David López está de vuelta. Al canterano le ha tocado vivir en los últimos meses la cara amarga del fútbol, por primera vez en su carrera deportiva. El 2 de marzo, el jugador sufrió unas molestias ante el Valladolid que le obligaron a retirarse del terreno de juego. Pese a que las primeras sensaciones eran que no se trataba de nada importante, las pruebas complementarias confirmaron que tenía una grave lesión: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda por lo que solo cuatro días después era operado. Tras pasarlo mal al inicio, poco a poco, se recompuso y fue ganando batallas en la recuperación hasta que el 27 de agosto recibió el alta médica, y un mes más tarde reapareció en un terreno de juego. Volvió a sentirse futbolista y poco después cumplió su sueño de jugar en Europa con el Espanyol. Pero el canterano quiere que ese partido no sea algo puntual. Realista ante la situación deportiva del equipo, cree que aún están a tiempo de vivir un buen curso y que deben acostumbrarse a codearse por Europa. Palabra de líder. De una de las voces más autorizadas del vestuario y que se crece ante las adversidades. Lucha, ganas, ilusión, sacrificio e implicación son algunas de las palabras que están en su vocabulario y de las que tirará para que se puedan repetir las grandes sensaciones del curso pasado.
Septiembre nos dejó el regreso de Pablo Piatti y el tuyo tras más de seis meses lesionados. ¿Es la mejor noticia deportiva de los últimos tiempos?
Sin duda, junto a la clasificación para la fase de grupos de la Europa League que era el primer objetivo y lo conseguimos, mientras que la otra cara es la liga donde no hemos empezado nada bien.
¿Cómo te encuentras físicamente tras volver a jugar?
La verdad es que muy bien. Son bastantes meses de esfuerzo en los que hemos trabajado mucha fuerza, estabilidad, potencia, velocidad… Para que me dieran el alta tenía que pasar varias pruebas y en todas ellas superé los valores que tenía antes de la lesión.
¿Te esperabas jugar dos partidos de titular en tan solo tres días como te sucedió en Moscú y Mallorca?
Es vital volver poco a poco, y es una recomendación de los doctores y los fisios, ya que al final, aunque tu cuerpo está preparado a nivel de fuerza, elasticidad, coordinación… necesita una adaptación a la carga de trabajo. Durante el partido pasan muchas acciones imprevisibles y el cuerpo se ha de ir adaptando a estas circunstancias. Yo he ido entrando poco a poco. Gallego me dio esta posibilidad, aunque no fue de la mejor manera, ya que en los primeros partidos entré con el resultado en contra, pero me sirvieron para ir cogiendo minutos. Ahora ya estoy preparado para jugar todo el partido sin ningún problema, aunque es verdad que en Mallorca me costó mucho aguantar, y tuve que pedir el cambio, ya que había tenido poco tiempo de recuperación.
¿Qué te pasó por la cabeza cuando el 22 de setiembre volviste a jugar contra la Real Sociedad?
Muchas cosas y emociones. Piensa que han sido seis o siete meses de mucho trabajo, con mucha gente detrás dándome apoyo y ánimos para que volviera lo antes posible y en las mejores condiciones. Solo pensaba en hacerlo lo mejor posible para agradecer todas estas muestras de apoyo y cariño.
Tu primera titularidad fue en Moscú, con un triunfo histórico en un día que tu cumplías un sueño, ¿no?
Sí, fue el mejor partido que podía imaginar para volver a ser titular: en Europa, con un buen rival enfrente, un gran campo, victoria, portería a cero… Y todo esto con la dinámica que llevábamos que era muy negativa. Ni me hubiera imaginado debutar en Europa con el Espanyol de esa manera.
Seguramente ese fue el mejor momento de lo que llevamos de un curso complicado. ¿Cómo está el vestuario tras el relevo en el banquillo?
Un relevo de entrenador siempre es complicado y no gusta a nadie, ya que se producen muchos cambios. Son estilos de juego muy diferentes y tendremos que adaptarnos a nuevos movimientos, conceptos y esto se logra con muchas horas de trabajo, por lo que esta semana hemos entrenado en dobles sesiones. Queremos llegar al partido del Villarreal de la mejor manera posible. El vestuario está muy predispuesto a hacer este esfuerzo y lo que haga falta para revertir esta mala situación.
Si revertimos pronto esta situación, ¿estamos aún a tiempo para vivir una temporada ilusionante?
Creo que sí. En la liga quedan muchas jornadas y sin ir más lejos, con el duodécimo clasificado, que sería donde tendríamos que estar por presupuesto, estamos a cinco puntos y del noveno a seis; los tenemos a dos partidos con mucho campeonato por delante, mientras que en la Europa League vamos segundos del grupo, con cuatro puntos, y parece estar bastante encarrilado. Estoy convencido de que le daremos la vuelta a este mal inicio.
¿Qué sensaciones os está dejando Pablo Machín en estos primeros días?
