A nadie se le escapa que el Espanyol está atravesando un bache. El duelo disputado en el Coliseum Alfonso Pérez fue uno de los peores que ha protagonizado el equipo dirigido por Rubi hasta el momento. Los blanquiazules cedieron su tercera derrota consecutiva y por segunda jornada seguida encajaron tres dianas, cosa que sucedió solo una vez con el último entrenador en el banquillo, en enero del pasado curso cuando el Sevilla se llevó los tres puntos del RCDE Stadium (0-3) y el Leganés derrotó al equipo en Butarque (3-2). La anterior ocasión en la que el equipo cedió durante dos jornadas seguidas tres goles o más, fue a principios de 2016 con Constantin Galca en el banquillo: 6-0 ante el Real Madrid y 0-5 contra la Real Sociedad.
El equipo, que en el arranque liguero se caracterizó por su fortaleza defensiva, ha visto lapidado el muro en su retaguardia. Y es que desde la derrota en el Sánchez Pizjuán, Diego López ha tenido que recoger el balón del fondo de su portería hasta en ocho ocasiones, las mismas que en las primeras diez jornadas. Si los blanquiazules eran, junto a Getafe y Valencia, el tercer equipo que menos goles cedía al finalizar el décimo encuentro liguero, actualmente es el décimo equipo que menos goles encaja. Es más, en las últimas tres jornadas -a falta de que finalice esta- el Espanyol es el equipo de toda la Primera División que más dianas ha concedido.
El conjunto se desmorona por uno de sus principales cimientos, la defensa. Las jugadas a balón parado y los errores individuales están haciendo mucho daño a los espanyolistas en los últimos compromisos. Sin ir más lejos, Mario Hermoso es uno de los protagonistas involuntarios en dos, o incluso tres, de los últimos goles recibidos: en el primero frente al Girona pierde la marca, en el último baja a defender al galope, y en Getafe se la juega demasiado a la hora de salir con el balón jugado. Pero sería injusto personalizar únicamente en el internacional, ya que en el primer gol en Sevilla Diego López no sale a por el balón y Granero no sigue a su hombre, o en el segundo de Stuani el charrúa se escapa de entre Javi López y Dídac.
Parón a los goles
Llevaba el cuadro perico desde la jornada seis marcando, al menos, una diana por encuentro. Diez partidos consecutivos viendo puerta, ida copera incluida, en una temporada en la que el único campo que se había quedado sin ver un gol del Espanyol era el Santiago Bernabéu. Ahora ya son dos, puesto que en el Coliseum, también en Madrid, el equipo se fundió. Esperemos que se los estén guardando todos para el Wanda.
Y es que es tan claro el once de Rubi, que se cambian dos piezas y el equipo parece otro. Nada más lejos de la realidad, puesto que los dos encuentros en los que hasta el momento han faltado Marc Roca y Sergio García, el equipo ha perdido -Cádiz y Getafe-. La baja del mediocentro es, o al menos debería ser, puntual, pero la del de Bon Pastor se alargará al menos una jornada más. Tras mostrar su peor cara, la vuelta del de la Granada del Penedés es esperada como agua de mayo por un Espanyol que debe aprender a lidiar con las bajas. La temporada es muy larga y la plantilla muy corta como para que nosotros mismos la hagamos más corta aún.