Como a toda la pericada, a Raúl Tamudo todavía le parece imposible “que se cumplan ya 20 años de ese día. Lo recuerdo como si fuera ayer, ¡madre mía!”. Y es que tal y como asegura el mítico ‘23’ “ese día no lo voy a olvidar en la vida. Fue de lo más grande que he vivido como futbolista y además en el club de mi vida. Ese día hice realidad mi sueño, que era ganar un título con el Espanyol. Jugar una final y ganarla, estar ahí, siendo protagonista en una cita de ese calibre, algo que le había visto hacer a mis ídolos y que pude vivir en primera persona. Fue increíble, mágico… Hicimos historia”. Pero casi le cuesta una cardiopatía, ya que tal y como rememora el de Santa Coloma, “cuando me cambiaron no pude quedarme ahí para verlo. Le dije a Rafa Ramos -jefe de prensa- me voy al vestuario o me da un infarto. Allí encendí todas las duchas que había en Mestalla para no escuchar nada y estuve un buen rato al borde del ataque de nervios y del colapso de lo cansado que estaba de tanta tensión. Estaba atacado, pensaba que se me iba a salir el corazón por la boca. Estábamos a punto de hacer algo muy grande. Y al final, a falta de un par de minutos, salí y vi que ganábamos 2-0 y solo me dio tiempo a presenciar el 2-1 de Hasselbaink al final y a partir de ahí locura tras el pitido final”.
El post partido fue una locura, se volvía a alzar un título seis décadas después, pero el ambiente y el desplazamiento masivo de pericos hacia la capital del Turia fue la primera piedra para que en Mestalla se viviera una gran noche. Nadie quería perdérselo “y por suerte les pudimos dar una gran alegría. Se lo merecían”. Y rememorando lo que fueron esas horas previas a la final, Raúl destacó la llegada en autobús al estadio: “Eso fue algo exagerado. En mi vida había visto algo así. Había una marea blanquiazul que rodeaba el autobús. Todavía no sé ni como pudimos llegar, ¡no se veía el asfalto! Y para nosotros eso fue un chute de adrenalina muy grande. Sabíamos de la repercusión que tendría lo que hiciéramos y nos crecimos. Nos negábamos a fallarle a esa gente, teníamos una gran responsabilidad y creo que cumplimos con creces con ella. Nos lo dejamos todo en el campo”.
Un gol que rompió moldes
Se lo han preguntado miles de veces y en millones de ocasiones lo hemos visto en televisión. Pero es que el gol que le marcó a Toni nada más empezar marcó un antes y un después en todos los aspectos, “¡incluso cambiaron el reglamento por ello!”, recuerda Tamudo, quien en una acción de pillería desató la locura y asestó un duro golpe al cuadro colchonero. ¿Y qué le pasó por la cabeza para lanzarse a por ese balón? “Todo y nada. Tuve ese impulso y no me lo pensé. Hice lo que debía en ese momento y me salió bien”. Tuvo una gran repercusión y fue una clara demostración de su astucia y de sus inicios futbolísticos: “Ese gol es el resultado de horas y horas en las calles de Santa Coloma jugando al fútbol con mi hermano, con los bajos de los coches haciendo de portería o colándonos en los colegios para jugar en las pistas. Ese gol refleja esos tiempos de tener que buscarse la vida para jugar, y me siento orgulloso de ello, como de este título, que fue el inicio de una gran década”.