La famosa frase de Tintín Marquez (“Olemos a muerto”), que sirvió para firmar su epitafio como entrenador del Espanyol, viene como anillo al dedo para describir la delicadísima situación que vive el equipo.
Es evidente que Constantin Galca no tiene toda la culpa de la situación actual. Ni tan siquiera es el principal responsable porque ha recogido una pésima herencia en forma de jugadores faltos de confianza y una plantilla descompensada y sensiblemente inferior a la de la temporada pasada. El resultado es un equipo sin alma y sin confianza, al que no le sale nada.
Sin embargo, la situación requiere una drástica decisión (injusta posiblemente) que solo pasa por la destitución de Galca. El rumano tampoco ha estado a la altura, como quedó anoche patente con su alineación, posterior puesta en escena y nula capacidad de reacción.El técnico insistió con su apuesta en Arlauskis, un portero del montón que no mejorará las prestaciones de Pau. El inédito e inadaptado Ciani regresó a la titularidad en el partido más importante de la temporada hasta la fecha; la banda izquierda Fuentes -Víctor Álvarez, tan criticada en la ‘Era Sergio’, regresó por sorpresa a la alineación. Demasiados experimentos.
Pronto se vio que el partido iba a ser un castigo demasiado cruel. Un pase lejano a la espalda de los dos centrales dejó muy solo a Jonathas, que superó a Arla. Un solo pase frontal fue suficiente para romper todo el entramado defensivo. Pero este jarro de agua frío no espabiló al Espanyol. La Real contragolpeó y volvió a abofetear a su oponente. Otro balón a la espalda de los defensas, este vez por el flanco de Fuentes. Y de nuevo Ciani, en la foto del gol.
Oyarzabal y Héctor, dos semidesconocidos seguían desestabilizando por la izquierda. Por contra, al equipo no le salía nada. Y si en defensa dos despistes costaron dos goles, en ataque las cosas no fueron nada mejor, sin poner a prueba los reflejos de un inédito Rulli. 0-2 al descanso y aún pudo ser peor porque Arla se jugó el penalti en una entrada con los pies a Oyarzabal.
De mal en peor
Montas un circo y te crecen los enanos. En el descanso Galca se vio obligado a realizar dos cambios por lesión y uno de los recién ingresados, Pau, salvó dos goles en sus dos primeras acciones. Primero saliendo ante una llegada de Jonathas y después evitando que rematara el propio delantero brasileño ante un centro lateral.
No terminó la pesadilla. Una fácil pared entre Oyarzabal y Rubén Pardo sirvió para romper la defensa por el centro poniendo el cuarto en el electrónico. Y a la salida de un córner, Diego Reyes, cabeceó libre de marca a la red. “Queremos jugadores que sientan los colores”, “Jugadores mercenarios” y “A este equipo le faltan cojones”, fueron algunos de los cánticos de los valientes aficionados que se quedaron hasta el final.
El primer disparo del Espanyol se hizo esperar hasta el minuto 69, aunque Burgui no acertó entre los tres palos. No sirve de excusa el claro penalti no señalado sobre Marco Asensio. Precisamente el balear hizo el primer tiro entre palos (¡En el minuto 75!), aunque no supuso una verdadera amenaza para Rulli. También es cierto que, con cuatro goles de ventaja, la Real ya había sacado el pie del acelerador. De este modo, Salva Sevilla cabeceó fuera un buen servicio de Javi López cuando se encontraba en posición franca.
La mitad de los 14.000 aficionados ya había desfilado. Por lo menos se ahorraron ver el quinto gol, un cúmulo de despropósitos en el que Javi López y Ciani le sirivieron el gol en bandeja a Jonathas. Precisamente el capitán pidió disculpas desde el césped a la grada, mientras a Burgui se le escapaban las lágrimas.