Eloy Pérez García (Barcelona, 25 de marzo de 1965) vive alejado de los focos mediáticos desde que colgó las botas a los 33 años. Cuando dejó el fútbol, como tenía el título de preparador físico de INEF le ofrecieron hacerse cargo de la preparación física de los equipos de la cantera. Y ese fue el inicio de su nueva etapa en el Espanyol. Con el paso del tiempo asumió la preparación física del filial y, más tarde, con la llegada de Juande Ramos, Ramon Moya y Javier Clemente, volvieron a confiar en él para que llevara la puesta a punto del equipo. Hasta que en 2003 dejó esa dedicación para ser el director de la Ciutat Esportiva Dani Jarque y más tarde asumió la dirección de las Escuelas y Academias del Espanyol. Pero Eloy tiene un gran pasado sobre el césped de Sarrià. Y esta semana hemos querido hablar con él sobre su etapa futbolística. El lateral diestro fue uno de los protagonistas de esa triste promoción contra el Mallorca en 1989 en la que el Espanyol perdió la categoría por tercera vez, tras caer por 2-0 en las islas, y es, junto a César Mendiondo y Albert Albesa, los únicos jugadores que han logrado dos ascensos a Primera con el Espanyol. Pero hay más. Eloy puede presumir de ser el único jugador perico que ha levantado una copa de campeón de liga, aunque fuera de un campeonato de Segunda. Un logro del que espera que alguien le releve al final de esta temporada.
Cada vez que nos enfrentamos al Mallorca me viene a la mente ese 2 de julio de 1989 en el Luis Sitjar. ¿Te pasa lo mismo?
Tengo muy mal recuerdo de ese día, ya que significó el tercer descenso del Espanyol a Segunda. Recuerdo que fue un partido muy polémico, ya que nos anularon un gol que desde nuestro punto de vista no tenía justificación. Con ese gol de Golobart hubiéramos seguido en Primera división.
Lástima que el VAR no hubiera llegado antes porque el segundo gol balear también fue muy discutido, ¿no?
Sí, pero yo prefiero hablar solo de nuestro gol que no se entiende porque se anuló. Pero tras eso no nos quedó otra que mirar adelante y pensar ya en el futuro.
La mayoría de los pericos no olvidamos el nombre de Urio Velázquez. ¿Lo peor que le puede pasar a un árbitro es que la gente se acuerde de él?
Correcto. Cuando se habla de ellos suele ser porque algún equipo no ha salido contento. Los árbitros siempre dicen que si no se acuerdan de ellos es que su actuación no ha sido polémica. Siempre he considerado que no es fácil ser árbitro, ya que es muy complicado contentar a los dos equipos.
Ese partido, al igual que el polémico del play-off de la 86-87 o la promoción de la 62-63 estuvieron marcados por cierta crispación. ¿Siempre ha existido una cierta rivalidad entre los dos equipos?
A lo largo de la historia nos hemos enfrentado bastantes veces por no bajar al encontrarnos en los puestos difíciles de la clasificación. Y cuando esto sucede, estos duelos siempre generan cierta tensión.
En ese primer descenso tuyo se medía un equipo de Primera contra otro de Segunda. ¿El factor anímico era muy importante al venir uno de dinámicas positiva y otro negativa?
Yo los he vivido de los dos lados. He bajado y he ascendido. Creo que tampoco influye tanto y son pequeños matices, los mismos que te puedes encontrar en un partido de fútbol. Lo que pasa es cuando te juegas tanto a un único partido hay mucho más sufrimiento y estrés que cuando luchas por conseguir un título. Hay mucho miedo a perder y a equivocarte por lo que el jugador suele arriesgar menos. Sabe que cualquier error puede echar por tierra el trabajo de todo un año.
Eres junto a César Mendiondo y Albert Albesa los únicos jugadores que habéis logrado dos ascensos con el Espanyol, aunque fueron muy distintos ambos. ¿Cómo los viviste?
Sí, exactamente. Las dos situaciones fueron totalmente opuestas. En la primera subí con esa tanda de penaltis de Málaga, con 16 lanzamientos, con una lesión, ya que durante la prórroga me rompí el ligamento lateral interno. Y después viví un ascenso, a priori, más plácido. Quedamos campeones a falta de tres jornadas. Las dos plantillas eran muy distintas, en la primera era más corta, se reforzó poco y el club estaba en otras circunstancias económicas. Jugamos con lo que teníamos, mientras que el año de Camacho se acertó muy bien en los refuerzos y en la cantera.
Te iba a preguntar por qué no tiraste el penalti, pero me ha quedado bastante claro…
Pues te diré una cosa. Si Albesa no hubiera marcado el definitivo me hubiera tocado lanzar a mí. Al día siguiente fui con el doctor Oliveras al hospital y salí escayolado. Me pasé así todo el verano.
Ya que hablas de cantera, en la 93-94, Jordi Lardín y Roberto Fresnedoso fueron de los más destacados, ¿no?
Los dos nos dieron mucho ese año; goles, aire fresco, fútbol… Ese curso fue el comienzo de una etapa gloriosa en el Espanyol. Ese verano se reforzaron puestos específicos como la portería y la delantera, pero la cantera nos dio mucho. De esa época me quedo que tras ese ascenso se vivió una gran época.
