Anaitz Arbilla, que este sábado vivirá un partido especial, pues se enfrentará a su exequipo, el Espanyol, ha reconocido en la previa de dicho encuentro que “el inicio” de los pericos “fue dubitativo, pero sabía que había mucha calidad allí dentro. Que ofensivamente había mucho potencial y tenía que funcionar”, declara el lateral del conjunto armero en una entrevista para L’Esportiu.
Arbilla, que también habla de la buena marcha de su equipo y de su lucha por estar en el once, también cuenta los motivos por los que decidió cambiar de aires este pasado verano: “Es difícil de explicar. Fue una pretemporada para mí muy dura en varios aspectos. Venía de un año difícil, sin jugar por la lesión en el tendón de Aquiles. Después de hablar con el club sentía que podía ser un jugador importante, es lo que me transmitió. La intención en la pretemporada era ser uno más, con la ilusión de poder participar, y no fue así. Fue una pretemporada cruel, quería volver a disfrutar y me hizo daño. El club apostó por mí, quería que siguiera allí, y me quería quedar en Barcelona y en el Espanyol, pero el tema se puso demasiado delicado, cuesta arriba, y no podía soportar no tener esa confianza que tenía antes”. A lo que añade que “sabía que físicamente no estaba como los demás. Me operaron en abril para estar en julio con todos, pero Quique decidió, por la manera como entiende que debía llevar la plantilla, no darme la oportunidad. Y lo vi tal cual, que no me volvería a sentir futbolista. Quería un trato cordial, como todos, y me veía fuera del equipo. No tenía ninguna opción. Nadie fue claro conmigo. Tenía que tomar una decisión porque no podía pasar otra temporada sin sentirme jugador de fútbol”.