Partidos tan pésimos como el que perpetraron ayer Deportivo y Espanyol son los que invitan al aficionado a quedarse en casa. Pero lo peor es que el equipo barcelonés sigue haciendo gala de una preocupante espesura en ataque.
El grupo, que no pudo contar con su referente Sergio García, está negado de cara a puerta. La baja forma de los hombres de ataque y la resaca copera lastran a un Espanyol que ha perdido frescura. A Lucas le está costando mucho recuperar la chispa, mientras que Stuani y Caicedo suman otra jornada sin marcar. Y eso que Javi López pudo dar los tres puntos en la estrategia (estrelló el balón en la madera). Sin embargo, al equipo hay que exigirle más que defender con orden.
Lo que está claro es que el ‘simulacro’ de partido en la matinal de ayer es más acorde a un encuentro en el que se lucha por salvar la categoría que a una batalla donde uno de sus contendientes ambiciona una plaza europea.
Facilidades locales
En la primera aproximación seria, Lucas Vázquez se durmió antes de que pudiera rematar en el interior del área al intentar recortar a Sidnei. El experico, que formó pareja con Albert Lopo en el eje de la zaga coruñesa, no se dejó sortear y abortó la primera ocasión visitante.
El dominio territorial era local, pero el Depor daba facilidades en defensa y demostraba porque ha concedido tantos goles esta temporada en casa. Cañas hizo lucir a Fabricio en un tiro desde la frontal en un despiste local, un aviso de lo que iba a venir a continuación. Y es que Salva Sevilla desperdició un disparo a bocajarro que podría haber adelantado a los de Sergio González. Arbilla centró al segundo palo, tocó Víctor Sánchez hacia el corazón del área y Fabricio se lució con un paradón, echándose encima del pelotero almeriense. En el rechace marcó Caicedo, pero estaba en fuera de juego.
Un mal rechace de Álvaro propició la primera ocasión local. El balón cayó a los pies de Cavaleiro, que disparó a las manos de un atento Kiko. El Depor se empezaba a animar y un disparo desde la frontal de Fariña se fue lamiendo el palo.
Pero el conjunto de Víctor Fernández, fiel reflejo del puesto que ocupa en la tabla clasificatoria, ofrecía poquísimo y ambos equipos enfilaron el camino de los vestuarios con la sensación de que el Espanyol podía haberse ido con ventaja de haber pisado el acelerador.
Más de lo mismo
Si la primera parte fue discreta, la reanudación daba síntomas de ser aún peor. Contantes errores e imprecisiones en ambos equipos ofrecían un panorama desolador.
Y lo peor es que incluso pudo marcar el Depor. Oriol Riera bajó un balón con clase y, cuando iba a fusilar a Kiko, apareció Héctor Moreno para molestarle lo justo para que si disparo fuera impreciso. Rozó el penalti, pero la acción del zaguero mexicano fue providencial. Siguió el juego de los despropósitos y Cavaleiro pifió un remate fácil, con la portería para él solo. Kiko reaccionó rápido a este remate de semifallo, metiendo la mano para evitar que el balón se colara en la red.
Y en el tramo final, el 83’, llegó la mejor ocasión del encuentro. Un córner botado por Lucas y peinado por Héctor Moreno cayó a los pies de Javi López, que a dos metros de la portería disparó al travesaño y el balón botó en la línea, con suspense. Eso animó al Espanyol, cuyos extremos Mattioni y Montañés (habían salido en la segunda parte) crearon peligro desde sus flancos y dotaron al equipo de más poderío ofensivo (Lucas se situó en el centro, por detrás del ariete). Fabricio evitó un gol de falta Arbilla en los últimos suspiros. El Espanyol volvió a reaccionar tarde y el tanteador inicial no se movió. El parón liguero de este fin de semana y la recuperación de Sergio García se antojan como elementos clave para recuperar la frescura perdida en ataque.