxígeno por obra y gracia del técnico argentino Alejandro Scopelli, que hacía inhalar este elemento a los jugadores en los descansos de los partidos para mejorar su rendimiento. Precisamente, Scopelli le descubrió una creciente miopía que motivó su retirada.
Sigue a Diego López como longevo en la portería del Espanyol el vasco Carmelo Cedrún. Estuvo en el Espanyol hasta los 36 años, aunque llegó ya con 33. El meta había destacado en el Athletic, donde marcó una época hasta la llegada de un joven Iribar que le quitó el puesto. Y como Diego, Carmelo en el club perico vivió una segunda juventud en las tres campañas en que estuvo y en las que compartió vestuario con figuras como Marcial, José María o Ré. Como anécdota disputó un partido con el Athletic como delantero centro al lesionarse un compañero. Corría 1957 y los aficionados lo tomaron como una burla, siendo el entrenador Daucik, quien después dirigiría al Espanyol, cesado fulminantemente.
Como veterano en la portería del Espanyol aparece también el francés Pascal Olmeta, con 35 años, pero con paso efímero. Jugó dos partidos de Copa la 1996-97, aunque, eso sí, en ambos mantuvo la portería a cero.
Más entrañable fue Carlos Melendez, apodado Macario. Delante tenía a N’Kono y se convirtió en el eterno suplente. Sus mejores momentos le llegaron en la Copa de la UEFA 87-88. Una baja por lesión del indiscutible portero camerunés le permitió disputar la vuelta de cuartos de final contra el Vitkovice, tras vencer en la ida por 2-0. Meléndez se lució con sus manoplas salvadoras (0-0), al igual que lo hizo en el ascenso en la promoción ante el Málaga. Se retiró con 34 años y tras ganarse el respeto de la afición, fue condecorado por el club.