El Espanyol logró este sábado en el RCDE Stadium un empate balsámico contra el Barcelona, un resultado que si bien no ‘maquilla’ la dramática situación del equipo blanquiazul en la clasificación, sí supone un punto de partida para un conjunto necesitado de alegrías esta temporada.
El 2-2 contra el eterno rival permitió al cuadro periquito exhibir de nuevo una versión sólida, tanto en ataque como en defensa. El Espanyol estrenaba nuevo entrenador, Abelardo Fernández, el tercero de la temporada, y aceptó su nuevo sistema táctico, volviendo a la línea de cuatro defensas, sin problema.
De todos modos, más allá de lo puramente futbolístico, los catalanes dieron un salto de calidad en cuanto a hambre y actitud. El rival invitaba a ello y el vestuario lo sabía. Las gradas del RCDE Stadium, que presentaron la mayor entrada del curso, vibraron con el equipo.
El Espanyol, de hecho, logró lo más difícil contra un conjunto de la entidad del Barcelona. Primero, se adelantó en el marcador con un gol de David López, acabando la mitad inicial con un 1-0. Después, tras el descanso, los de Abelardo igualaron el 1-2 gracias a una diana de Wu Lei.
Con sólo un partido, esta versión del conjunto blanquiazul dejó otras sensaciones sobre el césped. Era un encuentro clave para recuperar confianza, en casa y en el derbi. Conectar con la grada es esencial para el equipo, que todavía sigue siendo el peor anfitrión de la categoría.
Empatar contra el Barcelona es una buena noticia para sus intereses. El último triunfo del Espanyol en un derbi liguero fue en febrero de 2009, el conocido ‘Delapeñazo‘, lo que deja claro la dificultad que tiene habitualmente este enfrentamiento para los blanquiazules y la importancia del 2-2.
En cualquier caso, la situación de los periquitos en la clasificación sigue siendo preocupante. El vestuario sabe que, pese a firmar un punto importante a nivel anímico, tanto la actitud como los buenos resultados debe mantenerse constante si quiere sellar la permanencia en Primera división.
