Cuando no hay convicción en el triunfo es difícil sumar algo postivo en el Bernabéu. Daba la impresión que el Espanyol no creyó en ningún momento en sus posibilidades y que tenía la mente puesta en el enfentamiento copero de este martes ante el Valencia.
Incluso en algunas fases había la sensación de poca concentración, de que el equipo no estaba metido 100% en el partido, como cuando solo colocó a tres hombres en la barrera en la falta que lanzó Bale al fondo de la red.
Curiosamente, el Espanyol fue el primero que golpeó. Caicedo le robó un balón a Varane y se plantó muy cerca de los dominios de Casillas, pero su pésimo disparo se marchó fuera. Fue lo único que hizo el ecuatoriano en todo el partido. Sergio García sí que encontró puerta desde la frontal, pero con un disparo demasiado inocente. Era un espejismo porque el Madrid empezó a pisar el acelerador ante un equipo blanquiazul (ayer de violeta) demasiado contemplativo. En un mal rechace, Benzema disparó a la madera, un anticipo de lo que estaba por venir.
Rápido castigo
Pero el equipo de Ancelotti solo necesita media ocasión para hacer gol. Cristiano bajó un balón y se lo sirvió a James, quien fusiló sin piedad a Kiko. Con la inercia local, llegó el 2-0 antes de que se cumpliera la primera media hora de juego. Fue por una falta inncesaria cometida por Montañés, cuya ejecución fue un golpeo magistral de Bale al fondo de la red después de que el balón tocara el palo. Un segundo gol que pareció enterrar las opciones pericas.
Con 2-0, el Madrid sacó el pie del acelerador, lo que aprovechó el Espanyol para acercarse con alguna incorporación por banda izquierda, con Fuentes y Montañés, aprovechando la debilidad de Isco a la hora de defender su flanco. Sin embargo, el Madrid no se sintió acosado en ningún momento porque el Espanyol nunca tuvo fe.
Los pupilos de Sergio González empezaron algo más animados el segundo tiempo, con un Arbilla que intentaba entrar como un cuchillo en la mantequilla blanca. Pero su bisoñez a la hora de centrar o la falta de puntería de sus compañeros no aportaron nada destacable.
Y sucedió lo inesperado. El Espanyol se quedó con superioridad numérica porque Coentrao vio la roja directa por una entrada terrorífica a Cañas, quien milagrosamente no sufrió ningún daño remarcable.
Quedaban 38 minutos para intentar aprovechar esta circunstancia. Isco, por cierto, cometió penalti al tocar el balón con la mano, pero Fernández Borbalán lo ingnoró. Una acción que se repetiría con Arbeloa.
‘Amarrategui’ Ancelotti
Carlo Ancelotti tuvo que rehacer el equipo, con la entrada de Nacho para ocupar el puesto del lateral portugués. E Illarramendi, otro futbolista de corte defensivo, fue su segundo cambio para intentar sujetar el marcador favorable. El Espanyol, por contra, apostaba por cambios ofensivos con Luque y Stuani. El canterano, por cierto, disparó con descaro y peligro justo después de ingresar en el campo.
Pero con el Espanyol más estirado, el conjunto merengue contragolpeó con mucho peligro. Primero Bale falló un claro mano a mano con Kiko ante la deseperación de un Cristiano Ronaldo tan apagado como protestón y gesticulante. Sin embargo, Nacho (hermano de Álex Fernández) no perdonó el pase de la muerte de Arbeloa.
Con este resultado que sentenciaba el choque, Sergio González optó por sacar del campo a su tocayo García, pensando en el partido copero del martes. Sin duda, superar la eliminatoria ante el Valencia serviría para borrar de un plumazo la decepción que han supuesto las tres derrotas de 2015 .