En la tertulia de hoy de ‘La Grada Ràdio’, Luis Navarrete, director de la agencia futbolística Anticipasports, ha explicado una anécdota que habla mucho del carácter y personalidad del medio centro del RCD Espanyol Keidi Bare; “En un reciente viaje a Italia me senté en la plaza de España de Roma y junto a un chico albanés, al que pregunté por Keidi Bare; el chaval dijo, ¿a mi me preguntas eso? Era un amigo íntimo de Keidi en Roma, y me explicó cómo entrenaba de pequeño, corriendo con su padre detrás con una motocicleta. Además, me dijo que era muy fuerte. Tenían un entrenador que a la que fallaban, le pegaban, no era un entrenamiento cualquiera. Métodos que aquí estarían sancionados. Me hace pensar en lo duro que es el camino llegar para ser profesional”.
El camino de Keidi Bare hasta la élite, lleno de obstáculos
Efectivamente el camino de Keidi Bare hasta la élite no ha sido nada fácil. Nació en un país en guerra civil, de donde se marchó solo muy pronto, empujado por unos padres que querían que tuviera un futuro mejor. Con 11 años, un representante le ofreció la oportunidad de ir a hacer una prueba en Grecia y entró en la Base de Panathinaikos. Solo en Atenas, sin el afecto y el apoyo de la familia, pasó cuatro años en Grecia, hasta que por temas burocráticos ya no le dejaron jugar más y solo podía entrenar. Con 15 años volvió a Albania. Al cabo de poco tiempo le llamó el Atlético de Madrid, donde al tener pasaporte extracomunitario, no pudo jugar hasta que le pudieron arreglar los papeles; dos largas, eternas temporadas, donde solo entrenaba. En si estreno con el Atlético juvenil, marcó un gol y se abrió la cabeza en un choque con la rodilla del portero rival. Después, en 2017, debutó con el primer equipo, para luego pasar por el Málaga y posteriormente, fichar por el Espanyol, donde se ha consolidado como un jugador importante.