Navega el espanyolismo entre la nostalgia de los años en los que se peleaba por Europa y la desafección que provoca ver cómo el equipo no acaba de dar el salto esperado con la llegada de Chen Yansheng. Ante este panorama, la afición perica busca con ansia la aparición de nuevos jugadores que le devuelvan la ilusión. Y Adrià Giner Pedrosa (13 de mayo de 1988) es uno de los que está ganando terreno en el corazón de los pericos. El canterano, tras empezar la temporada con el filial, ha irrumpido con fuerza en el conjunto de Rubi y cada vez tiene más protagonismo. Ha llegado dispuesto a quedarse y con el deseo de poder defender la blanquiazul durante mucho tiempo. Suma ya nueve partidos de Liga y ha jugado los 90 minutos en tres de las últimas cuatro jornadas.
Para empezar, ¿quién es Adrià Giner Pedrosa?
Un jugador del filial que está teniendo la oportunidad de jugar en el primer equipo del Espanyol.
¿Sigues siendo el sobrino de Pedrosa o ahora él es el tío de Adrià Giner Pedrosa?
La historia ha cambiado un poco. Me llaman Pedrosa, que es mi segundo apellido, por mi tío, que es el que me metió en el mundo del fútbol.
Entonces, él estará presente en tus primeros recuerdos con un balón, ¿no?
Sí, claro. Un día en la piscina él se dio cuenta de que le pegaba muy fuerte al balón, incluso con dos años lo colaba en casa de los vecinos. En ese momento dijo que tenía que jugar al fútbol. Era el vicepresidente en el Castelldefels y me ayudó a entrar en el club para que jugara. Consiguió que siendo muy pequeño ya pudiera estar en un equipo.
Empezaste a jugar con chicos mayores. ¿Se notaba mucho la diferencia de edad?
Si te digo la verdad, no me acuerdo demasiado, ya que era muy pequeño; solo sé que jugaba contra niños que tenían un año más. Lo que sí te puedo decir es que en las categorías inferiores la diferencia física se nota bastante. Esa experiencia creo que me sirvió para mejorar en algunos aspectos. Siempre he sido un chico pequeño y he tenido que buscar mil maneras para enfrentarme a gente mayor, algunos incluso me sacaban más de una cabeza, y poderles superar.
En 2014 te incorporas al fútbol base del Espanyol. ¿En ese momento veías posibilidades de poder disfrutar lo que ahora estás viviendo?
Sinceramente no. Yo estaba acostumbrado a jugar siempre en mi pueblo, en el Castelldefels, y en el Gavà. Cuando salió esta posibilidad sabía que venía a un club donde todos los jugadores eran muy buenos y me preguntaba si yo tendría su nivel. Llegué muy nervioso, ya que siempre que nos enfrentábamos a equipos del potencial del Espanyol nos acababan ganando y con bastante facilidad. Una vez aquí, todos me ayudaron a que me adaptara rápido y pudiera mejorar. Sinceramente, creo que he tenido la suerte de llegar al primer equipo de una manera bastante rápida.
¿Quién te fichó?
Todo fue un poco gracias a mi representante. Se fijó en mí y en que podía dar un paso más y jugar en un equipo superior al Gavà. Yo no lo sabía, pero el Espanyol llevaba un tiempo siguiéndome, así que mi familia se reunió conmigo para decirme, antes de que me enterara por terceras personas, que iba a jugar en el fútbol base del Espanyol.
¿Cómo recuerdas ese primer día en la Dani Jarque?
¡Buff! ¡Hasta llegué tarde! Entrenábamos por la tarde; yo vivo en Castelldefels y a esas horas las caravanas que se montan en las rondas son mortales. Y pillamos una. Creo que llegué unos 20 minutos tarde. Así que no me voy a olvidar nunca de ese primer día como perico.
Desde entonces has ido pasando categorías hasta que este verano, con la marcha de Aarón, todo se precipita un poco…
Solo confirmarse la salida de Aarón al Mainz, el club me transmitió mucha confianza. Me dijo que no tenían la intención de fichar a ningún jugador para sustituirle. Apostaron por mí y ahora me toca devolverles ese apoyo con buenos partidos. Esa demostración de confianza me sirvió para que yo creyera más en mis posibilidades.
Si tuviste nervios en tu estreno en la cantera, ni me quiero imaginar la primera vez que entraste en el vestuario profesional…
Me vi rodeado de leyendas del fútbol como Diego López, Esteban Granero… Pensé, ¿dónde me he metido? Después te vas centrando, ya que, al fin y al cabo, se trata de jugar al fútbol y pasártelo bien. No voy a esconder que las primeras veces estaba muy nervioso e incluso en los entrenos había momentos en los que el balón me quemaba. Todos esos nervios ya son historia y ahora estoy centrado en seguir mejorando, jugar lo máximo posible y rendir a un buen nivel. Soy un chico joven al que aún le queda mucho por aprender, pero que tengo la suerte de estar en un vestuario en el que es imposible no mejorar en el aspecto individual.
