Reivindicativo como siempre y abanderando el mensaje de no tirar la toalla y seguir trabajando. El resultado cosechado reforzaba su idea y Rubi no podía evitar sonreír tras un partido que como él mismo reconoció “está entre los tres o cuatro mejores de la temporada, y quizás ha sido el más redondo”.
El Espanyol pareció volver a los orígenes, a ser el del principio. Y tiene pinta este equipo de acabar en una línea claramente ascendente. Pese a ello, cuestionado por si esta Liga se les puede hacer corta, viendo que Europa está ahí, el preparador blanquiazul aseguró que “la liga es la que es y tenemos los puntos que hemos merecido. Prefiero acabar con estas sensaciones y satisfecho por ver cómo ha crecido un equipo que ha pasado su bache y ha sido capaz de salir de él a base de trabajo, de creer en lo que se hacía y de no bajar los brazos. De no entregarse y luchar hasta el último minuto y el último día para apurar la ilusión y acabar lo más arriba posible. Hemos mejorado mucho”. A lo que añadió que “podemos ser optimistas al ver que los jugadores jóvenes van hacia arriba y que los veteranos están implicadísimos, tenemos un grupo muy bueno”. Y del protagonismo de los canteranos aseveró que eso es producto “de su esfuerzo, dedicación y ganas de querer ser mejores”.
Un partido redondo
En su análisis de lo acontecido, el de Vilassar aseguró que “la primera parte fue igualada”, pero que tras 1-0 “el equipo ha ido creciendo, ese gol nos ha ayudado mucho y la segunda parte ha sido fantástica. Espero que la gente haya disfrutado. No es fácil hacer esto cada día, pero es la idea que tenemos. No se nos puede reprochar el esfuerzo”.
Había ilusión por ganar a uno de los grandes y eso se notó: “Le doy un gran mérito al equipo por haber logrado maniatar muy bien a un Atlético que pese a ello te hace dos o tres ocasiones y a balón parado te lo hace pasar mal. Valoro que hemos ganado y lo hemos hecho con buenas sensaciones y respetando nuestra idea de juego. Una vez más demostramos que hasta que queda un minuto hay que pelearlo”.
Finalmente, Rubi admitió que al descanso se habló del gafe de adelantarse: “Les dije otra vez estamos por delante, tiene mucho mérito avanzarse tantas veces” y al fin acabó la maldición a lo grande. Lo merecieron.