Por mucho tiempo que pase la afición del Espanyol sigue recordando a Osvaldo. En solo una temporada y media en el RCDE Stadium, el delantero argentino dejó unas grandes sensaciones dentro del terreno de juego. Ahora, siete años después de dejar el conjunto perico, su vida ha dado un giro total. Daniel Osvaldo respira libertad en Barcelona junto a su banda Barrio Viejo. En La Nación han querido hablar con el exdelantero, ahora cantante, del gran cambio experimentado en su vida.
Osvaldo reconoce que “el problema no es la pelota, ella es inocente, sino todos lo que lucran con la pelota. Destruyeron el fútbol. A partir de un resultado, te dicen si vos valés o no. Eso es muy injusto. Para una persona sensible es muy duro”. Le duele que en Argentina no se hagan “críticas constructivas. Hemos destruido hasta a Messi” y recuerda que en su última época en Boca “me hacían quedar como algo que no soy”. “Sufría una lesión y decían: «Cómo no se va a desgarrar si le gusta el rock, está todo el día drogado». Y no, No era así. Me desgarraba como le podía pasar a cualquier jugador. Pero la gente escucha eso y lo repite. No tienen una opinión propia. Es como los que solo leen un diario y repiten lo que se escribe en ese diario. Hay poca gente que lee todos los periódicos, para después sacar una conclusión. Si hubiera una educación buena, la gente podría opinar o, simplemente, en muchos casos optaría por no hacerlo”. Y añade que dejó de hacer cosas por el que dirán. “La palabra famoso es nefasta. En Argentina quieren la fama a cualquier precio”.
Tras recordar que antes de iniciar esta nueva aventura dormía en una habitación compartida, aclara que “qué iba a hacer? ¿Ir a un hotel de cinco estrellas? Dejé el futbol porque quería vivir como la gente normal, en el fútbol vivís en una nube de pedos. Pasé de viajar en avión privado a ir en turista. Ir en primera te cuesta tres veces más, con lo que me ahorro me puedo comprar una guitarra. No hay que tirar la plata. Obvio que no voy a vivir mal, porque gracias a Dios laburé y me fue bien. Gasté mucha guita al pedo en mi época de futbolista, autos, relojes, yates…, pero esa vida te puede alejar de tu gente. Mi familia no vive así, mis amigos tampoco. Y yo quiero vivir como ellos”. Y apunta que “no sé si soy una excepción. Hay muchos que le agarran el gustito a esa vida y quieren tenerla siempre. Por eso después se van a jugar a China. A China que vaya otro, yo quiero comer asados con mis amigos”.
Respecto a su nueva vida con la música explica que “mis ex compañeros me preguntaban si ganaba plata con la música. ¡Qué voy a ganar, pierdo! Pero no va por ahí el tema, es otra cosa. Cuando arranqué a jugar a la pelota no pensaba en ganar plata. Con la música me pasa lo mismo, si empezás con la idea de ganar plata está errado”. Su primer disco se llama “Liberación” y tiene un motivo: “Porque fue eso… Una liberación. Me saqué una mochila que me pesaba, para ser libre”. Y es que en su última etapa de futbolista lo pasó mal.