Se puede perder jugando bien, regular, o muy mal, como ayer en Butarque. Hay que convivir con esta realidad y saber gestionarla. El Espanyol tiene carencias y convive con ellas en la victoria y en la derrota. Es una carrera larga y dura. Larga y dura. Hay que reaccionar y hay tiempo para hacerlo. Con este entrenador y esta plantilla.
El Espanyol de ahora no es el Espanyol de hace tres semanas. La inspiración, seguridad e ideas de los jugadores no es la misma, no hay el mismo punto de confianza para atreverse y solventar situaciones que antes se resolvían casi por inercia. Los rivales también juegan y cada vez son más capaces de detectar los puntos débiles del Espanyol, que los tiene, como ya los tenía antes, pero que no le penalizaban de la misma forma que lo hacen ahora. Cierto es que el equipo ha perdido el fútbol que tenía y las virtudes que lo habían catapultado hacia el liderato de la clasificación. La solidez defensiva era el principal baluarte; cuando no aparecía la defensa, que no solo los defensas, lo hacía el portero, y en ataque bastaba con chispazos de talento para ver portería. Ahora hay poco o nada de eso, el equipo necesita generar nuevos mecanismos, nuevas fórmulas con el balón y evitar el desorden cuando no lo tiene. Como dijo ayer Cabrera tras la derrota en Butarque, “igual antes no pagábamos los errores y ahora sí”. No hay resumen más simple ni más acertado de la situación actual. La realidad –y mejor noticia– es que hay tiempo y margen de sobras, claro que sí, aunque cuando pronunciamos estas palabras es inevitable recordar un pasado no muy lejano lleno de oscuridad. Mejor no sigamos por este camino, no vaya a ser que…
El Leganés jugó el partido que había imaginado Pep Lluís Martí. El cuadro pepinero, algo limitado en ataque durante los anteriores partidos, mejoró mucho sus prestaciones de cara a la portería rival. Llegó más y mejor, de menos a más en una primera parte donde, a diferencia de los blanquiazules –ayer solo de azul– supo competir perfectamente los retos que le planteó el partido. Incomodó mucho a partir de su buena presión alta, trabajada y exigente, para sacar a relucir las limitaciones de los pericos en el inicio del juego. Es uno de los principales problemas del Espanyol este curso, pues tiene enormes dificultades para generar ventajas desde los centrales. Además, las imprecisiones volvieron a condicionar el juego de los de Vicente Moreno, muy desacertados en acciones aparentemente sencillas. En algunas fases, quiso ordenarse con el balón, pero no pudo activar los pasillos interiores y terminó por orientar los ataques por fuera, sobre todo por la derecha, y ahí el Leganés supo defenderse bien gracias a la rápida basculación y un sistema de ayudas para que Embarba o Miguelón no pudieran recibir nunca en 1vs1. También buscó las salidas rápidas para sorprender a los locales en transición, pero tuvo pérdidas comprometidas con hasta cinco-seis jugadores por delante del balón que penalizaron el repliegue defensivo, ayer nefasto.

Al principio los rivales planteaban los partidos con cierto respeto, con la idea que cerrarse atrás era la mejor opción, pero ya son conscientes que al Espanyol le cuesta salir y que no hay alternativas en largo, que si son agresivos le superan y que además pueden tener el balón porque no es un equipo especialista en la recuperación. Cuando el Espanyol está obligado a dividir, como en Butarque, no tiene jugadores que ganen disputas y permitan mantener el balón lejos de su terreno. El Leganés fue más contundente en los duelos, superior en las disputas y en las segundas jugadas y cuidó los detalles para ser más competitivo. El gol de Borja Bastón viene tras una mala decisión de Fran Mérida, un pase demasiado arriesgado con casi todo el equipo delante del balón, la expulsión de Miguelón viene tras una caída que gana el cuadro local y puede progresar y el gol de Arnaiz se produce por un mal despeje de Calero, que le regala el esférico al ’10’ que luego, todo hay que decirlo, se inventó una jugada magistral.

En el último tramo de la primera mitad, Vicente modificó el sistema, intercambió la posición de Darder con Puado y dibujó un 1-4-4-2 con dos referencias ofensivas algo más claras, pero entre el primer gol del Leganés y la expulsión de Miguelón, no tuvo ningún efecto positivo para cambiar la dinámica del partido. Sea como fuere, quizás este cambio efímero sea una pista del Espanyol que quiere y ansía el técnico valenciano en un futuro no muy lejano.
