El tiempo pasa, pero hay capítulos que siguen generando debate. Quique Sánchez Flores, entrenador del Espanyol en la primera etapa de la era Chen Yansheng, vuelve a hablar sobre su paso por el banquillo blanquiazul en una entrevista con Javier de Haro en Twitch. Y la expectación era alta, sobre todo porque el periodista había sido especialmente crítico con sus últimos tiempos en el club.
No es la primera vez que QSF se pronuncia sobre aquellos años. En su día, ya dejó titulares jugosos en un recordado PericosOnline.ràdio en el 2020, en entrevista realizada en plena pandemia, y también fue muy comentado cuando en otra tribuna calificó aquel proyecto como de “fantasma”. Ahora, con el tiempo de por medio y las cosas más reposadas, la pregunta era: ¿seguirá pensando lo mismo?¿Responderá a las críticas?
Si algo ha demostrado el técnico madrileño es que no se muerde la lengua. Y en una charla sin filtros, cualquier cosa podía pasar.
¿Qué recuerdo guardas de tu paso por el Espanyol, breve pero intenso?: “Fueron dos temporadas, que es de lo que se trataba. Menos 5 jornadas, se cumplió el contrato. Tengo un recuerdo de felicidad, ni difícil ni trabado. Me divertí muchísimo, todo estaba a favor de obra; en el segundo, se podría haber hecho más fácil, nos pusimos palos en las ruedas durante la temporada, iba a ser menos compleja pero no se llevó a término por muchas razones. Pero el objetivo se dio por cumplido, no pasar excesivas dificultades tras años complicados”.
¿Podías imaginar todo lo que ha pasado, con dos descensos y un baile de entrenadores y directores deportivos?: “No me lo podía imaginar, pero en la segunda temporada intuí al no trabara en la misma dirección, que se podía dar. Es una pena en un club tan histórico, con ese campo y esa afición encontrarme el club que me encontré, Hubo un momento importante, al acabar el primer año, la 2016-17, con poco se podía haber dado un salto monumental porque bastaba con apuntalar la plantilla con cuatro fichajes, se podría haber conseguido el top 10 que merece el Espanyol”.
¿Cómo fue tu llegada?: “Entre las opciones al acabar con el Wattford estaba la del Espanyol, Ángel Gómez me lo explicó muy claro que no era su primera opción. Con él y con Lardín trabajé estupendamente, qué pena que dos tipos con ese talento natural no tengan espacio en el Espanyol cuando se está necesitado. Ramon Robert apretó mucho por mí. Se hizo un buen año, el aficionado perico merecía un año alejado de fantasmas”.
¿Se sintió engañado por Ramon Robert, que supuestamente le dijo que había otro presupuesto para fichar?: “Fue todo muy sincero, el proyecto del primer año no quedó marcado. Robert nos dijo que había un budget de 15 millones y que ahí debían caber todos los fichajes, sabíamos que había que meter 12 futbolistas, por eso tanto préstamo y jugador libre, pero no nos condicionó para nada el caso de Caicedo. Yo no dije a Robert que no lo quería, fui responsable con el director deportivo y con Robert de darle la baja. Todos superentregados y volcados hasta última hora con los fichajes. Ramon Robert en ningún momento quiso tener opinión deportiva, dijo, sé de números pero no soy un director de fútbol, vosotros decidís. Pero había que ajustarse a esos 15 millones. Pero de los que se quedaron no sobraba nadie”.
La figura de Ramon Robert; De Haro siempre ha sido muy crítico con él: “El primer año hay que ser agradecidos que la gente trabajó con un empeño brutal, cada uno centrado en sus cargos y trabajando para tener una temporada tranquila, y se consiguió bien”.