Ha estado viendo nuestros partidos y analizando lo que cree que nos ha faltado y no hemos hecho bien. Todo esto es lo que nos está transmitiendo estos días junto a su sistema y forma de jugar que es una defensa de tres. Cuando hay un cambio de entrenador en las primeras sesiones todos están más revolucionados, ya que queremos ganarnos un sitio y ser titulares desde el primer partido.
¿Qué te parece la defensa de tres centrales?
No he jugado nunca, pero tengo ganas de aprenderlo y probarlo a ver qué tal es este sistema. Al final el dibujo que utilices depende de la voluntad que tú tengas. Puedes tener una defensa de cuatro, con dos laterales que no suban nunca, y eres la más defensiva del mundo, mientras que con tres centrales y dos carrileros muy abiertos puedes ser de los más ofensivos.
A parte del sistema, para que el año sea bueno ¿hay que recuperar ya la química con la afición tras los pitos de los últimos partidos?
Sí, totalmente de acuerdo. En los malos momentos es cuando hemos de estar todos más unidos. Uno de los ADN del Espanyol es la buena sintonía que hay entre la plantilla y la afición. El equipo en Cornellà nota muchísimo cuando están con nosotros y nos animan, y creo que ahora es el momento de dar todos el máximo para revertir esta situación.
¿Tu regreso te deja una sensación agridulce por cómo están saliendo las cosas deportivamente?
Claro. Tenía muchas ganas de volver y hacerlo ganando, con la buena imagen del año pasado. No ha sido posible y me quedo con que he vuelto con buenas sensaciones mías, pero que aún tenemos mucho margen para cambiar este mal inicio.
¿Lo has pasado mal durante estos meses lesionado?
Mucho. Nunca había tenido una lesión de más de dos o tres semanas. En el momento que me comunicaron su gravedad lo pasé muy mal. Tuve una época muy dura y difícil. El primer mes después de la operación te lo tienes que pasar prácticamente en casa, solo iba del hospital, donde hacia la recuperación, a casa y ya está. Fueron momentos complicados, aunque por suerte viví el día a día con Pablo (Piatti), que es una persona muy alegre y trabajadora, y me animó y ayudó muchísimo. Nos dimos mucho apoyo mutuamente. Se trata de una lesión de muchos altibajos, en el que influye bastante el aspecto mental y cuando uno no estaba bien, encontraba al otro para darle ánimos. Pasar todo el proceso de recuperación de la mano nos fue muy bien a los dos.
Tras vivir tantas horas juntos, más que compañeros ahora seréis buenos amigos…
Él se operó un día antes y en el hospital estábamos en habitaciones contiguas. Cuando llegué lo acababan de intervenir y a partir de ese momento empezamos a tener una relación más fuerte. En el vestuario la teníamos de compañeros, y nos llevábamos muy bien, pero ahora ha ido a más. Éramos como hermanos. Incluso hacíamos broma, ya que como fuimos en los mismos plazos de recuperación, teníamos los mismos síntomas, dolores… parecíamos dos hermanos gemelos a los que cuando a uno le pasa algo el otro también lo nota. Estuvimos tanto tiempo juntos, viviendo tantas sensaciones que nos hemos unido mucho.
Aparte de Piatti. ¿Qué es lo que te dio fuerza para tirar adelante y superar los malos días?
He tenido muchos alicientes, el principal la familia, obviamente, mi mujer y mi hija. Los ves sufrir, que no lo pasan bien y son momentos complicados. Pero me han dado mucho apoyo. Después el ver que el equipo se clasificó para las previas de la Europa League fue una motivación extra para llegar de la mejor forma posible a la fase de grupos, ya que jugar en Europa con el Espanyol siempre ha sido mi sueño, y lo he podido hacer realidad. Tenía alicientes para recuperarme de la mejor manera posible.
¿Qué hubieras pagado por jugar ese partido ante la Real Sociedad?
Lo que hubiera hecho falta. Lo viví, como no, con Pablo desde la grada, con muchos nervios, ya que estaba escuchando el partido de Sevilla. Lo hubiera dado todo, pero al final intentas aportar de otra manera, animando a tus compañeros y motivándolos. Les decíamos que les invitaríamos a algo, ya que gracias a ellos podríamos jugar al año siguiente en Europa. Lo que tengo claro es que se pasa mucho peor desde fuera del campo que desde dentro.
¿Hay que reaccionar lo antes posible para vivir más tardes como aquella?
Sí, hay que trabajar para que esos momentos se repitan. Entramos en la Europa League, pero lo que todos tenemos en mente es que esto no se quede aquí y que el Espanyol cada vez se vaya codeando más con las competiciones europeas, que se vaya conociendo el club más a nivel mundial y podamos vivir muchas jornadas europeas. Para esto es necesario estar a un nivel muy alto en la liga y es lo que vamos a intentar hacer.
