Marc Pedraza ha vivido un año especial en el Mallorca, club en el que su padre es muy recordado. El centrocampista ha sido una pieza básica para lograr el ascenso a Segunda, culminado con el triunfo ante el Mirandés en el ‘play-off’ entre campeones de grupo. El experico está muy a gusto en el club bermellón, donde tiene dos años más de contrato.
¿Un éxito regresar a Segunda?
Este era el objetivo principal, a pesar que al míster no le gustaba comentarlo. Fuimos campeones de liga y luego subimos en la primera eliminatoria.
Os mostrasteis muy superiores en un grupo muy competitivo, con Elche, Villarreal B, Hércules…
Empezamos fortísimos. Pronto conseguimos una renta importante ante el Villarreal B y el Elche, los principales candidatos para conseguir la primera plaza, que era importante para jugarnos el ascenso a una eliminatoria.
Contra el Mirandés no pasasteis apuros. 3-1 en casa y 0-0 fuera.
Era un rival competitivo, también acababa de bajar. En Son Moix fuimos a tope, como debía ser. Y en su campo sabíamos que ellos apretarían y que sería importante no encajar rápido. Al final con trabajo conseguimos subir.
Incluso habéis sido campeones de Segunda B al ganar al Rayo Majadahonda.
Sí. Los dos ya estábamos ascendidos pero había que jugar y quisimos ganar. Lo pusieron difícil, pero hemos demostrado ser el mejor equipo de Segunda B. Pusimos la guinda.
Tu padre Ángel es muy recordado en el Mallorca. ¿Es emotivo jugar en este club?
Sí. Desde el primer momento que tuve la oportunidad de venir no la quise desaprovechar. Venía de un año de jugar poco –Numancia– y a pesar de ir a un equipo de Segunda B lo afronté como dar un paso atrás para dar dos adelante. Hay un proyecto deportivo importante en el Mallorca, se formó un equipo casi de Segunda y todo fue muy rodado. Ha sido un acierto venir.
El técnico Vicente Moreno ya sabía lo que era subir a Segunda con el Nàstic. ¿Qué importancia ha tenido?
Ha sido fundamental. Ha estado encima de los jugadores en todo a nivel deportivo y personal. Le gusta controlarlo todo, la alimentación, el descanso… Nos ha llevado como a un equipo de Segunda o Primera y ha dado sus frutos.
El propietario del Mallorca es el mismo que el de los Suns de la NBA, Robert Sarver, y el exjugador Steve Nash está en el accionariado. ¿Es un proyecto muy ambicioso?
Ya lo iremos viendo, a ver que fichajes se hacen. La Segunda es difícil, cualquier equipo puede ir hacia arriba, es complicado ponerse metas. Pero el club lo lleva gente importante.
¿Una leyenda como Nash se ha relacionado con la plantilla?
Ha venido un par de días a entrenar y está en forma. Habiendo sido una estrella de la NBA es una persona muy cercana. Sorprende ver a gente tan importante que se comprometa con el club.
Estuviste en el Espanyol desde 2002 hasta 2010. ¿Que supuso esa etapa en tu carrera?
Fue muy positiva. El proyecto que había con Casanova era atractivo. Apostó por mí y mi padre como entrenador. Fueron años bonitos, conseguimos grandes cosas. La pena fue no dar el paso al primer equipo.
Le marcaste un gol al Barça en la final de la Copa Catalunya 2007.
Sí, y me anularon dos por fuera de juego. Lástima que perdimos en la tanda de penaltis.
En la campaña 09-10 jugaste un partido de Copa contra el Getafe y otro de liga ante el Valencia. ¿Qué te faltó para dar el salto definitivo al primer equipo?
Hice una buena campaña 2005-06 con Rubi en el filial, ascendimos a Segunda B y sonó en la prensa que haría la pretemporada con el primer equipo. Entonces fui con la selección española sub-19, que ganamos el Europeo, y en el primer equipo hubo un cambio de entrenador, llegó Valverde. Al final no pude hacer la pretemporada. Es ese tren que pasa una vez y no lo cogí. Más tarde, con 20 o 21 años, fue más difícil, apostaban por gente más joven. Pero he podido hacer una carrera importante.
Por cierto, ¿qué tal Rubi como entrenador?
En el filial era un técnico que le gustaba tener el balón. En cada entrenamiento disfrutabas, siempre con balón. Y muy metódico. Le gusta el juego vistoso. Es una persona que me ayudó mucho, hice una gran temporada con él, es el que más sacó de mí. Es un acierto grandísimo para el Espanyol, será un punto de inflexión. Para la gente que espera disfrutar con el juego, Rubi es el entrenador idóneo.