¿Se arrepiente de algunos fichajes, como Martin Demichelis y Álvaro Vázquez?: “El primero no hizo daño a nadie, vino libre. Decía que venía bien, y no lo estaba, vio que no tenía posibilidades de rendir y se fue. Se portó muy bien. Con Álvaro insistí mucho, recordaba al que había tenido en el Getafe. Me advirtieron en el club que posiblemente no estaba tomando la decisión adecuada, me lo dijo Ángel Gómez. Hicimos once o doce fichajes, salió mal Álvaro, si nos dicen diesobre doce antes, pues estamos bien porque había otros jugadores de riesgo que dieron un rendimiento extraordinario. ¿Si tiene algo que ver con el contencioso con el Getafe? No, por amor de Dios, no tenía ningún contencioso con el Getafe. Por favor, no. El presidente cuando me fui se enfadó mucho y me dijo que iba a llevar a los tribunales, pero al mes me llamó y me dijo, somos amigos y la vida sigue. De esas cosas me entero ahora que llegasteis a ponerlo aquí sobre la mesa”.
El problema de las fichas y el límite salarial impidió reforzarse en el segundo año, cuando llegó Perarnau: “Si es así, así se demostró, no hay mucho más que decir. Es algo que quedó certificado con la siguiente plantilla, que fue inferior a la primera. Pero en vez de subir el nivel de exigencia teniendo una plantilla inferior hay que ser claros y decir que es posible que los objetivos desciendan. Hay que ser claros, lo que no puede ser el entrenador ser portavoz de todo eso. Pensando en el segundo año, he de decir que no me siento nunca engañado, sí que el proyecto que visualizamos en Londres y que elegí por sobre de otros pensando en el objetivo de hacernos más fuerte con el tiempo, y me di cuenta el segundo año que si no teníamos una mejor plantilla no íbamos a poder crecer. No asumí pero sí percibí que podíamos tener problemas por la confección de la plantilla”.
¿Por qué no se fue tras lo de Nápoles, cuando se le preguntó si no era feliz?: “Me parecía que era muy cobarde dejar un `proyecto porque el segundo año el club no puede alcanzar los fichajes que uno quiere. Me entristecía no poder dar el segundo paso de crecimiento, yo no podía decir que el equipo era peor y que no íbamos a conseguir mejorar, pero se me veía que estaba triste. Pensaba que en una semana empezaba la Liga. ¿Si sé lo que hizo Ramon Robert con Diego Reyes? No quiero que me hables mal de nadie, no nos posicionemos. Lo de Reyes me lo explican y lo entiendo”.
QSF rompe una lanza por Mao Ye: “Decir de Mao que es una buena persona, muy válida, supereducado y muy cercano. Todo lo lejos que está a la propiedad es cercano a la gente que trabaja en el Espanyol, da la cara, nos dio el afecto que necesitábamos para sentiros bien. Hablo en todo caso de hace ocho años”.
¿Te sorprendió el cese de Ángel Gómez?: “Yo estaba trabajando para completar la plantilla en el cierre de mercado, calaro que me sorprendió, como lo de Lardín lo de Ramon Robert, el tiempo que estuvo conmigo no me engañó, lo que me prometió me lo dio. A lo mejor era ese su problema, cumplir a lo que se había comprometido con el entrenador, entiendo que puedas hacer mal las cuentas”.
El segundo año: “En el segundo año lo que hice fue tirar para adelante. La clave fue que la fuerza en la dirección deportiva se puso más en los jugadores que en el entrenador, esa deriva no fue del todo tan positiva”.
Tras siete u ocho años, ¿qué pasó con el Stoke City?: “No me gustó la deriva que había tomado la temporada, era por momentos inentendible, con protestas con el entrenador cuando la temporada estaba yendo relativamente bien y éramos competitivos, pero había una protesta enfocada en la grada y no lo entendía, Vinieron los ingleses, estaba reciente el paso exitoso por la Premier, hablé con el club y con la sensación de que el que sobraba podía ser yo, dije, si tenéis otro entrenador me marcho. Estábamos reunidos para hacerlo, me dijeron incluso quién iba a ser mi sustituto, Javi Gracia, si se hubiese llegado a producir se hubiese explicado muy bien. Cuando volví de jugar en Copa contra el Levante se habían levantado de la silla los que estaban en conversaciones con el Stoke cuando dije que no había vuelta atrás, muy mal hecho. Hay cosas que no puedo entender, si estábamos rindiendo bien no entendía que la grada me apuntase, pensé que era el momento de irme si era el que sobraba. Era la oportunidad perfecta de hacerlo, pero no se dio. Expliqué al club cómo era la situación, pero era como dejar la relación tocada y casi hundida, y los aficionados sabían lo que pasó. Se rompió algo, bien con la afición, con el club, y a partir de ahí se distorsionó todo y fue bastante incómodo”.
