Keidi Bare ha sido la gran apuesta del RCD Espanyol esta temporada. El fichaje más caro con diferencia, y es que el cuadro blanquiazul desembolsó unos dos millones de euros para contratar al futbolista albanés hasta 2024. El siguiente es Óscar Gil, por el cual se pagaron los 500.000€ de su cláusula de rescisión. Keidi era un deseo de la dirección deportiva, que le observó y estudió con detenimiento durante su etapa en el Málaga, también en Segunda División. Una operación que, en condiciones normales, pasaría algo más desapercibida, pero tras lo que nos ha tocado vivir en los últimos tiempos, y no solo en el mundo del fútbol, merece un punto y aparte. La pandemia de COVID-19 causó estragos a los clubes y todos tuvieron que ajustarse el cinturón para confeccionar las plantillas y equilibrar los sueldos de los jugadores. Así pues, dentro de ese contexto de ‘pobreza’ económica y con un límite salarial exprimido al máximo en el caso del Espanyol, la apuesta y decisión por Keidi Bare fue más que importante. De hecho, la negociación se estiró en el tiempo y hasta que Marc Roca no se marchó al Bayern de Múnich, el Espanyol no pudo inscribir al jugador, que también puso de su parte para aterrizar en el RCDE Stadium, rechazando otras ofertas e intereses de Primera División.

Por edad y experiencia en la categoría parecía un fichaje que encajaba en algunos de los parámetros que buscaba el RCD Espanyol en su nueva etapa en Segunda División: jugador en crecimiento, conocedor de LaLiga SmartBank y consolidado como titular en un equipo de la misma liga, tenía carácter, margen de mejora y estaba adaptado a la cultura, pues llevaba tiempo viviendo en España. Además, y no menos importante, representaba un perfil más bien escaso en la plantilla tras la salida de Víctor Sánchez que podría ser muy útil en contextos más físicos durante la temporada. Sea como fuere, este ha sido el paso más importante que ha dado Keidi hasta la fecha y una buena oportunidad para acercarse a una élite del fútbol español que pisará en pocos meses. Su papel en el Málaga ya invitaba a pensar que estaba preparado para un reto más exigente. Tras esta temporada ya se puede decir que ha superado con creces todas las expectativas.
Keidi tardó varias jornadas en consolidarse en el once titular del Espanyol. Entre la falta de ritmo al inicio y algunas lesiones que le apartaron de las convocatorias, no tuvo apenas protagonismo en el primer tercio de la competición. Debutó en Sabadell, jornada 4, repitió en la nueve contra la Ponferradina, y no fue hasta la 14 en Butarque que empezó a entrar con regularidad. Su primera titularidad fue ante el Cartagena en una remontada que marcó un antes y un después para Melamed, aunque el albanés fue sustituido en el descanso tras una mala primera mitad. La siguiente fecha, contra el Sporting de Gijón en casa, volvió a ser titular, condicionado seguramente por la baja de Cabrera que obligó a retrasar a David López y a liberar una posición en el centro del campo, y su buena actuación le abrió las puertas del once en la mayoría de partidos hasta la consecución del ascenso. Este ha sido, sin duda, uno de los grandes méritos de Keidi Bare esta temporada. No parecía nada sencillo convertirse en pieza indiscutible en un centro del campo con mucho talento y experiencia en la categoría. El inicio de Fran Mérida, la jerarquía de David López, la visión de Darder y un Pol Lozano que había llamado a la puerta más de una vez, sobre todo durante la pretemporada. Keidi ya forma parte del once más reconocible del Espanyol en la temporada del ascenso. Paso al frente que bien puede valer su continuidad en Primera el curso siguiente.
Keidi Bare se define como un pivote defensivo-mixto, que no posicional, aunque también puede ocupar otras posiciones del medio. Es intenso en todas las fases del juego. Activo en salida de balón, buena capacidad de organización del juego y de pase. En defensa es agresivo en los duelos (tercer jugador que más balones recupera, solo por detrás de Cabrera y David López, centrales), cubre bien los espacios entre líneas y tiene capacidad de interceptación.
