Martina y Antonio son dos de los tres protagonistas del spot promocional de las nuevas equipaciones de la próxima temporada que tanto nos emocionaron. Dos socios que han visto recompensado su amor incondicional hacia uno colores. Podríamos definirles como la pareja que nunca falla. Son marido y mujer y el RCDE Stadium no ha albergado partido al que ellos hayan fallado. En el sector 108, al lado de la Curva, siempre hay una familia apoyando al equipo. Lo que empezó con Antonio desde pequeño pasó a su mujer y de ellos a sus dos hijos y ahora a su nieto.
Detrás hay una bonita historia familiar. Han sabido transmitir el sentimiento espanyolista a sus descendientes, ya saben, de padres a hijos, y de amor hacia el Espanyol. Club que aseguran que “pase lo que pase, siempre es lo más importante, lo que siempre queda y lo que hay que defender. Ser del Espanyol es una forma de vida, un sentimiento muy fuerte, inexplicable… Somos diferentes y orgullosos”. De ahí a que se muestren firmes en eso de seguir al pie del cañón “sea en Segunda o en la categoría que sea. Siempre estaremos con nuestro equipo. Animándole en las buenas y en las malas”. Y es que ambos se definen como dos aficionados “de los que animan”, explica Martina, quien no entiende “los que van al campo a silbar y criticar. Lo que hay que hacer es ir con mentalidad positiva y mostrar tu apoyo a los jugadores. Es del único modo que puedes ayudarlos: alentándolos”. Y ese es uno de los propósitos que les ha llevado a no faltar a ningún partido en el nuevo estadio perico: “aportar nuestro granito de arena”, explica Antonio, un mítico en la grada blanquiazul.
Rompió con todo por ir al campo
En el club, Antonio también es un viejo conocido. Durante 12 temporadas ejerció de fisioterapeuta en el fútbol base. Tarea de la que admite “haber disfrutado muchísimo” y que le dio la oportunidad de “conocer a futbolistas que años después llegarían al primer equipo como Capdevila, Tamudo o Chica”. Pero muy a su pesar, su sentimiento pudo más que eso y decidió dejarlo “para poder acudir a ver los partidos al estadio, ya que con los chavales, especialmente en mi etapa en los juveniles con Rafa Monfort, los partidos coincidían con los del primer equipo y me era imposible”.
¿Y no enferman?
“Hasta sin apenas poder andar he ido al estadio”, espeta un Antonio aumentando la leyenda, puesto que asegura que esos 233 partidos podrían ser muchísimos más, porque en Montjuïc también era un fijo. ¿Pero ni un turno de trabajo, una comunión, boda, vacaciones…? “¡Nada de nada! Nuestra vida es el Espanyol y hacemos lo que haga falta para no fallar. Ni frío ni horarios ni nada. Se cambian turnos y lo que haga falta”, asegura Antonio. Mientras que Martina añade que “el fútbol por la tele no es lo mismo. Te pones muy nervioso y no puedes ayudar al equipo, esta reanudación de liga tras el confinamiento sin poder ir a Cornellà ha sido una tortura. No hay nada como ir al campo”. Y precisamente por ello, son casi parte de la expedición blanquiazul cuando viajan, ya que siempre que pueden se apuntan a los desplazamientos. “El Espanyol es también nuestro hobby y nos encanta viajar siguiendo al equipo. ¡Ay, cuando nos jubilemos! (risas)”.
Emocionados
Durante nuestra extensa y emocionante conversación, ambos recalcaron en varias ocasiones lo agradecidos que le están al club por el gesto que tuvieron con ellos para grabar el anuncio. “Fue una gran sorpresa. Un detalle que nunca olvidaremos. Que nos llevaran a nuestro asiento y encontrar una cajita. Y además, las camisetas son preciosas. Kelme y el club lo han bordado este año, de verdad. Somos de los que cada año compramos las equipaciones, casi siempre acabamos teniendo las tres, y la próxima temporada, en la que conseguiremos el ascenso, estamos seguros, luciremos bien elegantes”, asegura un matrimonio que coincide en designar a Tamudo como su ídolo. Pero cuidado, ¡a Martina le encanta Wu Lei! “El año pasado me puse su nombre en la camiseta. Desde el primer día me ganó por su entrega”.
Como a toda la pericada, la muerte de Dani Jarque “fue un palo muy duro, a mí me dolió especialmente por el hecho también de haber vivido su ascenso al primer equipo de cerca en el fútbol base”, recuerda Antonio, que ya ha superado los 25 años de militancia y las ha visto de todos los colores. Por ello asegura que “pese al descenso no hay que desfallecer, siempre fuertes”.
Y si hay que quedarse con momentos positivos, se quedan con las finales de Copa, el gol de Coro, o la final de Glasgow pese a la derrota. Aunque tampoco olvidan la inauguración del estadio, día en que fueron voluntarios, o su activa vida en el mundo peñístico. Donde sea y como sea, pero Martina y Antonio nunca fallan. Glòria als Herois.