Nos habíamos acostumbrado a los partidos a la hora del vermut y por eso cuesta mucho más ver un partido profesional con el desayuno en la boca. Contra el Almería, el Espanyol tenía su último ensayo antes de empezar en una realidad a la que costará todavía más acostumbrarse: la de Segunda división. Vicente Moreno solo variaba su once tipo en la portería, con Oier de titular, en el lateral izquierdo, con Ricard Pujol y –redoble de tambores– en la delantera, con De Tomás. La estrella perica, en manga larga, debutaba por fin esta pretemporada después de entrenar todo el mes como un niño burbuja e iba a acabar poniendo la primera piedra de la victoria (4-0).
Los blanquiazules aprovecharon que el Almería andaba desperezándose para imponer su ley en los primeros minutos. El doble pivote, comandado por un Fran Mérida dominante, marcaba el ritmo y cedía el protagonismo a los costados, donde Embarba, Miguelón y Pujol se hartaron a poner centros apurados al área. De Tomás aparecía, aún acartonado, y hacía jugar, pero todavía no generaba peligro. Calero, agrandado, lideraba la defensa y ahogaba los fuegos que se producían a su izquierda. Calero y Mérida, dos nombres escritos en negrita porque todo apunta a que Cabrera y Marc Roca seguirán sin aparecer mientras resuelven sus futuros. No fue hasta el minuto 11 que Embarba tuvo la primera con un chute ajustado de falta.
Con el paso de los minutos el Almería, que demostraba no ser el desestructurado Málaga, asomaba cabeza y perdía timidez. Y precisamente dos errores en la salida del balón de Calero primero y Mérida después cambiaron los papeles. Los rojiblancos ganaron posiciones, con De la Hoz, Villalba y Appiah al volante, y neutralizaron a la medular perica, que dejó de nutrir de balones a los atacantes. Solo Embarba encontró un atajo para chutar desde fuera del área y dejar un rechace peligroso que Miguelón no pudo colocar bien. Poco después el partido se convirtió en un toma y daca y el Espanyol volvió al hábito de los centros insulsos.
Hasta que de pronto apareció él, sí, De Tomás. Quizá cuando uno más pensaba ya aquello de “este no corre” o “este no está para jugar”. Primero lo hizo tras una pared de Wu Lei con Melendo. El chino se la dejó de espaldas a portería y el delantero, con un pepinazo de zurdas, la envió al larguero. No había pasado ni un minuto cuando Mérida le vio descolgado y se la puso.De Tomás cogió la directa, recortó a Maras, pudo pasársela a Wu Lei, que venía solo por la izquierda, pero no, decidió fijar a Tarrés y clavarla rasa para demostrar que no ha perdido la sed de gol. 1-0 y así se llegaba al descanso.
El plan de Moreno funcionaba. La defensa se mostraba sólida, el centro del campo con las ideas claras y Melendo, Embarba y Wu Lei carburaban. De Tomás, por su parte, marcaba. Todo bien. Por eso decidió sentar a Melendo y De Tomás y dar minutos a Darder y Puado desde el inicio de la segunda. Y los cambios también funcionaron, incluso lo bordaron. En el 54′, esta vez sí, un centro de Miguelón desde la derecha lo embistió Wu Lei y consiguió de cabeza el segundo.
Darder, en el 61′, se marcó un De la Peña desde lejos del área, de primeras, tras pérdida del rival y al ver al portero adelantado para poner el tercero. El jugador perico lo celebró como rezando, como diciendo “por fin”. Se soltó y tiró incluso caños en contragolpes. Seis minutos más tarde, en el 67′, Campuzano, que acababa de entrar, encaró dentro del área y la cruzó con la zurda para poner el cuarto. Y el Espanyol, pese a ser un partido de pretemporada, cuando aún queda un mes para finalizar el mercado de fichajes, demostraba por qué es el favorito para subir a Primera. Porque tiene jugadores diferenciales y fondo de armario. Sacar del banquillo a futbolistas como Darder, Puado o Vargas es un lujo que pocos se pueden permitir. Vicente Moreno, sí. Y parece que lo sabe gestionar.
Los últimos minutos sirvieron para reivindicaciones individuales y consolidaciones globales. Moreno daba minutos a Víctor Gómez, Álex López, Jofre y Omar. Y Jofre, de hecho, cerca estuvo de sacar petróleo tras una pared con Víctor Gómez. Álex López ponía a prueba a René desde lejos del área. Darder tiraba otro caño, esta vez dentro del área, y el guardameta volvía a parar. La defensa aguardaba tranquila los ataques encapsulados de los andaluces. Y todos querían demostrar por qué pueden ganarse un puesto. Queda una semana para empezar la temporada, la más difícil de los últimos 26 años y sí, el Espanyol tiene hambre.
Espanyol: Oier; Miguelón (73′), Lluís López, Calero (80′), Pujol; Pol Lozano (80), Fran Mérida (73′), Embarba (66′), Melendo (46′), Wu Lei (66′) y Raúl de Tomás (46′). También jugaron: Darder (46′), Puado (46′), Campuzano (66′), Vargas (66′), Víctor Gómez (73′), Álex López (73′), Jofre (80′), Omar (80′).
Almería: Lluís Tarrés (46′); Iván Martos (46′), De la Hoz (46′), Petrovic (46′), Fran Villalba (46′), Jonathan (46′), Lazo (46′), Maras (46′), Balliu (46′), Appiah (46′) y Rubén Henri (46′). También jugaron: René (46′), Corpas (46′), Romera (46′), Peybernes (46′), Fermín (46′), Callejón (46′), Aguza (46′), Chema (46′) (73′), Dani (46′), Ramazani (46′), Jean Marco (46′) (73′), Javi Robles (73′) y Juan Ibiza (73′)
Árbitro: Manuel Orellana . Amonestó a: Pujol (65′)
Goles: De Tomás (43′), Wu Lei (54′), Darder (61′) y Campuzano (66′)
Estadio: La Quinta.
Aforo: Sin público.