Sin gol no hay triunfo posible. Y con un tanto injustamente anulado, aún es más difícil. El Espanyol lo hizo todo para llevarse los tres puntos ante un Levante que dejó buenas sensaciones, pero no estuvo acertado ante puerta. Tuvo más ocasiones claras que en cualquier otro partido de esta liga, pero no tuvo el día ante el marco rival. Solo pudieron superarle en una ocasión, aunque, incomprensiblemente, Undiano Mallenco anuló el gol a Gerard. Una acción muy polémica que confirma que esta liga es lamentable, ya que el remate del ‘7’ no hubiera sido sancionado si lo hubiera realizado un jugador de los equipos conocidos como grandes. Al Espanyol poco, o nada, se le puede reprochar, solo la falta de acierto ante puerta.
Quique apostó por Marc Navarro para tener más presencia ofensiva, mientras que Muñiz introdujo cinco cambios para intentar cambiar la dinámica negativa de las dos últimas jornadas. El Espanyol, que salió decidido a repetir los arranques de sus dos últimos encuentros en casa, se encontró con un Levante muy metido en el partido que merodeaba el área perica. Ambos equipos miraban el área rival y todo podía pasar. Nadie quería especular. En los primeros cinco minutos, Baptistao e Ivi ya avisaban de que el partido sería entretenido. El juego era vivo, con llegadas a ambas áreas, aunque con momentos de descontrol. Era el típico encuentro que no suele gustar a los técnicos.
Un fallo casi decisivo
Quique avisó de la importancia de marcar pronto. Era clave para abrir la defensa valenciana. Y el gol estuvo muy cerca, aunque Baptistao incomprensiblemente remató a las nubes. Jurado intentó sorprender a Raúl con un toque de clase, el portero desvió el esférico, pero el brasileño, solo en el área, se precipitó al rematar de primeras. El Espanyol acababa de perdonar su mejor ocasión. El balón no entró, pero sirvió para motivar a los blanquiazules que empezaron a apretar y cada vez se encontraban mejor sobre el verde. Baptistao lo volvió a probar con un cabezazo, mientras que Darder, desde el corazón del área, chutó a las manos de Raúl. Los blanquiazules se habían asentado definitivamente en el campo. Habían tomado el control del juego, aunque les faltaba madurar un poco más el juego.
El partido era entretenido, con dominio alterno y oportunidades en ambas áreas. Los de Muñiz no tenían miedo en atacar y llegaban con varios hombres. Campaña y Morales llevaban peligro, mientras que nadie llegaba a un centro de Piatti y Marc Navarro lanzaba una falta peligrosa cerca del larguero. La primera parte nos dejó bastantes cosas. Un juego vivo y abierto que entretenía al aficionado.
Perdonaron ante puerta
El partido estaba muy abierto y Pau evitó que se complicara en el arranque de la segunda parte. En una demostración de reflejos sacó un disparo de Ivi cuando ya se colaba. Una acción que sirvió para que los pericos se metieran en el partido y el Espanyol empezara a ofrecer sus mejores sensaciones. Tenía más el balón e intentaba buscar amplitud para encontrar espacios.
Gerard la tuvo en dos buenas ocasiones y Baptistao volvía a fallar una clara ocasión. El gol se resistía. Parecía mentira. La afición empujaba y el equipo apretaba a un Levante que pasaba por sus peores momentos. Se mascaba el gol. Pero, poco a poco, los de Muñiz volvieron a entonarse. Ivi volvía a avisar, dejando claro que nadie se podía fiar, aunque los de Quique no tardaron en reaccionar. Darder remataba al larguero y Sergio García cazaba el rechace, aunque Raúl evitaba el gol.
El Espanyol tenía al Levante encerrado. Apretaba y los valencianos se defendía como podían. Y al final se pudo hacer justicia. Gerard remató al fondo de las redes, pero el colegiado lo anuló. La mala suerte y el vergonzoso arbitraje nos privó de una victoria justa. Dos puntos que ya no volverán. ¡Qué triste!