La afición perica acudió al campo con el corazón en un puño. El Espanyol está en una situación complicada por culpa de los errores infantiles que ha ido cometiendo este curso. Pero el equipo se lo dejó todo en el campo y dijo muy alto que se quiere salvar. Cuando peor pintaba el partido, tras la remontada culé, no se hundió. Tiró de coraje y de orgullo, y logró el empate e incluso estuvo cerca de llevarse el partido. Como decía la canción de Peret, el equipo demostró que no estaba muerto y que, como coreó la grada, ‘sí se puede’.
Abelardo apostó por dos peticiones que tenían muchos aficionados durante los últimos tiempos: volver a ver David López en el doble pivote y a Óscar Melendo en el once titular. Y, además, tras más de tres meses, el conjunto perico salió de inicio con Sergi Darder, Marc Roca y el de Sant Adrià, sus tres canteranos más jugones. Una clara señal de que no iban a renunciar a nada. La afición perica tenía ganas de derbi y este empezó con un excelente ambiente en las gradas y una fuerte intensidad en el césped. Los de Abelardo salieron con una actitud muy positiva y con una fuerte presión en la línea de tres cuartos dificultaban el fútbol de los de Valverde. En los primeros minutos el balón fue azulgrana, pero la intensidad y buena predisposición local impedían que estos llegaran con peligros. El Espanyol apostaba por unas líneas muy juntas, con continuas ayudas en las coberturas, aunque no tenía el balón. Estaban demasiados encerrados en su campo, con un Melendo y Darder a los que les costaba entrar en contacto con el esférico, y esperando para salir con peligro a la contra.
David hace soñar
A falta de llegar con jugadas trenzadas, la primera aproximación con peligro del Espanyol fue con un lanzamiento de falta que sirvió para inaugurar el marcador. Tras la gran ovación en el minuto Dani Jarque, en el siguiente el RCDE Stadium estalló como nunca. Marc Roca, desde la banda derecha, sacó un lanzamiento de falta al corazón del área por donde apareció David López que llegando desde atrás cabeceó al fondo de las mallas de Neto. Un tanto muy celebrado y que puso el corazón de los pericos en un puño, ya que, pese a ser muy claro, fue revisado por el VAR. Con el marcador a favor, el Espanyol ganó en confianza y empezó a tener más el balón. Se transformó y empezó a ganar la mayoría de los balones divididos. Además, concedió muy poco a su rival, algo que no había sido normal en lo que se lleva de campeonato.
En los últimos minutos antes del descanso el Barça apretó y tuvo dos buenas ocasiones para empatar. Diego López atajó un cabezazo de Messi, mientras que Luis Suárez remató a la cepa del palo. Los pericos se iban al descanso con un resultado buenísimo.
Mazazo y reacción
Pero la vuelta al césped no fue sencilla. Salió algo blando en defensa y lo pagó. Luis Suárez empataba al rematar solo desde dentro de la pequeña y, poco después, Arturo Vidal le daba la vuelta al marcador con un buen cabezazo después de que la zaga perica no lograra sacar un balón. En 15 minutos habían tirado por tierra el gran esfuerzo del primer tiempo. Pero aún quedaba. Poco a poco se sobrepuso y encaró los últimos 15 minutos con confianza al verse en superioridad numérica. Wu Lei tuvo el empate, pero Neto sacó su remate, aunque después hizo enloquecer a Cornellà con el gol del empate. Un tanto que hizo creer y que propició que se fueran a por un tercero. No llegó, pero se puede.