Mazazo y de los que duelen. El Espanyol dejó escapar dos puntos de oro en el último suspiro tras perdonar un segundo gol que hubiera sido la sentencia. En Balaídos, donde llegaban con todas las alarmas encendidas, demostraron que no estaban muertos, sino de parranda como decía una canción de Peret. Urgía un cambio y este llegó a medias, ya que mejoró sus prestaciones con una mejor actitud e intensidad durante gran parte del partido, aunque se le escapó el triunfo. Volvieron a perdonar; en esta ocasión en un cuatro contra uno que no se puede fallar en Primera, y ese error costó muy caro. El Espanyol aterrizó en Vigo en una situación complicada, no solo por los resultados sino también por las sensaciones y con el futuro del técnico en entredicho por lo que los tres puntos hubieran sido una inyección de moral
Con tres cambios en el once respecto al que cayó ante la Real Sociedad, los espanyolistas saltaron con el mismo plan de esta temporada; un 4-4-2, con Matías Vargas más adelantado formando pareja atacante con Calleri, mientras que Wu Lei actuaba en banda derecha y Pedrosa en la izquierda por delante de Dídac. En los primeros compases, el Celta, que tampoco ha empezado el campeonato como esperaba, intentó controlar la posesión ante un Espanyol que buscaba presionar arriba, pero sin la intensidad necesaria para robarles el esférico. Y pronto se pudo complicar el partido. Diego López no acabó de salir a por un excelente centro de Denis, Santi Mina le ganó la espalda a los centrales pericos, pero cuando lo más fácil era introducirla al fondo de las redes, incomprensiblemente cabeceó fuera.
Los de Gallego tenían el bloque bastante bajo esperando salir con peligro a la contra, ya que el empuje de los celestes obligaba a meterse atrás a los pericos. Por su parte, los de Escribá presionaban mejor, con pocas distancias entre líneas y realizando mejores ayudas.
Ligera mejoría
Con el paso de los minutos, el Espanyol, sin hacer nada del otro mundo, empezó a asentarse y acercarse a las inmediaciones de Rubén. Estaba bien posicionado y salía con algo de criterio de su campo. Pero los errores le están penalizando mucho y un mal despeje de Dídac estuvo cerca de aprovecharlo Rafinha, aunque su remate desde la frontal salió fregando el palo. Los de Gallego estaban mejor que en anteriores encuentros, seguramente realizando la primera parte más sólida de lo que llevamos de campeonato, pero les faltaba estar acertado en el último pase para intentar acabar con sus malos números realizadores. El Celta, también con problemas con el gol, había desperdiciado dos buenas ocasiones y Diego López, en una gran intervención ante Hugo Mallo, evitó que inauguraran el marcador. Sin goles acabó un primer tiempo que los pericos aprobaron, sobre todo, por a la falta de puntería celeste.
Gran arranque
El pase por vestuarios sentó bien al Espanyol que no perdonó en su primera llegada tras el descanso. Calleri recibió un balón dentro del área, pivotó, se dio media vuelta y la dejó de cara a Pedrosa para que este superara a Rubén. Y poco después el de Castelldefels tuvo el segundo, pero el meta atajó su disparo. El tanto sentó muy bien a los de Gallego que ganaron en confianza.
Con el paso de los minutos el Celta incrementó su presión en busca de la igualada, aunque el Espanyol no pasaba apuros, a excepción de un disparo cruzado de Aspas. Gallego metió a Pipa y David López buscando más trabajo y mantener la renta. Estaban defendiendo bien sin pasar más apuros. Pero esto es peligroso. Todos empezaban a ver el triunfo cerca, tuvieron la sentencia en el 90’, pero perdonaron incomprensiblemente y el Celta en la última acción marcó y estableció un empate que hace daño. Mina, que en el primer tiempo falló un gol cantado, ahora no perdonó.