Cordialidad y buena sintonía, como se pudo ver en la charla que mantuvieron los dos protagonistas en el túnel de vestuarios antes de saltar al verde, en el tradicional, siempre y cuando haya buena relación entre ellos –Quique y Luis Enrique no dieron su brazo a torcer-, encuentro de entrenadores antes del derbi. El RCDE Stadium, que hoy albergará el partido más importante del año, acogió ayer el posado para los medios de dos personas muy queridas por el espanyolismo.
Rubi, un reconocido perico que también tuvo una experiencia en casa del enemigo como asistente de Tito Vilanova, se lo ha ganado a pulso devolviendo la ilusión tras muchos años de travesía por el desierto, y Valverde por el buen recuerdo que dejó, tanto en su etapa de jugador como de entrenador, en ‘Can Perico’. Pues en ambos casos formó parte de una etapa histórica y relevante para la entidad espanyolista por su participación en la Copa de la UEFA. Por lo que sin duda este será un derbi muy perico en los banquillos.
En la campaña 2005-06 Rubi vivió su cuarta experiencia como entrenador, en este caso en Tercera División, haciéndose cargo del filial blanquiazul al que consiguió ascender a Segunda B un año después de haber perdido la categoría. Su buen hacer le avaló para continuar al frente del Espanyol B durante las dos siguientes temporadas hasta que fue destituido en marzo de 2008, cuando el Español B ocupaba posiciones de descenso después de haber sumado treinta puntos en veintiocho partidos.
Paralelamente, en el primer equipo de la entidad, para la campaña 2006-07 aterrizaba el ‘Txingurri’, y fue entonces cuando ambos se conocieron y donde iniciaron una relación de la que salieron buenos frutos, pues la mano de Rubi como técnico del filial ofreció a Valverde ‘productos’ de la casa para el primer equipo como Javi Chica, Torrejón, Ángel, Serrán o Palanca. Durante la época en la que ambos ocuparon los dos principales banquillos de la entidad, también llegaron a dar el salto, con más o menos asiduidad o acierto, Torrejón, Julián… O las puntuales y fugaces intervenciones de Casilla, que más tarde sí tendría su momento, o Jordi Gómez.
Sin duda Rubi, un míster que por aquel entonces ya demostró tener buen ojo con los jóvenes talentos de la casa y saber trabajar la cantera, ahora, en su etapa como entrenador del primer equipo, está volviendo a demostrar que no le tiembla el pulso a la hora de confiar en los jóvenes y que ese es, precisamente, uno de sus argumentos y pilares para poder plantar cara al conjunto azulgrana.