La segunda parte fue un quiero y no puedo, una lucha contra el reloj, que parecía tomarse un descanso cada vez que el balón salía del terreno de juego. El Espanyol no transmitió capacidad alguna para disputar el partido y con el segundo gol del Leganés quedó tristemente sentenciado.
Esta es la tercera temporada seguida en la que intentamos sacar el balón jugado desde atras, cuando resulta que ni el portero, ni ninguno de los 4 defensas (y ahí incluyo a Calero ahora, que comete errores letales) tengan un buen desplazamiento de balón y clarividencia para ver la mejor solución de salida. El resultado es que hemos tirado por la borda un montón de partidos no por aciertos del rival, sino por regalos nuestros. Ayer, dos pérdidas de balón absolutamente prescindibles nos costaron los dos goles, una vez más.
Creo que el nivel de nuestros jugadores no es malo. El problema es que cuando los juntas en el equipo no funcionan. Creo que desgraciadamente tenemos sobrevalorada a la cantera. Pedrosa, Melendo y Pol son muy irregulares en el juego. Te pueden hacer 1 o 2 buenas jugadas pero el resto del partido nada. Mención aparte tiene David López. Cubre muy bien el campo pero no tiene velocidad por lo que sus pérdidas de balón son catastróficas ya que no puede luchar por recuperar. Tenemos un centro delcampo técnico pero no nos sirve de nada en la situación en la que estamos. Sería más fácil tener jugadores que recuperen el balón y envíen la pelota rápido arriba para que la pille RDT, Embarba o Wu que son rápidos. Este juego de pase horizontal y hacia atrás como en balonmano no nos vale. Nos han tomado la medida como nos la tomaron en primera.
Los problemas empezaron en el centro del campo. Y se han ido extendiendo a las otras líneas del equipo. Ayer no funcionó ninguna. Para mí es urgente un cambio en el pivote (Keidi por David) y encontrar de una vez por todas una fórmula para la banda izquierda, sobretodo, en ataque (Monito o Nico). Y tal vez dar descanso a alguno de los dos centrales, aunque esto no lo tengo tan claro, porque a mí Lluís no me transmite seguridad.
Hola Joan,
El problema (o los problemas) no aparecieron ayer en Butarque, hace varios partidos ya que el equipo no transmite y, lejos de sobreponerse, se ha debilitado. No es la primera vez que pasamos apuros en el control del partido, en la generación de fútbol y nos cuesta un mundo llegar con claridad.
Además, todos los equipos nos hacen una presión bastante alta, obligando al patadón de Cabrera con escaso éxito. Tapan a Calero, que tiene mejor salida, presionan al mediocentro organizador y saben que Embarba es el principal argumento para desequilibrar. Resultado: anulados. Añade que Darder en esa posición de mediapunta está lejos de sentirse cómodo y que no tenemos jugadores capaces de desbordar en el 1×1 (Vargas y Embarba son los únicos y ayer el Monito ni jugó).
Ni jugamos bien, ni jugamos rápido, ni jugamos directo. Nada, demasiado previsibles de nuevo. Y la sensación de que el rival está cómodo (Pardo y Pérez jugaron sin apuros y con tiempo para pensar y decidir). Perdimos todos los duelos, la defensa del Lega parecía el Bayern, autoridad, tranquilidad y mucho físico, por no hablar de un Arnáiz que ayer fue el mejor y no encontramos manera de frenarlo.
Hay plantilla para generar mucho más y para ser más verticales: Wu, Vargas, Embarba, Melamed, Melendo… sin ellos, arriba apenas hay chispa y aunque Puado trabaja mucho, ofensivamente está apareciendo muy poco. Y también creo que Miguelón ha perdido la presencia que en las primeras jornadas nos daba mucha vidilla arriba con sus llegadas.
Salud!
¿Mala decisió de Fran Mérida? L’errada va ser de David que no va saber controlar i posar el cos com calia o, encara millor, tornar de primeres la bimba.
En la meva opinió, abans d’ahir vam perdre, bàsicament, per l’actitut, novament, dels jugadors.
Però també per l”absència de Melendo a la mitja punta. I per cobrir-la amb Darder (ni la va rascar).
I per la contumàcia en l’error del Lele quan jugar en llarg.
I, s’ha dit poc i no és excusa, per l’àrbitre, perquè l’expulsió de Miguelón no era ni falta.
Però el més alarmant és, com a la temporada passada, la incapacitat dels jugadors per competir com ho haurien de fer. Amb dos noms principals com a protagonistes de’aquesta malaltia: David i Darder.