Nunca ha sido fácil el regreso a la máxima categoría después del paso por la Segunda división. En todas las ocasiones, excepto la campaña de Camacho, la vuelta ha sido complicada. Una especie de estrés postraumático tras la batalla de la categoría de plata del cual no se ha librado el Espanyol este curso.
Cambio de CEO y una dirección deportiva constantemente discutida se han manifestado en los despachos. Sobre el césped, palmaria debilidad fuera del RCDE Stadium –con goleadas incluidas–, notoria falta de acierto frente al marco contrario –detrás de RDT no hay nadie– y un conflicto más o menos violento retransmitido en directo entre el entrenador Vicente Moreno y el artillero De Tomás; el míster, finalmente, destituido.
El equipo ha logrado la salvación con más pena que gloria y no ha llegado al dramatismo de la 1963-64, por ejemplo, en la que tras el ascenso tuvo que disputar una promoción de permanencia con relevo en el banquillo incluido, al sustituir Solé a Areso. Tampoco resultó sencillo el siguiente retorno. En la 1970-71, el equipo blanquiazul flirteó con el descenso toda la temporada, aunque finalmente se salvó holgadamente quedando en decimoprimera posición. En la plantilla estaban, entre otros, Romero, Lico, Glaría, Griffa, Amas, Re, José María y Amiano. El entrenador era Fernando Daucik y comenzaba a destacar un jovencito de 18 años que respondía al nombre de Daniel Solsona. El Espanyol realizó un curso muy irregular y tuvo el dudoso honor de ser el equipo que menos goles marcó de la competición con un total de 18.
Un paralelismo con la actual temporada puede encontrarse en la 1990-91, donde Sarrià fue también un fortín. Del total de los 34 puntos obtenidos, 25 se lograron en casa, mientras que fuera únicamente se ganó un partido. Luis Aragonés dirigió al equipo y como goleador, con nueve dianas, estuvo el alemán Wolfram Wuttke en una plantilla, que contaba además con Biurrun bajo palos, Eloy, Mino, Gay, Francisco, Ogris, Escaich o Sirakov. Todo se decidió en una última jornada de transistores, ya que el Espanyol no dependía sí mismo para eludir la promoción. El Espanyol derrotó al Atlético, segundo en la liga, por 3-1 con dos tantos de Escaich y uno de Mendiondo, aunque la grada de Sarrià celebró tanto los goles propios como los del Cádiz, sobre todo cuando Kiko al puso el 2-1 en el marcador contra el Real Zaragoza, que evitaba el sufrimiento de la promoción.
El técnico Camacho fue el único que regaló tranquilidad a la parroquia perica después de un ascenso. Y lo hizo con una impecable campaña en la que se rozó los puestos europeos con magníficos números también en Sarrià y que tuvo como guinda al levantar la Copa Catalunya. Ahí estaban Toni Jiménez, Pochettino, Brnovic, Francisco, Lardín, Raducioiu… Palabras mayores, que llevaron el equipo a Europa en el siguiente curso.