Vicente Moreno, llega a la entidad blanquiazul en uno de los momentos más convulsos de su historia, tras un descenso tras el paso de cuatro técnicos por el banquillo, y con la exigencia inexcusable de regresar a Primera división en una temporada.
El nuevo entrenador del Espanyol es consciente de que su tarea es conseguir sí o sí el ascenso. Debe hacerlo porque así se lo han marcado los responsables de la parcela deportiva, por el peso del escudo y porque el Espanyol tendrá un presupuesto muy por encima del resto de rivales de la categoría.
Por otra parte, está la afición, desde hace tiempo enfadada con la deriva del club. Hay desencanto por el rendimiento de los futbolistas en la pasada temporada. El descenso a Segunda división, sin lugar a dudas, no permite hacer lecturas positivas de un equipo que ha rendido muy por debajo de lo esperado y que contó con refuerzos millonarios en el mercado de invierno. En las manos de Vicente Moreno está enganchar a la afición de nuevo.
En cuanto a la confección de la plantilla, y aunque esta dependa de la dirección deportiva, el día de la presentación Vicente Moreno ya aseguró en que exigiría un bloque competitivo. La presión del técnico ante la posible marcha de alguno de sus pilares puede ser clave. Para el nuevo entrenador, lo deportivo prima sobre lo económico.
Los blanquiazules serán el equipo a batir en Segunda. Algo que debería suponer un cambio en la mentalidad. La categoría de plata presenta diferencias respecto a Primera división. Vicente Moreno es especialista en ascensos, por eso el Espanyol se ha fijado en él, pero ahora el técnico debe inculcar a su nuevo grupo qué es necesario pelear cada partido. Sabe que con el peso de escudo no se volverá a la elite.
Por último, el de Massanassa tiene como uno de los mayores retos gestionar una situación atípica provocada por la crisis del coronavirus, un hecho que ha condicionado la pretemporada. Los protocolos de LaLiga son exigentes y todos los equipos tendrán limitaciones. En cualquier caso, Vicente Moreno deberá realizar la mejor pretemporada posible para no arrancar el curso con dudas, como ocurrió en la anterior campaña.