Donde no alcanza el juego, debe llegar el corazón. El Espanyol apeló a esta máxima y obtuvo el premio del empate en el minuto 90. Un final trepidante, en el que se igualó el marcador, maquilló un encuentro muy flojo ante un Villarreal que fue superior en el cómputo global del choque. Y es que el equipo blanquiazul se comportó como aquel mal estudiante que se deja los deberes para el final y aprueba in extremis.
Sergio González y Marcelino García plantearon dos sistemas de juego simétricos (4-4-2), con demasiado respeto y juego trabado. Pero con el paso de los minutos, se vio que el Villarreal se encontraba más cómodo, ahogando la salida de balón del Espanyol, que debía recurrir a los balones largos para Caicedo. El ‘Submarino amarillo’ tocaba mejor y en una buena combinación de ataque el balón le llegó franco a Mario, que fusiló a Kiko ante la pasividad de le defensa perica en general y del joven canterno Eric, en particular.
El Espanyol quedó grogui y el Villarreal dispuso de dos grandes ocasiones para aumentar su ventaja. Primero en un disparo peligroso de Mario desde el vértice del área y después un remate cercano de Vietto, en ambos casos a consecuencia de una empanada defensiva general y alarmante. En ambas ocasiones, Kiko salvó los muebles.
Una buena acción de Lucas, con un pase que dejó solo a Javi López en la posición de extremo derecho, fue la única acción de mérito en toda la primera parte. Por lo menos sirvió para animar un poco al equipo blanquiazul, que forzó un par de lanzamientos de esquina consecutivos. Incluso en uno de ellos se creó peligro tras una salida en falso de Asenjo. Sin embargo, un bagaje muy pobre de un equipo que debe dar más de sí.
Y como el panorama no era precisamente alentador, Sergio movió el banquillo para auxiliar el centro del campo, con la entrada de Abraham por Víctor Álvarez. El primer disparo perico entre palos ocurrió en los albores del segundo tiempo, cuando Colotto disparó desde la frontal a las manos de Asenjo. Significativo, en cualquier caso, que fuera obra de un defensa central. Era un preludio de lo que iba a acontecer.
Mejoría tras el descanso
El Espanyol mejoraba con el paso de los minutos. O por lo menos, el equipo de Sergio ya era capaz de dar más de tres pases seguidos. Así llegó un disparo intencionado de Lucas. El gallego, en la siguiente acción, centró desde la derecha para que Caicedo cabeceara excesivamente cruzado. El ecuatoriano, por cierto, fue sustituido en el 59 tras otro partido en el que aportó poco.
Sin embargo, en un contragolpe, Uche se quedó solo ante Kiko y remató de forma muy inocente.
Y Colotto la tuvo de nuevo en una falta botada por Fuentes, pero su disparo a bocajarro se marchó fuera. Y precisamente el lateral cordobés sacó bajo los palos un remate de Vietto que iba camino de la red tras una buena jugada del recién incorporado Giovani. Después, un balón muerto a punto estuvo de ser aprovechado por Abraham, que disparó ligeramente desviado a la media vuelta.
No faltó la polémica en unos minutos finales trepidantes. Primero Gil Manzano paró el partido cuando el balón estaba vivo en el área del Villarreal porque Asenjo se había lastimado y decretó bote neutral. Después, consideró que no había penalti sobre Stuani y le enseñó amarilla al uruguayo por simularlo (también a Sergio García por protestar). Pero el Espanyol había pisado el acelerador de forma irreversible.
Un centro de Sergio García fue rematado a la red por Colotto, disfrazado de ‘depredador’ de área, tras un mal rechace de Asenjo. Justo se acababa de cumplir el minuto 90 y, lejos de conformarse con el empate, el equipo de Sergio buscó el tanto del triunfo. Un sprint final apoteósico que deja buen sabor de boca pero que no invita precisamente a la euforia.