Nueva muestra de amor por unos colores de la afición perica. En un día de perros, con viento y lluvia, ni la borrasca Gloria evitó que los hinchas espanyolistas tiñeran Vila-real de blanquiazul. Hasta 3.000 se desplazaron a la población castellonense para estar al lado de su equipo. Sin lugar a dudas los pericos estamos hechos de otra pasta y una vez más, cuando el equipo peor está es cuando la afición mejor responde.
Las carreteras catalanas se llenaron de coches cargados de pericos que se encaminaban a una pequeña ciudad que por unas horas estuvo tomada por la afición espanyolista. Poco a poco, el blanco y el azul iba coloreando la población en un día gris animado por los valientes que se desplazaron sin pensar en un posible gripazo al día siguiente. El Espanyol por encima de todo.
El ambiente por las calles estuvo más deslucido que en la campaña 2008-09 debido a la lluvia, pero a buen seguro que todos los presentes lo firmaban con tal de llevarse los tres puntos, tal y como ocurrió. De todos modos, la hinchada no falló en el recibimiento al equipo, que devolvió las muestras de cariño con sinceros aplausos. Era una final, y tanto equipo como parroquia perica así se lo tomaron. Todos cumplieron con su función.
Pericos por todos lados
La zona visitante, protegida por metacrilato, estuvo llena de aficionados espanyolistas. Pero también por debajo, donde había situados unos 400 pericos que recibieron el agradecimiento de los futbolistas al finalizar el encuentro. No solo en esas zonas hubo colores blanquiazules, sino en todo el campo: en los laterales y en el gol sur, la afición perica no dejó de animar y de cantar los goles que permiten al Espanyol seguir muy vivo.
Todo ello fue posible gracias a una afición enamorada de su equipo, pero también debido a unos seguidores del Villarreal que se mostraron en todo momento educados y que al término del encuentro desearon suerte a los hinchas blanquiazules. Los pericos ‘infiltrados’ entre los aficionados locales pudieron expresarse sin problemas y sin temor a represalias, algo que lamentablemente ocurre en otros campos. Ello también es digno de agradecer.
La caravana perica llevó al equipo en volandas. Convirtió La Cerámica en un mini RCDE Stadium y vio premiado su esfuerzo con tres puntos. ‘Sí se puede’, cantaron. Con esta afición, no lo duden.