El Espanyol igualó su peor registro de puntos en la jornada 35, desde que las victorias valen tres puntos, con solo 37. En una única ocasión, en la temporada 2003-04, el equipo tenía un registro tan pésimo como el actual y esa vez se salvó en la última jornada con aquel tenso partido contra el Murcia que se decidió con los goles de Raúl Tamudo y Alberto Lopo. Así, pese a que aún hay margen de puntos con los puestos de descenso, la realidad dice que, al igual que en esa temporada, tocará sufrir hasta el final. La diferencia entre esa y esta campaña, es que en la anterior ocasión, con Luis Fernández en el banquillo, el equipo fue a más, mientras que ahora va a menos. Está en caída libre después de haber sumado solo dos puntos de los últimos 15. En esa ocasión 51.700 pericos llenaron las gradas de Montjuïc y en una demostración de sentimiento perico empujaron al equipo hacia una victoria obligada para seguir en Primera. Y, en estos momentos, la afición perica parece ser la única capaz de revertir esta situación. Solo ella es capaz de hacer resucitar a un equipo que ayer mostró una nula capacidad de reacción y cuyo técnico parece estar bastante perdido.
Gran indignación
El conjunto blanquiazul no estuvo a la altura de una afición que mostró su rabia e indignación por una de las derrotas más contundentes y dolorosas del año. Tras los resultados de este jueves, todo el espanyolismo confiaba, como mínimo, empatar, pero se llevaron un gran mazazo. Una decepción de las grandes. De las que duelen y cuestan olvidar. La imagen fue más preocupante que la de hace una semana en Valencia ante el Levante, por lo que la grada estalló. Vieron a un equipo muerto, sin capacidad de reacción, sin alma, sin entrega, sin juego, sin intensidad y, según muchos aficionados, sin amor propio. Palabras como pena, decepción, rabia, pasotismo, incredulidad, vergüenza… fueron repetidas por la hinchada blanquiazul. Incluso muchos manifestaron que solo un cambio de entrenador haría recuperar la confianza. Pero esto, a priori, parece que no entra en los planes de los actuales dirigentes blanquiazules.
A pesar de la lógica indignación, la afición perica ya ha empezado a dejar muestras de su amor por el club. Nadie quiere abandonar el barco y saben que el equipo les necesita. El domingo 1 de mayo, ante el Sevilla, que el jueves anterior habrá jugado en Ucrania la semifinal de la Europa League, Cornellà debe presentar una de sus mejores entradas. El escudo y la camiseta están por encima de todo.
Calma tensa
Al término del encuentro, los consejeros Ramón Robert y Mao Ye Wu, y Ángel Gómez, del área deportiva, bajaron al vestuario para dar ánimos al equipo y ratificar al técnico.