A las doce en punto, con los focos encendidos y las camisetas recién planchadas, el club presentó a Raúl Jardiel como nuevo entrenador del Espanyol B. Firma por una temporada y llega con su mano derecha de confianza, Pablo Roldán. El plan, según confiesa el propio míster, es claro: trabajar para que la cantera vuelva a ser autopista directa hacia el primer equipo.
Garagarza, satisfecho con el perfil
El primero en tomar la palabra fue Fran Garagarza, director deportivo, que no se guardó elogios. “Jardiel es un técnico que teníamos referenciado, con una trayectoria para nosotros que encaja en la idea de formación y procesos de los chicos, exigencia y necesidad, de pensar en el jugador y no tanto en el equipo, y ahí encajaba. Ya ha tenido una base en una estructura profesional de ir subiendo peldaños hasta estar en el Zaragoza B e incluso como segundo del primer equipo, nos encajaba mucho. Luego hizo lo que llamo la ‘mili’ fuera de casa. Hubo también una reunión con Manolo González y encajaba en el perfil, estamos satisfechos, Tiene una muy buena edad, una trayectoria y un bagaje, además del staff que trae”.
Traducción rápida: al club le gusta que Jardiel combine trabajo en cantera con experiencia en vestuarios “de verdad”. Además, habrá refuerzo en los despachos, como confirmó Garagarza: “Hay dos cosas también que me parecen importantes: Víctor Ruiz se incorpora el área de mejora individual, llevará el proceso de los chicos que puedan estar en los equipos de rendimiento, y por último, hablar de Ander Garitano, que ya estuvo con nosotros el año pasado y este año trabaja como responsable de la etapa de rendimiento, léase filial, Vilassar y Juvenil A”.
Jardiel: gratitud y un discurso 100 % formativo
Cuando le dieron el micro, Jardiel fue directo al corazón perico: “Dar las gracias a Fran Garagarza por darme la oportunidad de venir a esta casa, llegar a uno de los clubes más importantes del fútbol Espanyol, ilusionado y deseoso de ponerme al frente del equipo, con muchas ganas de trabajar, implicarme en el equipo y devolver esa confianza adaptándome a los motivos que ha dado Fran Garagarza, centrarnos en el jugador, ser entrenador no solo de equipo sino de club, encajar en la estructura y comenzar a trabajar”.
Le preguntaron qué le sedujo del proyecto y tiró de honestidad: “Es uno de los clubes más importantes de España, y el Espanyol es una de las mejores canteras de siempre y tras haber hablado con Fran, en un momento en que hay una apuesta decidida por la cantera. Decididamente y con hechos esta cantera es importante para nutrir al primer equipo con ese futbolista catalán y de cantera, el club está dando mucha importancia a este trabajo, es el principal motivo”.
Un estilo que mira hacia arriba y hacia abajo
Sobre el césped, el aragonés no pretende inventar la rueda: “No es tanto mi propuesta la que he de implantar, a nivel de propuesta el filial ha de parecerse y recoger lo que viene de etapas inferiores, ser coherente y mirar a Manolo, al primer equipo. No voy a tratar que se adapte a mi propuesta, he de ser yo el que me adapte a lo que viene por abajo y mirar hacia arriba. He de centrarme como entrenador en ese proceso de tener jugadores para saltar, de que entren en el primer equipo y puedan responder”. Bingo: coherencia de cantera y puerta abierta a debutar en el RCDE Stadium.
Plantilla casi lista y un ojo en Vilassar
Garagarza, por su parte, soltó un dato clave: la plantilla del Espanyol B “está cerrada en un 90%. Si en dos días se cierran unos aspectos burocráticos estaría cerrada, ya que llevamos tiempo trabajando en ello. Salvo cinco jugadores, el resto serán canteranos o catalanes”. También confirmó que el Vilassar, equipo puente en la estructura blanquiazul, cobrará más protagonismo para que los chicos vivan la presión “de verdad” antes de dar el salto.
Empieza la faena
Mientras los jugadores pasaban revisión médica en la Clínica Corachán, Jardiel ya echaba cuentas con su cuerpo técnico. Por delante tiene semanas de sudor, amistosos y pizarra para ensamblar ideas. El reto es mayúsculo, pero su mirada lo decía todo: responsabilidad, sí, pero también un puntito de ilusión que contagia. Que así sea; el futuro perico se cuece en la fábrica y Jardiel acaba de ponerse el delantal.