La salida de Roberto Jiménez no está tan clara como se apuntaba hace unos días. Los dirigentes de la mayoría de clubs siempre suelen decir que la primera quincena de junio es la peor etapa para cerrar traspasos y ventas. Hay pocos movimientos. Y esto es lo que le está sucediendo al Espanyol tanto en las llegadas como en las salidas. Y el caso de Roberto Jiménez es el mejor ejemplo.
Pese a que la operación parecía muy encarrilada, desde Málaga, Diario Sur apunta que si finalmente se cierra el traspaso no será de forma inminente. El guardameta espanyolista y el conjunto malagueño ya habrían alcanzado un acuerdo (se habla de dos años con opción a una más) y algunas fuentes apuntan a que incluso habría pasado la revisión médica antes de irse de vacaciones a Cuba. Pero no hay aún nada definitivo.
El problema es económico. La diferencias entre las dos entidades son importantes. El ‘caso Sandro’, el escaso margen de maniobra por el tope salarial que tiene el conjunto de Martinicos y las dificultades para sacar a distintos jugadores, frenan cualquier movimiento. Los andaluces han ofrecido 1,5 millones de euros, que no han sido aceptados por un Espanyol que solicita los tres que desembolsó cuando le ficharon de Olympiacos.
El Málaga está muy cerca del tope salarial, con un margen inferior al millón, así que para ellos prevalece la tesis de buscar salidas a menos que las incorporaciones sean con la carta de libertad. Con estas prioridades parece complicado que puedan acercarse a la cifra exigida por los dirigentes espanyolistas. Pero los directivos quieren satisfacer a Míchel e intentarán incluir algún jugador en la operación. La operación no está rota, pero sí complicada, aunque convendría cerrarla lo antes posible para acabar de solucionar el tema de la portería.