Uno de los pocos jugadores en ganar las dos últimas Copas del Rey del Espanyol (2000 y 2006), Martín Posse, tiene ante sí un nuevo reto profesional al comprometerse como técnico del Juvenil A de la Damm para la próxima temporada. Uno de los equipos con más tradición del fútbol formativo de Catalunya ha vivido esta temporada su amargo primer descenso a la Liga Nacional Juvenil y el argentino, de nuevo con el experico Pablo Rotchen de ayudante, deberá tratar de subir a la División de Honor, si bien la formación y el crecimiento de los jugadores será fundamental.
¿Qué te ha motivado regresar al fútbol formativo tras entrenar en Segunda B y Tercera?
En el fútbol formativo siempre tuve buenas experiencias, con el Juvenil A del Espanyol y también la Pobla tenía algo de formativo, con mucha gente joven. Es lo que siempre me gustó y es uno de los motivos por haber fichado. Con la experiencia que hemos tenido Rotchen y yo podemos aportar mucho a los chicos en su proceso formativo. Además, somos muchos los que queremos entrenar y poder hacerlo cada año es complicado. Nos decidimos bastante rápido, es un equipo que nos puede venir muy bien después de un año de sufrimiento con el Olot. Aún soy joven para esta profesión y si llegan equipos más grandes ya llegarán, pero si no seguiremos disfrutando.
¿Es diferente entrenar a un equipo formativo que en Segunda B?
Totalmente. En el fútbol formativo trabajas con jugadores que tienen ilusión por ser futbolistas. En Segunda B hay jugadores que tienen que trabajar en otras cosas para llegar a fin de mes.
Asumes a una Damm que ha vivido su primer descenso.
Es un reto más y un objetivo que intentaremos cumplir. Pero no tomamos la decisión por eso, sino por la historia y profesionalidad que hay en este club para formar a buenos futbolistas. Muchos jugadores de la Damm triunfaron en Primera.
Entiendo que la formación es prioritaria pero, ¿sientes presión por subir?
Somos conscientes que la Damm se merece estar en División de Honor y competiremos para ello. Es un añadido a la formación.
¿Aplicarás tu filosofía de fútbol combinativo habitual?
Nuestro estilo de identidad es ese, tener la posesión, ser protagonista, jugar de igual a igual en todo el campo… Y esa también es la identidad de la Damm. Por eso quizá me buscaron.
¿Tienes experiencia en la Liga Nacional Juvenil?
Sí, estuve seis meses de prácticas en el Juvenil B del Espanyol, entrenado por Lluís Planagumà, cuando me sacaba el carnet de entrenador, y luego entrené a muchos de esos jugadores en el Juvenil A. También coincidí en alguna ocasión con Òscar Perarnau cuando él estaba en el Juvenil A. Es una categoría diferente y complicada, con muchos juveniles de tercer año.
Como técnico del Juvenil A no ganaste la liga por el ‘goal average’ y llegaste a la final de Copa. Casi lograsteis los dos títulos.
Fue una temporada magnífica, pero más que nada porque subieron muchos chicos al filial. Luego hay la satisfacción de ver a muchos de ellos ahora en Primera, Segunda A… En ese equipo estaban Thievy, Clerc, Rubén Duarte, Pau, Edgar Badía, Darder, Muntadas, Gabi López, Blázquez…
Esta última temporada no la pudiste acabar en el Olot de Segunda B. ¿Qué crees que pasó?
Era un recién ascendido que había subido con una filosofía de juego diferente a la mía. Muchos jugadores seguían y nos tuvimos que adaptar un poco a esa filosofía. Hicimos una buena pretemporada y competimos bien, pero quizá necesitábamos esperar a invierno para reforzarnos. La equivocación fue competir en la Copa, no teníamos una plantilla amplia y nos pasó factura.
Tu mejor momento en Segunda B ha sido con la Pobla, el filial del Nàstic.
Fue un regalo estar en Segunda B con la Pobla, no teníamos ese objetivo en Tercera pero subimos en un año muy bonito. Competimos por la permanencia hasta el final y a pesar de bajar el club nos ofreció la renovación.
Parece que se te da bien trabajar con los jóvenes.
Sí, no me desagrada. Independientemente que entrene en Segunda B, Tercera o a un Juvenil tengo una forma de entrenar y un modelo de juego que no varía. Lo que inculcamos con Rotchen es lo mismo. Debuté en Primera con 17 años, para mí el fútbol no tiene edad y eso lo intento transmitir.
En la Damm ya estuvo Cristóbal cuatro campañas y Roger un año y medio, con los que ganaste la Copa del 2000. ¿Les pediste consejo ante esta oferta?
Con Cristóbal hablamos de vez en cuando y ya tenía presente que cuando entrenaba a la Damm estaba encantado. Por eso estuvo cuatro años. Y Roger sé que cuando propusieron mi nombre dio su visto bueno y se lo agradecí. Tengo buena relación con ellos, pudimos ganar esa Copa y vivir cosas muy bonitas en el Espanyol.
También Rotchen jugó esa final. ¿Qué te aporta como segundo?
Se incorporó a finales de mi primer año en la Pobla. A nivel defensivo me ayuda mucho y tiene un conocimiento de otros sistemas que yo no controlaba tanto. Él jugó en Mexico, donde hay una filosofía de juego muy buena en la salida de balón. Tuvo a Menotti de entrenador, que es un referente nuestro. Pensamos y vivimos el fútbol de la misma manera. Es importante tener un buen equipo de trabajo.