El central estuvo impecable dentro y fuera del campo, cuando le tocó dar la cara para responder del nuevo desaguisado. Cabrera no se mordió la lengua para reconocer los errores cometidos.
“Es uno de esos días en que te vas muy jodido. El equipo no ha renunciado a nada, la actitud es buena, pero nos equivocamos en el camino sobre todo en el primer tiempo. Con la calidad y explosión que tenemos arriba hay que hacerles llegar el balón de otra manera”, relató para añadir que “en el segundo tiempo lo quisimos intentar, pero enseguida llegó el penalti y ya vas a remolque”.
Abelardo asumió toda la culpa, “sí, pero -apuntaba el defensa- la responsabilidad es de todos. Él se sentirá así porque al final es quien arma el equipo, pero la responsabilidad es de todos. Yo puedo decir que nos matamos, que el equipo está superunido y es cierto, pero al final lo que importa es ganar”. Y como pecado señalaba que “a veces hay que simplificar esas jugadas de riesgo, que nos han estado lastrado muchas jornadas y nos han quitado puntos” y remarcaba que “trabajamos para que un día la moneda caiga de nuestro lado como pudo ser en la jugada de Embarba que iba a rematar solo y lo atropellan desde atrás”.
La consigna es no bajar los brazos y “sentirnos cada vez más fuertes en casa. Quedan once jornadas y vamos a salir a muerte. Vienen partidos claves que por suerte los jugamos de local y hay que aprender a reventar a todo dios en casa y por lo menos sumar fuera. Esta tiene que ser la mentalidad”.
Cabrera con la expulsión de Diego López tuvo que ponerse los guantes en los diez minutos finales y hasta bajó los palos mantuvo el tipo sin encajar un gol. “Me puse, porque creí que era un poco el cambio que menos modificaba al equipo, ya que David volvía a jugar de central, una posición que es conocida para él. Alguien se tenía que poner y me tocó a mí. Una lástima, porque no pudimos empatar”, concluyó.