Black January. Y no solo porque en este mes que ayer terminó hayan muerto músicos del calibre de David Bowie, Glenn Frey (fundador de The Eagles), Paul Kantner (Jefferson Airplane) y Black, precisamente la semana pasada. La otra desgracia es que el Espanyol de Galca solo ha sumados dos puntos de 15 posibles en el primer mes del año, lo que nos deja muy cerca de la zona de descenso. Con el agravante de que la goleada recibida ayer deja al equipo con una imagen bastante deteriorada, pese a las bajas y otras circunstancias. De acuerdo. No es nuestra Liga. Pero hay que ‘morir con las botas puestas’ ante el Madrid, máxime cuando en el partido de la primera vuelta también se rozó el esperpento.
El Espanyol entregó el partido en el Bernabéu a las primeras de cambio ante un Madrid que salió en tromba, como era de esperar. Con Arlauskis ‘lanzado a los leones’ por Galca tras solo dos entrenamientos en sus piernas, el meta fue acribillado desde el principio. Y en el cuarto remate que sufrió llegó el fácil gol de Benzema, que cabeceó libre de marca.
El descalabro acababa de empezar. Roco cometió un penalti tan claro como innecesario sobre Cristiano Ronaldo que el mismo portugués se encargó de transformar, aunque Arlauskis le adivinara la intención. Por si fuera poco, la fortuna sonrió al Madrid en el tercer tanto, cuando el chut de James se estrelló en el cuerpo de Diop antes de encontrar nuevamente el camino hacia la red. Con 3-0 en 17 minutos, el Madrid había sentenciado por la vía rápida ante la inoperancia de un pasivo Espanyol que no salió a competir como debe hacerse en el Bernabéu. Por si fuera poco, el equipo se cargaba de tarjetas innecesarias. Por protestar o por patadas lejos de las zonas peligrosas.
Una buena jugada de Mamadou, que centró muy bien para Salva Sevilla, quien remató de forma muy inocente, fue la única aproximación visitante con cara y ojos. Pero después de regatear a los dos centrales, Cristiano Ronaldo marcó un golazo.
Con 4-0, el Madrid sacó el pie del acelerador e incluso reservó a jugadores. El Espanyol lo aprovechó para poner a prueba a Keylor Navas, aunque sin acierto: Fuentes, Abraham (en dos ocasiones) y Mamadou. El gol del honor se resistía. Y, por contra, llegó el quinto en un despiste defensivo aprovechado por Cristiano. Y el sexto en un desgraciado gol en propia puerta de Óscar Duarte, que tuvo un amargo debut.