Mañana es un buen día para que el equipo le devuelva la sonrisa a la afición. Los pericos no pueden evitar mostrar un gesto contrariado. Un mohín de desaprobación tras los tres últimos partidos disputados. Hay motivos suficientes para entender los resultados que se han producido: contra el Valladolid el miedo a perder hizo que ambos equipos buscaran, inconscientemente, las tablas y no se arriesgara en exceso. Los otros dos encuentros se puede aducir, en favor del equipo, que, además de ser dos rivales que juegan bien al fútbol, se jugaba fuera y ya sabemos lo difícil que es ganar a domicilio hoy en día… Aunque siempre recuerdo lo que decía Clememte: “Eso es una chorrada, no hay ninguna razón para que sea más difícil ganar fuera que en casa”.
Pero creo que esos motivos no bastan. No convencen. Y no son suficientes porque hemos visto cosas que, como afición, no nos han gustado. Son sensaciones, detalles, impresiones, intuiciones… nada tangible, pero con entidad suficiente como para que estemos ligeramente preocupados. Lo podemos llamar falta de intensidad, falta de convicción en la victoria, falta de ambición… En definitiva, al equipo da la sensación de que le falta el Cola-Cao que le daba ese vigor y esas ganas que nos convirtieron en el mejor de la segunda vuelta, que se dice pronto.
Durante la impresionante racha ascendente de la era Aguirre se nos enviaban, sin parar, mensajes de tono preventivo que avisaban de que las derrotas y las rachas negativas llegarían, pero la realidad del equipo hacía pensar en todo lo contrario, por eso se desató el optimismo, que no la euforia, y se apuntó alto en la tabla. Tal vez ese optimismo se ha convertido en vértigo para los jugadores a los que les han temblado las piernas al no verse suficientemente capacitados para logros mayores y, sin quererlo, han echado el freno a la que han visto el objetivo de la permanencia a tiro de piedra. Pero como el mundo del fútbol es un mundo de tópicos, debemos recordar aquel que dice que si sales a empatar, acabas perdiendo. Luego no apuntemos al empate, que no es otra cosa que salvar la categoría para un equipo de la entidad del Espanyol y luchemos cada partido como si nos fuera la vida en ello, será la única manera de ir hacia arriba, y de paso, saludar a los 42 puntos cuando los pasemos de largo.