A nivel táctico, hemos visto a Keidi Bare con un rol muy definido en la salida de balón. De los dos pivotes más utilizados, es Sergi Darder quien normalmente retrocede su posición hasta ocupar uno de los lados de los centrales, casi siempre el izquierdo, pues por ese perfil es donde se juntan los jugadores más técnicos del equipo: Pedrosa, Puado, Melamed, Melendo y el propio Darder, que permiten una progresión del balón más fluida y controlada, mientras que el albanés actúa de pivote posicional (imagen inferior), a pesar de no definirse como tal, manteniendo el equilibrio por delante de los centrales y así compensar y liberar las funciones del ’10’ una vez el balón ya transita por campo rival. Las ayudas defensivas que ha realizado a los laterales, cubriendo su espalda o favoreciendo el 2vs1 contra el jugador rival y las ayudas a los centrales para tapar posibles incorporaciones de segunda línea también ha sido de lo más destacado de un jugador que ha elevado la competitividad del equipo y que ha sumado piernas y esfuerzos prolongados en un centro del campo carente de recorrido.
En fase atacante, su principal cometido es mantener la posesión del equipo y ayudar a sus compañeros ofreciendo constantes líneas de pase para desahogar la circulación y llevar el balón hacia otras zonas del campo. No destaca por su finura y atrevimiento con el balón, para esto ya existen otros perfiles. Sin embargo, tampoco rechaza la posibilidad de progresar por dentro cuando la situación lo requiere. Es fiable en los primeros pases (89% precisión), la mayoría de seguridad, sin demasiado riesgo, incluso ante presión alta del rival, aunque todavía tiene un gran margen de mejora en la toma de decisiones en este contexto.

A lo largo de su carrera Keidi Bare ha jugado como pivote único, acompañado de otro jugador como en el Espanyol y también de interior en un centro del campo de tres jugadores, algo que podría plantearse desde el inicio Vicente Moreno de cara a la temporada que viene. En Primera el ritmo es más alto y los rivales tienen mayor capacidad para circular rápido el balón y llevarlo dentro, un paisaje táctico que se deberá compensar con otro jugador más alto, corpulento y posicional -fichaje muy necesario- que no tiene porqué quitarle de la ecuación del centro del campo. Las ‘dudas’ que puedan existir con el albanés llegan por si sería capaz o no de dominar la zona del pivote él solo en Primera: segundas jugadas, juego aéreo, etc., Keidi podría agradecer a otro jugador más capacitado para ello a su lado debido a que su altura y movilidad le pueden jugar una mala pasada, además de no ser tan fiable para dominar y superar los envíos directos del rival (39% de duelos ganados este curso), algo que el año que viene puede provocar más desbarajustes que los que se han visto en Segunda División.
Así pues, asumiendo las futuras exigencias de la Primera División, las condiciones del albanés y las posibles incorporaciones del mercado, no se tendría que descartar un cambio de rol respecto a esta temporada: avanzar algo más su posición, aunque siempre viendo el fútbol y el rival de cara para aprovechar su recorrido, anticipación y agresividad en el robo (tanto por dentro, contra los mediocentros rivales, como por fuera, para ayudar defensivamente a los laterales). También es importante resaltar que no es un futbolista tan dotado técnicamente como para recibir, sobre todo en Primera, de espaldas y entre líneas, como sí lo son Melendo, Mérida, Puado o Melamed, otro motivo por el cual cuesta imaginarse a Keidi Bare ocupando regularmente posiciones más adelantadas de las que forman el doble pivote. Sea como fuere, esto supone otro escenario más, otra variante, otra incógnita, de las muchas que deberá trabajar y tener en cuenta el Espanyol en su vuelta a la máxima competición española de fútbol.