Tras el ridículo del equipo en el Camp Nou muchas voces se han apresurado a pasar página aduciendo que “no es nuestra liga”. Que la situación del equipo nos obligue a concentrar esfuerzos en los cruces con equipos de la zona baja, por una simple cuestión de supervivencia, no nos exime de enfrentar todos los partidos con la misma entrega e intensidad y con el afán de ganarlos. Buena prueba de ello es el ‘puntazo’ que el equipo arrancó del Bernabéu, un estadio del que, hasta el momento, solo habían volado dos puntos (empate de Valencia). Si hubiéramos tirado el partido, a priori, señalando el encuentro como “de la otra liga” estaríamos mucho peor de lo que estamos. Como el equipo se encuentra en una situación muy delicada no es el momento de ‘hacer sangre’, aunque íntimamente todos los pericos tienen una opinión formada sobre el derbi que no fue tal. Los seguidores espanyolistas prefieren no expresarlo abiertamente y se empeñan en mirar hacia delante; una postura analgésica, ya que ahondar en la herida solo produciría más dolor, pero eso no quiere decir que se haya borrado de la memoria. Lo triste de la situación es que se ha repetido en demasiadas ocasiones. La continua renovación de las plantillas no ayuda a que el sentimiento perico arraigue en la mayoría de jugadores, que ven al Espanyol como una simple parada y fonda en su camino particular.
Es cierto que la liga está adulterada y se está convirtiendo en un duopolio entre el reparto por los derechos de imagen y la voracidad de los medios de comunicación generalistas que tienden a simplificar la actualidad futbolística en dos aspectos: R. Madrid y Barça, pero como de lo que se trata es de ‘nuestra liga’ lo que hay que hacer es empeñarnos en cambiar ese estatus quo tramposo.
Y para acabar de rechazar el eufemismo de que esos partidos no son “de nuestra liga”, señalar que los otros tampoco lo deben ser, porque sino no estaríamos en el fondo de la clasificación.¡A ver si seremos tan malos como para perder en dos ligas a la vez!