Si hay un nombre que ha aparecido en casi todas las conversaciones pericas este verano, ese es el de Roger Hinojo. El joven lateral izquierdo del Espanyol, con solo 20 años, se ha ganado su sitio en la pretemporada a base de trabajo, sacrificio y rendimiento. Y no lo ha hecho precisamente en su zona natural del campo: Manolo González le ha ido probando como central zurdo, en un rol nuevo para él pero en el que ha sorprendido gratamente.
“Un poco de todo, de adaptación, de cambio de posición, pero al final en este mundo te has de adaptar lo más rápido posible e intentar rendir lo mejor posible donde sea y cuando sea”, explicaba Hinojo en declaraciones a los medios del club. Sin dramas. Con madurez. Como quien lleva ya años bregando con esto del fútbol profesional.
Lo cierto es que el canterano ha sido una de las grandes noticias de la pretemporada, rindiendo a gran nivel incluso en contextos exigentes, como cuando compartió zaga con Miguel Rubio en el último amistoso. Su actitud está siendo impecable, y su progresión, más que evidente: “Bien, muy bien, cada día intentando trabajar y mejorar todo lo posible para llegar a la temporada en las mejores condiciones”.
Y claro, cuando un jugador joven empieza a destacar, el ruido alrededor crece. Pero Hinojo lo tiene claro: “Las cosas estas se han de intentar dejar aparte, mi objetivo y obligación es entrenar y mejorar cada día. Siempre que hay críticas positivas es bueno, pero has de apartarte de ellas y seguir trabajando como si no hubiese nada externo”.
No le falta razón. Porque aunque se ha ganado elogios, el panorama en defensa está más que poblado. Con Cabrera, Calero, Miguel Rubio y Pablo Ramón ya en la plantilla, y a la espera de si finalmente llega un refuerzo más (como Kumbulla, el gran deseado por Garagarza), los minutos en Liga se presentan caros. Lo mismo ocurre en el lateral zurdo, con Carlos Romero y José Salinas como opciones ya consolidadas.
Con ese contexto, la cesión a un club de Segunda División parece la solución más lógica, para que siga creciendo y tenga continuidad en el fútbol profesional. Porque calidad tiene, y personalidad también. “Al final es lo que quieres desde pequeño, llevo mucho tiempo aquí e ir dando pasos es un orgullo, intentando que sean los máximos posibles pero sin prisa e intentando hacer las cosas a su tiempo y lo mejor posible”, dice con esa mezcla de ambición y cabeza fría que tanto gusta en el vestuario.
Mientras tanto, su objetivo es claro: aprovechar cada entrenamiento, cada minuto, cada aprendizaje. “Ya solo entrenar con estos compañeros te hace crecer mucho, y cogiendo cosas de los centrales y laterales a nivel defensivo para integrarlo en mi juego y seguir progresando”.
Este viernes, el Espanyol se medirá al Newcastle en el último test de pretemporada, y Roger lo afronta como una oportunidad más para dar la talla. “Ante un rival como éste has de dar el máximo, pero nos irá bien para comenzar la Liga en buenas condiciones”.
¿Su meta a corto plazo? “Todo el mundo dice jugar el máximo de minutos, pero mi situación es crecer lo máximo posible y seguir trabajando para poder consolidarme en el primer equipo del Espanyol”.
No lo dice para quedar bien. Lo dice porque se lo cree. Y porque, si sigue en esta línea, no va a tardar mucho en conseguirlo.