¿Cuántas veces has visto esa tanda de penaltis de Málaga?
El partido lo he visto con el paso del tiempo, ya que estuve mucho sin verlo. Con los años lo he ido viendo y vas recordando ese penalti que no me pitaron y, sobre todo, como voló de palo a palo Carlos Meléndez para contribuir con su gran partido a que lográramos el ascenso. Estuvo todo el año a la sombra, demostrando que era un profesional muy íntegro, y eso hizo que ese día estuviera a la altura. Cuando se le necesitó estuvo allí. Fue muy importante junto a otro de los destacados como Albert Albesa al anotar ese penalti definitivo. Son recuerdos muy emocionantes.
Ya que hablas de Meléndez. Él fue el claro ejemplo, tanto en esa promoción como en la UEFA del 88, que alguien con pocos minutos puede ser decisivo para lograr un objetivo…
Sí, en una plantilla todos son importantes. Y eso es trabajo del cuerpo técnico, y no solo en el Espanyol, sino en cualquier equipo. Si miramos la alineación de cualquier equipo en la primera jornada y en la última nos llevaríamos sorpresas, ya que, a veces, no repiten mucho. La temporada da muchas vueltas, pasa por muchas fases y al final has de contar con toda la plantilla.
Poco después se vivió el cuarto descenso, aunque el ascenso al año siguiente ya fue muy distinto. De todas maneras el inicio no fue sencillo, ¿no?
Cierto. Recuerdo que las primeras diez jornadas fueron muy duras. Al igual que este año, lógicamente, teníamos la presión como equipo histórico de lograr el ascenso. Y eso se nota. Es una categoría diferente, se juega de una manera distinta y nos costó arrancar. Afortunadamente estuvimos 22 jornadas sin perder y nos dio un colchón suficientemente para ascender antes de que acabara la temporada.
Y un 23 de abril, diada de Sant Jordi, se logra el campeonato de Segunda división. ¿Cómo lo recuerdas?
Ganamos al Cádiz (4-0) y nos proclamamos campeones cuando aún quedaban tres jornadas para finalizar la liga. Es uno de los mejores recuerdos que tengo. El primer descenso me pilló recién llegado al club y el ascenso con Camacho me coge de capitán. La responsabilidad, aunque ha de ser la misma, internamente la notaba mucho mayor. Era mi último año en el Espanyol, club en el que llevaba toda la vida, y para mí fue como un alivio. El deber hecho. Me podía ir tranquilo del club, ya que lo habíamos devuelto al lugar que merece estar.
Me dices el deber hecho. ¿Recuperar la categoría en el primer año es una obligación para un club como el Espanyol?
Sí. Es una presión adquirida, pero que hay que asumirla ya que somos uno de los históricos de la Liga. Estamos entre los cinco equipos que han estado más temporadas en Primera. Si juegas en el Espanyol has de asumir la responsabilidad de subir lo antes posible. Las temporadas en Segunda son muy largas, ahora más que en mi época al haber más equipos, y se pasan momentos complicados, baches, partidos con mala suerte… pero yo personalmente confío en esta plantilla, en el cuerpo técnico, en el club y creo que con toda seguridad al final de temporada estaremos en Primera división.
Ese día ante el Cádiz te convertiste en el único jugador del Espanyol en levantar un trofeo de campeón de liga, aunque fuera de Segunda división. ¿Tienes esa imagen muy presente?
Es un orgullo, pero me gustaría que David López me supliera en ese logro puntual. Creo que ha pasado mucho tiempo y si hemos bajado a Segunda ha de ser para volver más fuertes. Ver a David López levantando el trofeo de liga es una de las imágenes que desearía tener. Me gustaría que el ascenso fuera el inicio para tener otros años de éxitos, como aquellos en los que ganamos dos Copas del Rey y hemos disputado de una final europea. Ese último descenso sirvió para regenerarse, por lo que considero que siempre hay que mirar con positivismo al futuro. Hay que olvidar lo del año pasado y pensar en una regeneración del club.
De la historia se aprende y la de los descensos del Espanyol tiene una enseñanza importante: volver es un calvario. En los cuatro casos costó muchos sacrificios. Salir del pozo de la Segunda división y sobre todo hacerlo a la primera temporada es un reto mayúsculo.
Urio Velazquez, vaya pajarraco!
No podemos decir lo que pensamos de el porque sino nos censuran, solo digo que le deseo lo peor.
Amén hermano
No té justificació? No escric el que penso per estalviar.me problemes
Recuerdo perfectamente el partido contra el Mallorca y no me explicaba por qué Urio Velázquez anuló el gol. Con el paso de los años y viendo como funciona este país llamado España, es fácil imaginar que al sinvergüenza de Urio le "untaron" manteca desde Mallorca.
Gran recuerdo de 4-0 ante el Cádiz. Disfrute lo indecible con mis 2 hijos al lado.
el primer peor día de mi vida…
El peor de la mia por eso otras cosas.
Recordo haver-te creuat sovint al disco100 del carrer escorial i sempre has estat molt amable
Lateral justito, pero buen profesional. En 2a nos valía, pero no para primera. En aquella época no éramos una ONG. Acabó su contrato y adiós. Ni "renovación por responsabilidad", ni puerta en el estadio, ni una década en el club por ser "bon nano".