Ante el Cádiz, en tu primer partido oficial, no te quemó el balón sino todo lo contrario. ¿Sorprendido del rendimiento que ofreciste?
Un poco sí. Al finalizar el partido pensé que quizás podía llegar lejos, ya que me salió un buen partido. Antes de empezar estaba nervioso, ya que soy un chico bastante movidito. Pero cuando pita el árbitro me olvido de todo, dejo de escuchar a la gente y me centro en el juego. Ese día intenté sacar mi velocidad, encarar en el uno contra uno y acabé muy contento.
¿Te esperabas tener este buen nivel en los nueve partidos que has disputado de Liga más los de Copa?
Uno siempre sueña con eso, pero es cierto que el año del estreno es complicado. Además, reconozco que durante mi etapa en el fútbol base en algunos momentos he tenido un rendimiento muy bueno, pero en otros no tanto. Sé que no siempre podré ofrecer un nivel como el del día del Cádiz, pero creo que en todos los partidos que he jugado con Rubi he ofrecido un nivel alto. He tratado de estar concentrado al máximo y jugar al fútbol, que es lo que más me gusta y con lo que disfruto.
¿Pensabas que tendrías tantos minutos este año?
Con la salida de Aarón tenía claro que iba a debutar en Primera. Era un reto personal que me había marcado. Quería jugar lo antes posible y pude hacerlo contra el Betis. Después de ese partido me costó entrar en el once (disputó los 90 minutos en la jornada 16 y 10 en la 17, y no volvió a hacerlo hasta la 25). Pero, poco a poco, me he ido ganando la confianza del míster y, de momento, ya sumo nueve partidos de Liga en la temporada de mi debut en Primera.
El partido ante el Cádiz es especial en tu carrera, pero ¿qué significó tu estreno en Primera?
Es una fecha que no olvidaré en mi vida y la tendré marcada para siempre. Estos días les he pasado la camiseta de ese partido a los compañeros para que me la firmen, ya que la voy a enmarcar.
¿Cómo fueron las horas previas al debut?
Durante los entrenamientos de esa semana ya lo pude intuir un poco. Dídac, que había jugado todos los minutos en las 15 primeras jornadas, estaba sancionado y durante las sesiones de esos días, Javi López no se entrenó en el lateral zurdo. Pensé que iba a ser mi momento. Que me iba a llegar la oportunidad. Así que durante la concentración en el hotel, aunque intenté descansar, me costó por los nervios. Al saltar al terreno de juego recuerdo que antes de que el árbitro pitara el inicio di una vuelta sobre mí mismo, sonriendo, mirando toda la grada y pensando que era un día para disfrutar de esa oportunidad. Tenía que darlo todo, ya que había mucha gente que confiaba en nosotros. Fue una lástima que el resultado no nos acompañara.
¿Qué te dijo Rubi?
Que saliera y disfrutara. No fue nada especial, ya que siempre nos lo dice a todos, porque cuando te lo pasas bien en un campo es cuando mejor rindes. Rubi es un técnico al que le gusta apostar por la gente joven, pero siempre nos dice que hay que ganarse las oportunidades trabajando duro en todos los entrenamientos. Las ocasiones no llegan por sí solas. Te las has de trabajar.
¿De qué estás más satisfecho de tu aportación ofensiva o defensiva?
Seguramente lo que más se ha visto, y con lo que más se ha quedado la afición, es con lo que he ofrecido ofensivamente, aunque, personalmente, lo que más me está gustando de este curso es que he mejorado defensivamente. No se puede olvidar que soy un lateral, por lo que tengo que ser más contundente atrás y crecer mucho en este aspecto. La faceta de atacar la tengo de siempre, por lo que quizás hay menos cosas que mejorar, pero en defensa tengo que crecer bastante, ya que te has de enfrentar a grandísimos jugadores.
El año pasado estuviste en Tercera y este solo has jugado 11 partidos en Segunda B. ¿Se nota mucho el salto de categoría?
Sí, claro. En Primera hay jugadores que, con todo el respeto, son auténticas bestias. El nivel es muy grande, ya que en esta liga hay futbolistas de mucha calidad. Por suerte, creo que al tener esta punta de velocidad puedo contrarrestar un poco las llegadas de los rivales, aunque en el cuerpo a cuerpo algunos me ganan, ya que es un poco ley de vida, pues físicamente me cuesta con ellos. Y en este aspecto es en el que tengo que ir a más.
¿Cómo se gestiona a nivel personal un ascenso así?
Con humildad; esto unido a una actitud positiva son la mejor manera de tener opciones de llegar lejos. Ni mucho menos has de considerarte una estrella por el hecho de haber debutado en Primera, aunque es verdad que me empiezan a reconocer por la calle. Yo trato de ser amable con todo el que me pide un autógrafo o una fotografía, ya que vivimos de los aficionados. Nunca hay que tener un no para ellos. Los que me conocen saben que soy una persona muy humilde que tiene los pies en el suelo y esto no va a cambiar por estar en Primera.
YEP! Dudo que Pedrosa sea del 88……
1988¿