Sin tiempo para lamentarse ni curar las heridas que dejó la derrota ante el Levante, el Espanyol tiene esta noche, en Cornellà a las 20.00h, una nueva oportunidad para evitar que la preocupación y los nervios que se han instalado tanto en el entorno como en el club vayan a más. Las alarmas vuelven a sonar tras las pésimas sensaciones que dejó el conjunto en el Ciutat de València. La situación no es tan crítica como hace unos meses, pero la imagen empieza a ser preocupante. Sin duda, no es el peor momento del campeonato, pero tras reaccionar logrando 14 puntos sobre 21, se han cosechado dos derrotas consecutivas que están impidiendo finiquitar la salvación. De todas maneras, el colchón de siete puntos respecto a los puestos de descenso es importante.
Triunfar para respirar
Solo una victoria ante el conjunto celtiña, que ha sumado 26 de sus 53 puntos a domicilio, calmaría los ánimos de una afición que se mostró muy indignada con el juego mostrado el pasado viernes. Pero no solo la grada está enfadada, en el club tampoco gustó la imagen del equipo y una derrota ante el conjunto de Berizzo dejaría muy tocado a Galca, que incluso podría ser destituido. Pese a que la situación parecía muy encarrilada, el Espanyol solo ha logrado un punto de los últimos nueve, lo que sirve para recordar que aún tocará sufrir. Y hoy podrían acabar con este sinvivir.
A falta de cinco jornadas aún falta un triunfo para empezar a respirar, y cuanto antes mejor, ya que el calendario se complica. Ganar al Celta sería algo grande. Como lo fue Ricardo Zamora, el mejor portero de todos los tiempos, al que Pau López y Arla, que llevarán una camiseta conmemorativa de su centenario debut, se sumarán a los actos que organiza el club por esta efeméride. Por eso, ganar al Celta sería algo ‘divino’. Mucho más de media salvación está en juego.
No se esperan cambios
La falta de intensidad, concentración, ambición que mostraron algunos jugadores en Valencia no se puede repetir. El técnico ha pedido más tensión competitiva y una concentración total durante los 90 minutos. La consigna está clara: nadie puede relajarse.
Pese a que el de Bucarest no acabó nada contento en el último partido e incluso recriminó algunos aspectos a sus jugadores, no se esperan grandes novedades en el once. Galca apenas moverá el equipo inicial, salvo la presencia en la punta de ataque de Gerard Moreno por un Felipe Caicedo que todavía no está al 100%. La importancia del choque hace que las piezas por las que apostará el técnico vuelvan a ser las más conocidas. Y es que tampoco hay más. El armario perico tiene poco fondo para Galca, que ha dejado claro que no cuenta con un grupo de futbolistas. Sin ir más lejos, el técnico repitió la convocatoria de la semana pasada.
Con la novedad ya comentada en la delantera, el resto serán los mismos que jugaron en el Ciutat de València. Hernán Pérez y Rubén Duarte, tras superar las contusiones que sufrieron ante el Levante, no han de tener ningún problema para ser de la partida. Pese a que no habrá mucha pólvora en el campo, en el banquillo Caicedo, Burgui y Mamadou esperarán su oportunidad. Ganar sería la vida, perder significaría seguir sufriendo. Y esto sería muy preocupante señores.