Su cese: “Me dijeron de ir al despacho de uno de los directivos, Rousaud, y luego llamaron a Madrid. Nunca debí aceptar esa reunión en el despacho de un directivo sino el estadio o espacios del club, fue un despligue de autoridad innecesario ir a su despacho profesional. Fue absurdo. Y faltaban seis partidos y no hubiese pasado nada por acabar la temporada”.
¿Sigue pensando que es un proyecto fantasma?: “Cuando estábamos en el Espanyol nos dijimos mucho en entre el staff que qué buen club el Espanyol para estar y trabajar, historia, afición, estadio, objetivo, ciudad, lo repetíamos constantemente. Luego las cosas no salen como uno quiere, pero siempre dijimos que era un buen club, la lástima es que no se acabó extendiendo en el tiempo, porque todo esto hubiese sido evitable. Estás en momentos buenos en que no eres capaz de racionalizar en el estado en que estás, hay una perspectiva general en que esos dos años no se pasaron apuros ni dificultades grande, al contrario, nos estábamos preguntando si podíamos hacer más”.
El problema del Espanyol: “Lo que no he entendido nunca han sido las luchas de poderes, cuando imagino en un club en un objetivo no entiendo las diferencias entre los estamentos, ha de haber un alineamiento claro, todos unido en un objetivo y por debajo del club, las luchas por quién quiere mandar me han parecido siempre absurdas. Aunque nos hubiésemos torcido un poco el segundo año, se hubiese podido reconocer con naturalidad que no podíamos crecer como queríamos. Una anécdota: estando en Sevilla como entrenador coincidí con un ex jugador de aquellos tiempos que estaba con un agente, y me dice el representante, ‘es X y me pide que te pida perdón por la segunda temporada en el Espanyol porque dice que estuvo influido y no tuvo un buen comportamiento contigo’. Y dije que lo entendía, no estaba tan confundido, cuando la fuerza pasa de la puerta del entrenador a la del vestuario de los jugadores, las fuerzas son más caprichosas porque tenemos más experiencia y podemos analizar mejor las cosas”.
Las primeras conversaciones con Chen Yansheng: «Me supieron seducir bien; el primer año fue súper feliz, el segundo, feliz. Con Chen fue una comida el mismoo día de la final Real Madrid – Atlético de Madrid»
¿Volverías al club con la actual propiedad?: «No lo sé, es una pregunta complicada».
¿Te duele ver así al Espanyol?: «Duele ver al club como está ahora, porque hay mucha angustia. Y eso me fastidia pensando en que la gente en vez de disfrutar está en estado de agon´ñia, tengo tanta pasión por el fútbol que lo considero un espectáculo y quiero que vayan a disfrutar. Qué necesidad hay si esto depende de gente que lo haga bien, si proyectas bien una temporada, sale bien. Si la gente no está preparada el riesgo es infinito».
Alejo Veliz, al que tuvo en el Sevilla: «Es joven, hay que darle su tiempo, ha de acertar el sitio en que pueda rendir bien. Ha de estar en quipos que tengan muchos balones en el área».
¿Se salva el Espanyol?: «De corazón lo deseo, veo equipos peores. Ha conseguido dinámica d egrupo, e simportante estar unido y lo tiene, hay tres equipos peores y alguno más».
Manolo González: «Es lo que vemos, lo que representa es lo que es, sincero en las ruedas de prensa, lo que puede resultar incómodo a veces, pero tiene el carisma de tipo llano y sencillo, lo que necesita el Espanyol».
La camiseta de Messi: «Fue un acto súper espontáneo; con Messi, que pensado y visto tras cómo perdimos y con la afición en el Camp Nou fue un acto que me podía haber ahorrado. Pero lo hice muy inconscientemente. Con el Atlético lo lesionamos gravemente, pasé por el vestuario para hablar con él y tenemos una relación bastante buena».