El Espanyol regresa a Primera división tras un año en el ‘infierno’ de Segunda división y el espanyolismo vuelve a sonreír. Los blanquiazules solo dependían de ellos para volver a la máxima categoría y con un empate poco vistoso lograron el ascenso a falta de cuatro jornadas. No se jugó del todo bien. Se sufrió en algunos momentos, pero lo importante es que HEMOS VUELTO. En unos días nadie se acordará de cómo se jugó. Los pericos solo recordarán que ascendimos en Zaragoza.
Los dos equipos saltaron al terreno de juego siendo conscientes de que se jugaban mucho y eso se notó. El Zaragoza, al que le urgían más los puntos ya que se jugaba el descenso, salió más valiente ante un Espanyol que desde el inicio se le vio algo nervioso. Los de JIM encontraron espacios por el carril derecho y no tardaron en meter el miedo en el cuerpo a los pericos con un latigazo del colombiano Narváez. Los de JIM llegaban a las inmediaciones de Diego López más por errores de los blanquiazules que por méritos propios.
Al Espanyol le costaba ser protagonista y solo Embarba, con sus internadas por la derecha, parecía tener las ideas un poco más claras. Precisamente un córner lanzado por el madrileño, en el 12’, no pudo rematar con acierto Puado. Los de Vicente Moreno no creaban peligro arriba, no marcaban las diferencias en el centro del campo y se cometían algunos errores defensivos. Y un gran disparo de Adrián lo despejó Diego desbaratando la mejor ocasión local hasta el momento. A los pericos les estaba costando entrar de lleno en el partido. No estaba del todo cómodo y cometía algunos errores que hacía tiempo que no se veían. Y de momento la calidad que ha marcado diferencias en muchos partidos no estaba apareciendo. Pero cuando lo hizo pudo ser decisiva. En el 37’ Darder condujo un esférico, se fue de varios rivales y desde fuera del área lanzó un disparo que salió fuera por muy poco.
Embarba aprieta arriba
Los espanyolistas no estaban amenazando arriba y les costaba dar varios pases seguidos, mientras que los zaragocistas llegan sin excesivos problemas. Tras la pausa de hidratación el Espanyol se hizo con las riendas y Embarba fue quien generó el peligro. Primero con un centro que se le escapó de las manos a Cristian Álvarez, golpeando en el brazo de Peybernes, pero el colegiado no consideró punible. Y la más clara la tuvo a balón parado, con un disparo que se colaba por la escuadra, pero que sacó el meta argentina con una gran intervención, aunque en medio de ellas, Narváez obligó a emplearse a fondo a Diego López.
Al Espanyol le siguió costando hacerse con el control al inicio del segundo tiempo. El Zaragoza no quería renunciar a nada y en Eguaras tuvo el gol con un remate desde la frontal que salió rozando el palo, mientras que, poco después, Embarba, el único perico que estaba llevando peligro, intentó sorprender a Cristian con una falta que el meta no pudo atajar. Pero Puado quería decir la suya. El delantero, que el año pasado conquistó La Romareda, pudo meter al Espanyol con los dos pies en Primera. Controló un gran pase de David López, penetró, pero su remate lo desvió el argentino. Los blanquiazules iban a más. Tenían más posesión y llegaban con más claridad. Empezaban a ser superiores, pero el gol no llegaba. Y con el paso de los minutos, la intensidad fue disminuyendo. Nadie arriesgaba. Y como dijo Juanjo Díaz, en paz descanse: «más vale un empate a cero que una patada en los huevos». Y con el empate, el Espanyol vuelve a Primera. HEMOS VUELTO.