Destacó Quique Sánchez Flores en la rueda de prensa posterior al encuentro el crecimiento que está experimentando el Espanyol y sus jugadores. Una progresión que salta a la vista, sobre todo en los encuentros como local. Ayer fue uno de aquellos partidos en los que este salto adelante se vio claro, con el equipo dominando -segundo partido en lo que llevamos de competición en el que el Espanyol supera a su rival en posesión- y con los futbolistas muy enchufados. A los galones de David López, el criterio de Darder y el buen juego de un Gerard Moreno que lo hace todo bien se le sumó un Mario Hermoso que confirma lo que se viene viendo en las últimas jornadas, que va a más con el paso de los encuentros. El central madrileño destacó por su buena salida de balón y por los pases en largo a la zona ofensiva perica, siendo éstos un arma recurrente para acercarse al área granota.
Y todo ello comenzó con un once titular con la base de las últimas jornadas, en una clara apuesta ofensiva del míster dando entrada a un lateral con recorrido como Marc Navarro en detrimento de un futbolista de mayor corte defensivo como Sergio Sánchez. Un aviso a navegantes de lo que iba a ser el encuentro o al menos de la idea que tenía Quique de él: un match en el que los pericos llevaran el peso. Y así fue, con constantes llegadas al área rival en las que únicamente el desacierto en los últimos metros castigó al equipo.
Pero como decimos, el crecimiento del equipo es patente. Pocos encuentros se recuerdan en los que el Espanyol tuviera tantas ocasiones para marcar y fuera tan superior al rival. Es cierto que el Levante también tuvo sus oportunidades, sobre todo en una primera mitad muy abierta, pero con el paso de los minutos los blanquiazules se convirtieron en dominadores absolutos. Las llegadas granotas en el primer periodo son los puntos a pulir, puesto que en más de una ocasión el rival se plantó con cierta facilidad en el área de Pau y pilló al Espanyol a la contra en inferioridad numérica.
Si todo funcionase a las mil maravillas y no hubiera errores hablaríamos de un equipo de otro nivel, pero lo cierto es que poco a poco se ven detalles de que los blanquiazules van a más. Jugadas larguísimas con basculaciones acertadas, movimientos con cabeza y automatismos cada vez más incorporados. Y todo ello coincide con la llegada de Darder; desde su regreso, sin contar el duelo en el Camp Nou, el Espanyol juega a otra cosa. No nos cansaremos de recordarlo.